martes, 28 de mayo de 2019

La selección de subgrupos con AR optimizará los tratamientos

Bajo el paraguas de enfermedades reumáticas se engloban hasta 250 entidades o patologías diferentes y su prevalencia no deja lugar a dudas de su importancia: según los datos del Estudio Episer 2016 (Estudio de prevalencia de las enfermedades en la población adulta en España), cerca de 1 de cada 4 adultos en España sufre una enfermedad reumática, lo que supone en torno a 11 millones de personas.

No obstante, Juan José Gómez-Reino, presidente de la Sociedad Española de Reumatología (SER), que ha celebrado su congreso anual en Valencia, indica que es una especialidad en la que el diagnóstico precoz y la personalización de los tratamientos avanzan, pues son “una constante que se aprecia en cualquiera de las patologías englobadas”. Pero hay que insistir en que no se trata de eventos circunscritos a personas mayores y ancianos. Según recuerda Marcos Paulino, miembro de la Comisión de Comunicación, Relaciones con Pacientes y Responsabilidad Social Corporativa de la SER, “uno de cada mil niños desarrollan artritis juvenil y hay muchas enfermedades que aparecen en adolescentes o personas jóvenes, como las espondilitis, las artropatías y el lupus eritematoso sistémico”.

Manejo y definición

Para Pilar Trenor, presidenta del comité organizador local del congreso, posiblemente la patología con mayor impacto en este ámbito es la artritis reumatoide (AR). Según apunta Ana Ortiz, reumatóloga del Hospital de la Princesa, de Madrid, un aspecto clave en este caso es el “diseño de nuevos fármacos para su tratamiento y la obtención de datos en la práctica clínica de los recientemente desarrollados, como en el caso de las pequeñas moléculas”. Pero matiza que el foco en la actualidad no se centra en novedosos tratamientos para la enfermedad, sino en “el mejor manejo y la definición de subgrupos de pacientes”.

Destaca la artritis reumatoide (AR) refractaria, que plantea muchos problemas y consumo de recursos en la práctica clínica diaria. Se trata de un grupo heterogéneo de pacientes que sigue existiendo a pesar de la ampliación del arsenal terapéutico a la que hemos asistido en las últimas décadas. Una de las bases del problema, reconoce Ortiz, es que no existe aún una definición consensuada de qué criterios son los que definen a este tipo de pacientes y, al hilo de ello, estudios especialmente dirigidos.

Las directrices de Eular 

Ha subrayado el elevado número de pacientes que, aunque no bien establecido, según diversos trabajos se situaría entre el 6 y el 20% del total de pacientes con artritis reumatoide. Por ello, la Liga Europea contra el Reumatismo (Eular) tiene en marcha un grupo de trabajo en esa dirección: “Por ahora, tenemos los resultados de una encuesta a más de 400 reumatólogos, que marcan algunos criterios más o menos claros: un DAS28 mayor de 3,2, la fatiga, la imposibilidad de suspender los corticoides y la falta de respuesta a dos fármacos modificadores de la enfermedad sintéticos y a dos biológicos, por ejemplo, pero aún no están aceptados por la comunidad científica”. 

Alerta además de que “muchos estudios se centran en la resistencia, pero realmente los pacientes incluidos no se adaptan a los criterios señalados”. Para mejorar el manejo de los pacientes con AR en cualquier momento de su evolución, “se necesita avanzar en el desarrollo de herramientas que prevean la aparición de la enfermedad en individuos predispuestos, la reactivación o persistencia de la actividad inflamatoria en pacientes ya diagnosticados o pronosticar la respuesta a los distintos tratamientos disponibles”.

Se habla de resistencias, pero realmente algunos pacientes no se adaptan a los criterios señalados 

En los últimos años, los profesionales han observado un fuerte crecimiento de las enfermedades de tipo degenerativo metabólico asociadas al envejecimiento poblacional, como la artrosis o la osteoporosis, a lo que se suma el problema de las fracturas de cadera. Sobre la osteoporosis, Antonio Naranjo, reumatólogo del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, destaca el futuro e inmediato impacto de romosozumab -un AM humanizado, diseñado para inhibir la actividad de la esclerostina-, aprobado por la FDA y en fase de aprobación en Europa: “Se administra por vía subcutánea y su indicación será en pacientes con muy alto riesgo de fractura como los que ya han padecido una”. A su juicio, “romosozumab es un potente formador de hueso, superior al otro fármaco osteoformador comercializado actualmente (teriparatida) y a los conocidos antirresortivos como los bisfosfonatos”.

Sobre la osteoporosis en cáncer de mama, los expertos indican que la duración del tratamiento es un tema controvertido, dado que no hay estudios a muy largo plazo y, en el caso de algunos fármacos como los bisfosfonatos, a partir de 5-10 años de tratamiento debe evaluarse a fondo la necesidad de continuar con ellos”. Naranjo también se ha referido a la suspensión de denosumab, indicando que “debido a la pérdida de masa ósea, debe plantearse un tratamiento alternativo”.

Propuestas de manejo específico e integral 

Las enfermedades reumáticas se benefician de un enfoque global y multidisciplinar. Un buen ejemplo lo representa la artritis reumatoide (AR), que recientemente ha recibido el apoyo del proyecto SROIR-AR, puesto en marcha por la consultora Weber, en colaboración con Lilly y la asociación ConArtritis. Se trata de un conjunto de 22 propuestas para un abordaje e integral, fruto del consenso de un grupo multidisciplinar.

Rosario García de Vicuña, jefa del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de la Princesa, en Madrid, indica que la puesta en marcha de estas propuestas generaría un retorno social de 913 millones de euros, el triple de la inversión necesaria para llevarla a cabo: 283 millones de euros.
Las 22 propuestas se distribuyen entre el área de diagnóstico, en pacientes con menos de 2 años y con 2 ó más años desde el diagnóstico.

El diagnóstico se centra en una detección precoz, mediante la formación en los síntomas dirigida a medicina de atención primaria y a urgencias, así como la implantación de rutas de acceso rápido desde primaria y especializada a reumatología. Incluye atención psicológica para todos los pacientes tras el diagnóstico.

En las dos siguientes categorías, García de Vicuña ha destacado la importancia de las consultas de artritis precoz y la puesta en marcha de consultas de enfermería. Jenny de la Torre, enfermera experta en reumatología del Hospital General Universitario de Valencia, que ha participado en la elaboración de las propuestas, asegura que “las intervenciones y cuidados de enfermería suponen un ahorro considerable al Sistema Nacional de Salud. Tanto es así, que el valor económico obtenido en el proyecto habría sido distinto si no se hubiera contado con las propuestas y aportaciones de enfermería”. En su opinión, existe mucha diferencia entre los centros hospitalarios que cuentan con enfermería especializada en patologías reumáticas y los centros que no cuentan con estos equipos.

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