jueves, 27 de junio de 2019

El daño renal en el paciente onco-hematológico condiciona su pronóstico

Los pacientes con neoplasias malignas suponen un número cada vez mayor de las personas que consultan al nefrólogo. Isidro Torregrosa, del Servicio de Nefrología, del Hospital Clínico Universitario de Valencia, concreta que “actualmente, la atención a los pacientes onco-hematológicos con patología renal supone una parte importante de la actividad asistencial del Servicio de Nefrología de nuestro centro. Si nos referimos a pacientes hospitalizados, la patología renal en el paciente onco-hematológico (fundamentalmente, fracaso renal agudo, pero también alteraciones hidroelectrolíticas o enfermedad renal crónica) supone el primer motivo de consulta a nefrología desde otras especialidades y el 16% de las interconsultas, por encima de medicina interna, cardiología o cirugía, especialidades que, tradicionalmente, ocupaban los primeros lugares. En consultas externas, la onco-hematología también es en nuestro hospital una importante fuente de primeras visitas, superada tan sólo por la atención primaria”.

El Servicio de Nefrología de este hospital valenciano, junto a los servicios de Oncología, Hematología y Anatomía Patológica y conjuntamente con el Instituto de Investigación Incliva, han organizado una reunión específica sobre Onco-nefrología centrada en dos vertientes: problemas renales en patología hematológica y oncológica.  Torregrosa ha coordinado el encuentro, donde se ha otorgado un especial interés al diagnóstico precoz, especialmente de la afectación renal, puesto que supone un factor clave en el pronóstico del paciente, sobre todo en el caso del mieloma, donde el 50% de estos enfermos presentan afectación renal.

“Se abordaron temas como el diagnóstico y tratamiento de la amiloidosis primaria y de otras enfermedades hematológicas con afectación renal, la prevención del daño renal asociado a la quimioterapia con agentes derivados del platino, así como el papel de las nuevas terapias dirigidas en pacientes con cáncer, la toxicidad renal asociada a su uso o el problema que supone el cáncer en el trasplante renal”, enumera Torregrosa.

Lesiones renales asociadas con el cáncer

Jose Luis Górriz, jefe de Servicio de Nefrología, e Isidro Torregrosa, jefe de Sección de Nefrología Clínica, ambos del Hospital Clínico Universitario de Valencia.

Por su parte, José Luis Górriz, jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Clínico de Valencia, expone a DM que “la oncología y la hematología han experimentado un gran avance en los últimos años, tanto desde el punto de vista del diagnóstico como del tratamiento. Esto se ha traducido en una mejora de la supervivencia de los pacientes, pero, por otro lado, esta mayor supervivencia se acompaña de la aparición de complicaciones, entre ellas el daño renal, que puede estar relacionado con la propia enfermedad de base (al afectar el cáncer al riñón) o, cada vez con más frecuencia, debido a la toxicidad renal de los fármacos utilizados. Es importante mencionar la aparición de complicaciones debidas a reacciones de hipersensibilidad manifestadas por inflamación renal intersticial o por proteinuria, que no son exactamente mecanismos nefrotóxicos, pero que se presentan también como mecanismo de lesión renal como consecuencia de los nuevos tratamientos anticancerosos. Son todavía menos frecuentes la aparición de glomerulonefritis secundarias al cáncer, pero todo ello plantea un amplio abanico de lesiones renales relacionadas con el cáncer”.

El desarrollo de insuficiencia renal en el paciente oncológico supone un problema de primera magnitud, porque puede condicionar el pronóstico, “especialmente, porque un número importante de agentes frente al cáncer no se van a poder utilizar o al menos no a las dosis habituales en aquellos pacientes con función renal reducida, ya que se presentarían más efectos nefrotóxicos. Ello limita el arsenal terapéutico en estos enfermos. Es, por tanto, fundamental la prevención, detección y tratamiento precoz, tanto del cáncer como de las posibles complicaciones renales”, recuerda Górriz.

El manejo de la nefrotoxicidad empieza en la prevención

Precisamente, sobre el manejo de la nefrotoxicidad de los fármacos oncológicos Górriz apunta que empieza “en la prevención, anticipando los posibles problemas, asegurando la correcta hidratación del paciente y evitando usar a la vez otros fármacos nefrotóxicos”. En determinados casos, continúa este especialista, se pueden emplear simultáneamente otros agentes que han demostrado acciones nefroprotectoras. “Una vez aparece el daño, es fundamental la coordinación de la atención entre oncología o hematología y nefrología para decidir qué fármacos y a qué dosis son los más adecuados para el paciente. Hay que tener en cuenta que en este tipo de patología no siempre existen alternativas eficaces al fármaco que ha causado el daño renal”.

¿Está implantada la Onco-nefrología en los centros españoles?

Si bien esta área relativamente nueva ha despertado un gran interés dentro de la nefrología y cada vez son más los hospitales que cuentan con una consulta específica, Górriz considera que su implantación con unidades específicas es aún escasa. “Desde el grupo de Onco-nefrología de la Sociedad Española de Nefrología se está haciendo un esfuerzo para apoyar y potenciar la creación de estas unidades multidisciplinares, ya que se considera que pueden mejora de forma significativa la atención a estos pacientes tan complejos. También pueden servir, por supuesto, para impulsar la investigación en este campo que está en constante y rápida transformación”.

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