sábado, 1 de enero de 2022

¿Qué pasó con el prestigio social y poder adquisitivo de los médicos?

Carmen Fernández
carmenfernandez
Dom, 02/01/2022 - 08:00
Profesión
Los médicos están mostrando estos días su desilusión con la profesión en las redes sociales.
Los médicos están mostrando estos días su desilusión con la profesión en las redes sociales.

Recientemente, en una entrevista con Xavier Lleonart, secretario general del sindicato Médicos de Cataluña (Metges de Catalunya, MC), me decía: “Nuestras demandas no son como las de los sindicatos de clase, y para las administraciones, sin  embargo, nuestras demandas son 'de trabajadores’. Entre unos y otros nos quieren silenciar (…). El facultativo es un aristócrata para el común de los trabajadores, pero para la administración y las patronales del sector son meros obreros cualificados”.

La proletarización de la medicina (el paso de una profesión vocacional y con un estatus elevado a un trabajo asalariado con escasa autonomía) explica, en parte (hay más factores), lo que le ha sucedido en las últimas décadas.

Les cuento: desde niña he veraneado en una urbanización de una localidad muy turística de la costa catalana. Cuando empecé a ir por allí, las mejores casas (torres las llamamos en Cataluña) eran de médicos. Hoy varias de esas otrora magníficas segundas residencias están en manos de gente ajena a la profesión, languidecen por falta de mantenimiento o están abandonadas. Es una mustia imagen que evoca lo sucedido a la profesión médica; generalizando mucho, puesto que, como todo, depende de especialidades, ámbitos de trabajo, si se realiza pluriempleo o no y/o zona geográfica. Y se puede resumir con esta frase: ser médico hoy (o médica, que las féminas son ya mayoría) no es garantía de mayor prestigio social y poder adquisitivo.

Como periodista viví la época en la que en los hospitales concertados catalanes (que no los del Instituto Catalán de la Salud, con personal estatutario) los médicos negociaban con las gerencias sus condiciones laborales y salariales (convenio franja). Hoy, sin embargo, los facultativos de la mayoría de esos centros están dentro del mismo convenio (el del Sistema sanitario integral de utilización pública de Cataluña-Siscat) que el resto de colectivos profesionales, sanitarios y no sanitarios. Y así sucede también en el convenio colectivo del sector sanitario privado y en el de las residencias de ancianos de esta comunidad autónoma.

El nivel de precariedad y falta de estabilidad en el empleo y las condiciones de trabajo y de sobrecarga en algunos ámbitos asistenciales, como el de la atención primaria, también están contribuyendo a depreciar la profesión.

La crisis de 2008 y los consiguientes recortes presupuestarios dejaron en evidencia lo mal pagados que están los sanitarios, no sólo los médicos, en España, y que a costa de ello tenemos una sanidad pública bastante más sostenible que otras de nuestro entorno.

La pandemia, además, ha confirmado la escasa influencia de los médicos sobre las administraciones competentes, que les han ninguneado (incluso a los especialistas en la materia) e, incluso, agraviado  - "En algunos centros de salud no cogen los teléfonos, los cuelgan, de repente no hay médicos" y "cada vez se ve de manera más recurrente como en algunos centros de salud, no en todos, ya empieza a haber mucha tensión al utilizar los espacios de todos para colgar sus pancartas. No todos quieren trabajar ni arrimar el hombro", dijo días atrás la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso -.

¿Por qué traigo este asunto a colación exactamente hoy, 2 de enero, y no hace cinco o diez domingos? Pues porque estos días veo a muchos profesionales de la medicina y la enfermería exponiendo en redes sociales que ya no disfrutan con su trabajo, han perdido la ilusión, están agotados física-mental-emocionalmente, no se sienten valorados ni recompensados… .

La pandemia ha dejado al aire varios déficits de la sanidad española; entre ellos, este: el maltrato a los sanitarios en general y, en particular, a los médicos.

Ojalá 2022 sea el año del fin de esta terrible crisis sanitaria mundial y el del principio de una estrategia de recursos humanos más inteligente, más conveniente y más justa en nuestro Sistema Nacional de Salud.

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