Son 30 los nodos de información que conforman la red Itemas, cuyo principal objetivo es promover el alumbramiento de nuevas ideas dentro de los hospitales y servir de sostén para que se desarrollen y se conviertan en productos sanitarios útiles. Desde que comenzó su actividad, en el año 2010, se han formado expertos para dirigir el proceso de innovación y se han creado unidades en prácticamente todos los hospitales de tercer nivel que fomentan y gestionan la innovación. Hay que localizar las buenas ideas, generar un itinerario para que haya financiación, dar el soporte logístico necesario y ayudar en las relaciones con las empresas para que los productos lleguen finalmente al mercado.
Es una apuesta clara por crecer desde la base porque los hospitales son contenedores de conocimiento, que resulta clave en la innovación. “España tiene un muy buen sistema sanitario y un nivel de investigación alto y, sin embargo, nuestra situación en las tablas de clasificación internacionales relativas a innovación es francamente mejorable. Por eso, era importante contar con una estructura como Itemas; venimos a cubrir una necesidad”, explica el coordinador de la plataforma, Galo Peralta.
En estos ocho años, se han identificado un buen número de iniciativas y los resultados están llegando; en el mercado se han colocado productos que han nacido de los profesionales de la sanidad, se han formado nuevas empresas (spin-off y startup) y parte de los beneficios han retornado al sistema.
Entre 2014 y 2017, se han puesto en marcha 66 spin-off y startup en los nodos Itemas con productos que ya han deparado ingresos a los centros, en algunos casos cuantiosos. Concretamente y a tenor de los datos incluidos en la estadística de 2017, se han colocado 465 productos en el mercado, 773 ideas se encuentran en período de valoración, se está cuantificando el valor de otras 466 desde el punto de vista del mercado, hay 732 proyectos en desarrollo y 465 están en fase de mercado.
Principales escollos
Pero también se han reconocido los principales escollos que impiden que esta dinámica sea tan habitual en nuestro entorno como lo es en los países anglosajones, donde los niños descubren en la escuela lo que es el emprendimiento.
El primero es una inercia cultural fuertemente asentada: “Estamos en un nuevo escenario. Solemos relacionarnos con el sector privado para comprar fármacos, tecnología o servicios, pero no para colaborar. Tampoco estamos acostumbrados a que algo que surge y se desarrolla dentro del hospital produzca un retorno de fondos, aunque sea pequeño”, comenta Peralta. El coordinador de la red de innovación recuerda que el 30 por ciento del presupuesto del país va a parar al sector sociosanitario y parte importante a la compra de productos a la industria.
No se trata de minusvalorar el procedimiento convencional, el que parte de la empresa, que sigue siendo un canal válido, sino de no perder las posibilidades que ofrece la base del sistema: “El cambio cultural todavía está empezando, hay que trabajar en toda la cadena porque esto lleva tiempo, pero para el país es una oportunidad aprovechar todo ese conocimiento. Los profesionales atesoran ciencia, utilizan la tecnología y saben lo que hace falta”.
La segunda barrera es la legal: “El contexto legal actual no facilita el emprendimiento. En España resulta muy difícil y más en el sector público”. Según Galo Peralta, la compra pública innovadora (CPI) es todavía infrecuente salvo cuando existe financiación específica que obliga a utilizar este recurso para la incorporación de productos: “La CPI suena bien en la teoría pero llevarla a la práctica es complicado porque el concepto es comprar algo que no está en el mercado y choca frontalmente con la inercia del sector público. Nuestro entramado legal desmotiva el uso de esta fórmula”.
Itemas ha emitido varios informes sobre el actual marco legal; existe confusión sobre lo que se puede y no se puede hacer. La Ley de la Ciencia fue un revulsivo para la regulación de la innovación, pero se adapta mejor a la Universidad o a la actividad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que a los hospitales. Otro reto que no es baladí es que los nuevos productos sanitarios alcancen el mercado global: “El lenguaje es distinto y tremendamente competitivo porque hay que llegar a todo el mundo, queremos que nuestros productos no se queden aquí para tratar solo a nuestros pacientes”.
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