miércoles, 26 de diciembre de 2018

Anuario 2018: nuevo gobierno, incertidumbre, promesas y urgencias profesionales

Acaba el año y, pese a los numerosos cambios que ha habido en 2018, sigue a la expectativa, pendiente de que se aborden algunas de las principales urgencias profesionales. La crónica de la política sanitaria nacional de este año incluye un nuevo gobierno, tres ministras diferentes, proyectos parados, promesas en marcha y un sector que tiene la sensación de que en los últimos años la sanidad vive en stand by

Se acercaban las vacaciones de verano y el año avanzaba como acostumbra la política – la sanitaria y las demás- en los últimos tiempos: despacio, a trompicones y con incertidumbres, sorpresas y parones; cuando el 1 de junio se consumó el bombazo: moción de censura mediante, Mariano Rajoy y todo su Ejecutivo se vieron obligados a dejar el Gobierno, que pasó a manos del PSOE, con Pedro Sánchez como presidente.

El lógico cambio de ministra de Sanidad dejó a Carmen Montón como sustituta de Dolors Montserrat. La dirigente popular dejó muchos planes pendientes (ley de menores y alcohol, estrategia de medicina personalizada, déficit de médicos, ley de cuidados paliativos, plan renove de tecnología sanitaria, creación de nuevas especialidades médicas, troncalidad…), y Montón entró en el ministerio con dos nuevas prioridades: derogar buena parte de los mandatos del Real Decreto 16/2012, comenzando con devolver la universalidad sanitaria, y desarrollar una estrategia global contra las pseudoterapias.

En el medio año largo que estuvo en el cargo, Montserrat estuvo al mando de la sanidad catalana, con la aplicación del artículo 155 iniciada el año anterior. En el primer semestre fueron protagonistas diversos temas: el déficit de médicos, la nueva composición del Consejo Asesor del ministerio (criticado desde diversos frentes políticos y profesionales), la firma del acuerdo con la industria alimentaria para reducir la sal, grasas y azúcar en la comida procesada, la regulación de los productos homeopáticos en la que aún trabaja la Agencia del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) y un Consejo Interterritorial celebrado en abril, en cuyo orden del día entraron muchos de estos temas.

La inmensa mayoría de estos planes aún esperaban concreción y desarrollo cuando Montserrat tuvo que dejar el ministerio y llegó Montón. La elegida por Pedro Sánchez venía de la consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana -donde la sustituyó Ana Barceló, una de las caras nuevas en las consejerías este año junto con Alba Vergès en Cataluña y Pilar Ventura en Aragón- y sólo duró en el cargo como ministra algo más de tres meses.

Montón dimitió como consecuencia de la polémica generada por las posibles irregularidades de un máster universitario sobre estudios de género que realizó en 2011. En noviembre, la justicia archivó el caso, pero las consecuencias ya se habían producido: semanas antes, el 11 de septiembre, la presión política, profesional y social habían provocado la dimisión de Montón.

La exministra Carmen Montón entrega la cartera del Ministerio de Sanidad a María Luisa Carcedo, quien la sucede en el cargo.

La exministra Carmen Montón entrega la cartera del Ministerio de Sanidad a María Luisa Carcedo, quien la sucede en el cargo.

Además de los citados proyectos sobre universalidad y pseudoterapias, la exministra no tuvo mucho tiempo más para desplegar cambios o continuar con proyectos del Gobierno anterior, como el déficit de médicos. Sí dejó prometido que, tras la universalidad, los siguientes cambios sobre el decreto 16/2012 serían sobre copago farmacéutico. En concreto, apuntó, sustentada por el propio Sánchez, que la progresiva eliminación del copago farmacéutico se iniciaría “en los pensionistas más vulnerables”.

En un entrevista con este periódico, apenas una semana antes de dimitir, Montón dejó claras sus ideas y planes sobre otras cuestiones. Prometió seguir desarrollando el baremo de daños sanitarios, trabajar en cambios normativos que incluyeran la salud en todas las políticas, reformar los informes de posicionamiento terapéutico, repensar el acuerdo con la industria farmacéutica… En torno a una de sus señas de identidad en su época de consejera, la lucha contra la privatización sanitaria, la por entonces ministra rebajó el tono del discurso y no planeó ningún cambio concreto.

Con el nuevo Ejecutivo, los presupuestos para 2019 en el aire y el posible adelanto electoral, 2018 apenas ha mirado a medio-largo plazo

Montón sí tuvo tiempo de celebrar un Consejo Interterritorial, aunque fue monográfico sobre la nueva sanidad universal. La salida del PP y de Montserrat del Gobierno dejó sin celebrarse otro Interterritorial, también monográfico, sobre financiación sanitaria, que tampoco llegó a celebrarse en el mandato de Montón y que la actual ministra, Carcedo, ha prometido retomar dada la presión por parte de todas las comunidades autónomas.

