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jueves, 9 de julio de 2020

Medicina Preventiva: de la retaguardia a la vanguardia

Opinión
Josezarate
Jue, 09/07/2020 - 12:34
Juan F. Navarro Gracia, jefe de Sección de Medicina Preventiva del Hospital General Universitario de Elche.
Juan F. Navarro Gracia
Juan F. Navarro Gracia, jefe de Sección de Medicina Preventiva del Hospital General de Elche.

Existe acuerdo unánime en considerar la pandemia de coronavirus como una de las situaciones de emergencia sanitaria más terribles que ha vivido la sociedad y el sistema sanitario en las últimas generaciones. Como si de una guerra se tratase, el tsunami del virus disolvió la organización sanitaria que conocemos, vació los hospitales de enfermos convencionales y dejó solos a hospitales y residencias, auténticos epicentros del terremoto asistencial, ante la oleada de casos que habían de llegar en los dos primeros meses de la pandemia.

La Administración sanitaria enmudeció y, al igual que en las guerras, surgieron, para afrontar la epidemia en cada hospital, los Comités Ejecutivos de covid, auténticos comités de crisis en cada centro. Estos comités los constituyeron, además de representantes de la dirección, un puñado de médicos y enfermeros de las especialidades más implicadas: Microbiología, Cuidados Intensivos, Medicina Interna-Infecciosas, Urgencias, Pediatría, Medicina Preventiva y Prevención de Riesgos Laborales, entre otros servicios.

El statu quo establecido asignaba hasta ahora a los servicios de Medicina Preventiva (SMP) el mismo papel que al resto de los programas de prevención: el de un actor secundario, si nos atenemos a los recursos que habitualmente les asignan las direcciones, muchos de ellos con un solo especialista por hospital. Pero hay pruebas suficientes, en la inmensa mayoría de los 344 hospitales públicos de España, de la destacada labor que han realizado los SMP en esta situación de emergencia sanitaria, convirtiéndose en uno de los servicios más determinantes para el buen control de la epidemia.

Basta con peguntar a los directores de hospitales, que se han apresurado ahora a pedir por la vía de urgencia nuevas plazas de médicos y enfermeros para los SMP, ante la previsible nueva escalada en otoño, o la iniciativa del Ministerio de Sanidad, con la exigencia este año de incrementar drásticamente las nuevas plazas de formación de especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública.

Los especialistas y enfermeros de Medicina Preventiva somos los profesionales más experimentados y mejor formados para controlar la transmisión de infecciones y los brotes epidémicos en el hospital. Lo hacemos todos los días con gran eficacia, y por eso precisamente salimos poco en los medios de comunicación: el trabajo bien hecho no da titulares.

Durante estos meses de la pandemia hemos dado la cara con profesionalidad, eficiencia y coraje. Hemos trabajado decisivamente en los planes de contingencia hospitalarios, en el diseño y organización de la atención a pacientes covid, en sus normas de aislamiento, en la desinfección y limpieza, en los equipos de protección personal de los trabajadores sanitarios, en la declaración de casos e información de contactos a Salud Pública, en la gestión de las cuarentenas, los contactos y los confinamientos de los trabajadores sanitarios y hasta como asesores de prevención en residencias de mayores y centros tutelados, entre otras actividades.

También hemos priorizado, y estamos especialmente orgullosos de ello, la atención permanente, presencial o telefónica, de nuestros compañeros los trabajadores sanitarios en contacto directo con enfermos de covid, atendiéndoles e informándoles de modo accesible y continuado, visitando las plantas para evaluar sus necesidades, buscando equipos de protección personal donde los hubiera y racionalizando las medidas de protección y los EPI. Esto nos supondrá seguramente ser convocados como testigos ante la Justicia en los contenciosos judiciales que planteen trabajadores enfermos o sindicatos, pero no nos importa, porque nos hemos volcado en protegerlos al máximo.

El resultado ha sido una exposición de los trabajadores sanitarios en los hospitales más que controlada, aun en condiciones adversas. Los trabajadores sanitarios han tenido, en la mayoría de los hospitales, unas tasas de infección sólo ligeramente superiores a las de la población general. Es verdad que se han diagnosticado por PCR muchas más infecciones en ellos que en población general, y que una parte de los casos en trabajadores sanitarios han sido inequívocamente nosocomiales, pero esto no significa que hayan tenido más incidencia, sino mucho mejor acceso al diagnóstico microbiológico en infecciones leves y como portadores.

Además, los SMP hemos soportado, como los que más, el coste humano y profesional que ha supuesto estar en primera línea de lucha contra la pandemia: hemos trabajado durante meses 12 o 14 horas diarias de lunes a domingo, hemos tenido a muchos compañeros de los SMP con infecciones graves por covid, hemos tenido que dejar semanas enteras a nuestras familias para poder seguir trabajando sin riesgo de contagiarles, hemos atendido y soportado las quejas y reclamaciones de compañeros expuestos llenos de angustia, aunque no fuera nuestra responsabilidad.

También, como no puede ser menos, hemos pasado también nuestra correspondiente ración de miedo, porque no somos héroes. No está nada mal para unos pequeños servicios a los que nunca se les ha dado los recursos que necesitaban. Resulta curioso el escaso eco mediático que ha tenido la decisiva participación de los SMP en el control de la pandemia, seguramente porque hemos sido los primeros especialistas movilizados y los últimos en verificar la desescalada.

Todas las predicciones de la OMS y organismos internacionales apuntan al retorno de las infecciones por covid en otoño, en un escenario permanente de microbrotes y persistencia de la infección (hiperendemia), tanto de covid como de gripe. Esto ocasionará frecuentes situaciones de alerta en los hospitales y en la población, que pueden comprometer gravemente por un tiempo tanto la vida social como la normal asistencia sanitaria a los pacientes.

Se necesita, por tanto, en este periodo, una estricta vigilancia y control de la epidemia, con una rápida adopción de medidas preventivas por equipos profesionales que conozcan bien su trabajo, tengan los recursos adecuados y estén plenamente conectados con los servicios clínicos y con los de Salud Pública. Por ello, daría un consejo infalible a las autoridades sanitarias: inviertan de una vez en profesionales cualificados frente a la covid-19. Inviertan en servicios de Medicina Preventiva.

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