jueves, 28 de febrero de 2019

Ferrer afronta el futuro con el foco en los medicamentos de marca

Ferrer, con sede en Barcelona, vive su 60 aniversario inmersa en un proceso de desinversión para focalizarse en productos farmacéuticos de marca. Inscrita en esta estrategia, hace unas semanas anuncio la venta de Tarbis Pharma, su división de genéricos, a la india Hetero. “Queremos ser una farmacéutica global de marca que aporte innovación y diferenciación a sus productos, y estamos abiertos a desinvertir en todo aquello que no entre en esta definición”, explica a CF su CEO, Mario Rovirosa.

El ejecutivo afirma que el core business de la compañía ya responde a esta definición, pero que ahora se está acometiendo el proceso contrario al iniciado hace dos décadas, cuando se optó por diversificar para reducir el riesgo. “Nos llevó a invertir en vacunas, materias primas, genéricos y diagnósticos, y algunas de estas áreas no han acabado de funcionar y otras, aunque funcionan, pensamos que es mejor venderlas y reenfocar nuestros recursos”.

El objetivo es destinar lo ingresado en comprar productos, “a poder ser, hospitalarios y con presencia en distintos países”, o compañías, “que permitan generar sinergias con nuestras estructuras”. Primero por rentabilidad, pero también “porque en el mundo farmacéutico es importante destacar en algo concreto”.

“Aunque no sea el foco de nuestra estrategia, hay un vínculo emocional con el OTC”

La compañía cerró 2018 con unos ingresos globales de 660 millones de euros, pero dado que son previsibles más movimientos como el de Tarbis, apunta que es muy difícil hacer previsiones de cierre a estas alturas del año. “Si no se produjeran desinversiones, tenemos claro que tendríamos un crecimiento en ventas y beneficios”, defiende.
Entre de las áreas en las que está focalizada la farmacéutica, Rovirosa resalta dolor y sistema nervioso central (SNC), que define como históricas y en la que siguen apostando por el desarrollo internacional y la investigación con algunos de sus medicamentos maduros. Entre sus marcas para SNC destaca Somazina (citicolina) y Gamalate B6. Específicamente en dolor, cuentan con Gelocatil, combinaciones de tramadol paracetamol y el año pasado comercializaron un fentanilo por vía oral transmucosa (Abfentiq).

Previsiones difíciles

Pero el producto de mayor facturación es un huérfano para hipertensión arterial pulmonar: Remodulin (treprostinilo). Otra área relevante es la de cardiometabolismo. Hace unos años la compañía lanzó su polipíldora Trinomia para la prevención secundaria cardiovascular desarrollada junto con Centro Nacional de Investigación Cardiovascular (CNIC). El principal reto con este tratamiento es mejorar sus números internacionales. “Modificar los hábitos de prescripción y consumo de los distintos países está costando más de lo que habíamos pensado”, observa. La facturación de la polipíldora se sitúa en torno a los 10 millones de euros, pero si se consigue registrar en Rusia, lo que podría suceder en 2019, y en Estados Unidos, un hito que podrían lograr en 2020, “su dimensión podría cambiar de forma importante”.

“Con la polipíldora vemos que es difícil modificar los hábitos de prescripción y consumo”

Entre las novedades más recientes del laboratorio dentro y fuera del mercado español está el antibiótico tópico Ozanex (ozenoxacino), para impétigo no ampolloso, que es un producto de investigación propia y que está en fase de lanzamiento en Estados Unidos.

Ferrer dedica a la I+D un 5 por ciento de su facturación. Gran parte de los recursos recaen en proyectos “de investigación incremental”, que se desarrollan en su centro de California procedente de la compra de Alexza, desde el que vio la luz Adasuve (loxapidina), para SNC. En esta área hay desarrollos en epilepsia, Parkinson y síndrome del vómito cíclico, y los primeros lanzamientos podrían producirse entre 2021 y 2022. También tienen proyectos “de más riesgo y a más largo plazo”, que se llevan a cabo en España, en concreto para lesión modular y retinopatía diabética, junto a otros “de innovación más leve”.

“Queremos aumentar nuestra presencia internacional a través de filiales”

Siguen apostando por el negocio OTC, que desarrollan solo en España. “Aunque no sea el foco de nuestra estrategia, no nos queremos desprender, en parte porque existe un cierto vínculo emocional por parte de la propiedad de la compañía” (la familia Ferrer-Salat). Muchas farmacéuticas abrazaron el autocuidado como un refugio ante la crisis pero para Rovirosa “es una oportunidad, tenemos marcas interesantes y podemos hacer mejor lo que ya hacemos”.
Fuera de la fronteras españolas, Ferrer está presente en 115 países y tiene 19 filiales. Rovirosa asegura que quieren que el mercado nacional pase a representar un 20 en lugar del 40 por ciento de su facturación, y crecer en número de oficinas. Estas filiales se dedicarían a la comercialización de productos especializados. “Pueden ser pequeñas y de estructura no demasiado compleja, como son nuestras filiales europeas”, expone el ejecutivo.

Vuelta al origen

La compañía Ferrer cumple en 2019 sesenta años de historia. “La Ferrer de entonces era muy farmacéutica, con mucha vocación internacional, y ahora creemos que el futuro pasa precisamente por potenciar el negocio de marca y no pensar que el mercado español va a tener que solucionar nuestros problemas. Es casi como volver a los orígenes”, señala Mario Rovirosa, CEO de Ferrer. “Otra cosa muy vigente entonces y ahora es nuestra apuesta por Barcelona y el compromiso con la sociedad”. Afirma que la familia Ferrer Salat está muy comprometida con “devolver a la sociedad una parte de lo que le da”.

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