Tras el semestre de Montserrat y el trimestre de Montón, Carcedo lleva algo más de cuatro meses como ministra. Tres ministras en un año no son la mejor receta para la estabilidad. En una entrevista concedida a DM sólo unas horas después de ser nombrada, Carcedo desgranó sus intenciones; muchas suponían continuar los planes de su predecesora.

Con los cambios de ministras llegaron cambios en el ministerio y en las instituciones ligadas a Sanidad. Con Carcedo, el exconsejero de Sanidad de Asturias Faustino Blanco sustituyó como secretario general a Ricardo Campos, que había llegado en el equipo de Montón. Los directores generales también han ido cambiando y dos de los principales agentes sanitarios también tienen nuevos jefes: María Jesús Lamas llegó a la dirección de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), en sustitución de Belén Crespo, y Raquel Yotti dio el relevo a Jesús Fernández Crespo al frente del Instituto de Salud Carlos III.

Foto de familia del Consejo Interterritorial de Sanidad, con la ministra y los consejeros autonómicos, que se está celebrando este jueves en el ministerio.

Foto de familia del primer Consejo Interterritorial presidido por la ministra Carcedo, el pasado noviembre.

Más allá de concretar el plan contra las pseudoterapias, Carcedo dio continuidad a las promesas -aún sin traslación práctica- de Montón sobre el copago, sumando a los pensionistas más vulnerables un nuevo colectivo que, en el futuro, no tendrá que copagar: familias con rentas bajas e hijos a su cargo.

En el tiempo que lleva en el ministerio, una de las grandes novedades ha sido el plan para introducir en el SNS las inmunoterapias T-CAR, como parte de un plan global de terapia celular y, a su vez, de una estrategia aún más general de medicina personalizada que apenas ha empezado a redactarse. De forma paralela, el Senado ha acogido la ponencia sobre Genómica.

De esta forma, tras presentarse el plan sobre terapias T-CAR el mes pasado, hace sólo unos días Carcedo anunció la aprobación de la financiación de la primera de estas terapias, dirigida a ciertos tipos de leucemias y linfomas.
La próxima novedad en la era Carcedo podría ser la nueva Estrategia de Salud Mental del SNS, cuya aparición está fijada para antes de que acabe el año.

El año acaba con diversas huelgas y protestas en varias autonomías, síntoma del hartazgo de los profesionales

El mes pasado, la ministra presidió su primer Consejo Interterritorial, en el que también se anunciaron novedades relevantes. Ministerio y comunidades autónomas definieron el primer calendario de vacunas para todas las edades común en el SNS, dieron luz verde a una reforma asistencial del modelo de atención al cáncer infantil y aprobaron la financiación en adultos de los monitores continuos de glucemia en diabetes tipo 1, entre otras cuestiones.

El déficit de médicos fue, junto a la financiación sanitaria, el gran ausente en este Interterritorial. Una de las grandes preocupaciones del sistema y de los profesionales sanitarios comenzó a abordarse con el Gobierno del PP, pero el PSOE, que ha garantizado que la retomará, aún no ha dado pasos visibles al respecto.

Todos estos cambios en el ministerio coinciden con un panorama general de inestabilidad e incertidumbre política que afecta a la sanidad. Desde que Sánchez llegó al Gobierno flota en el aire la posibilidad de un adelanto electoral que ha ido ganando fuerza en estas últimas semanas de año. Además, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2019 aún no se han presentado y están en el aire, aunque el Gobierno insiste en que los presentará en enero. De que salgan adelante o se prorroguen los actuales dependen en buena medida muchas de las decisiones prometidas en sanidad.

Tres consejerías han cambiado de ‘dueño’: Alba Vergés en Cataluña, Ana Barceló en Comunidad Valenciana y Pilar Ventura en Aragón

Con todo este panorama, el sector sanitario se sigue moviendo entre la expectación, las dudas, la incertidumbre, el inconformismo y las críticas. Los profesionales sanitarios quieren mejoras ya y el año concluye con los ánimos calientes en forma de huelgas y protestas en diversas comunidades y especialidades. Los médicos quieren que de una vez la clase política aborde las deficiencias en atención primaria, las decisiones sobre nuevas especialidades y la troncalidad, la posible renovación del modelo MIR, la falta de financiación, los déficit en infraestructuras y equipamientos…

El ministerio debe coordinar todos estos esfuerzos, pero muchos dependen de las comunidades, que continúan su trabajo, aunque en ocasiones en stand by vista la incertidumbre política y presupuestaria. Un año más, la sanidad no ha podido funcionar al cien por cien, y tanto el sistema como los profesionales lo notan.

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