El Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declaró en España el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19 ha tenido un impacto directo en los pacientes con migraña, una de las enfermedades crónicas más prevalentes (es el primer motivo de consulta en Neurología) e incapacitantes.
Esto se ha debido fundamentalmente a la cancelación de consultas externas presenciales que, como reconoce David Ezpeleta, secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y neurólogo de los hospitales Quirónsalud de Madrid y San Juan de Dios, de Pamplona, “han estado cerradas durante la fase álgida de la pandemia en la mayoría de los centros”.
Este contratiempo, explica Ezpeleta, ha afectado a todos los pacientes neurológicos, incluyendo a quienes padecen migraña y otras cefaleas, y ha producido “una parada asistencial de casi dos meses (que ha repercutido sobre pacientes nuevos, revisiones, pruebas complementarias, administración de fármacos como toxina botulínica, infiltraciones y bloqueos anestésicos, seguimiento de pacientes con anticuerpos monoclonales, ensayos clínicos, etc.), cuyas consecuencias clínicas son numerosas y fáciles de intuir”.
Pasado el susto inicial de la pandemia
Entre ellas, por supuesto, el empeoramiento de la situación de los pacientes con migraña. “Durante el primer mes la sensación es que los pacientes lo han llevado relativamente bien, ya que su preocupación estaba en la Covid-19. En las últimas semanas, sin embargo, ya hemos apreciado que, pasado el susto inicial de la pandemia, los afectados se muestran mucho más doloridos e incluso hay pacientes que están desesperados porque ha empeorado mucho su situación”, explica Patricia Pozo-Rosich, responsable de la Unidad de Cefalea y de la Migraña del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona.
Los pacientes con migraña se muestran mucho más doloridos e incluso algunos desesperados
Su opinión la comparte Ezpeleta, quien, en cualquier caso, reconoce que el confinamiento también ha podido tener el impacto contrario en algunos de los pacientes, “al haberse reducido el estrés laboral y social” y al haber permitido la adopción “de unas pautas de vida muy rutinarias, con espacio diario para el ejercicio o la meditación en el propio domicilio”, clave todo ello para el control de la dolencia.
Recuperar el tiempo perdido
La cancelación de consultas externas se ha salvado en parte gracias a las consultas telemáticas, sobre todo a través de llamadas y consejos telefónicos, pero ahora, con la instauración paulatina de lo que se ha dado en llamar como nueva normalidad, el reto es recuperar el tiempo y las consultas presenciales perdidas, sobre todo entre pacientes que requieran tratamiento.
El parón obligado en los tratamientos puede provocar que los pacientes pierdan fuelle y vuelvan a estados originales de la enfermedad
David Ezpeleta se muestra optimista respecto a estos últimos, ya que, en su opinión, las cefaleas y en especial la migraña “son enfermedades agradecidas y, en la mayoría de los casos, será posible reconducir la situación, aunque conllevará un esfuerzo extra de los clínicos y comprensión y paciencia por parte de los pacientes”. No tan esperanzada se manifiesta Pozo-Rosich, quien considera que el parón obligado en los tratamientos puede provocar “que los pacientes pierdan fuelle y vuelvan a estados originales de la enfermedad, con lo que, de alguna manera, habrá que volver a empezar”. La especialista matiza que no se trata de un tema “de vida o muerte”, pero asegura que sí que es posible “que empeore la calidad de vida de los pacientes durante tres meses o más” mientras recuperan la cadencia al tratamiento y responden a él de nuevo.
Respecto a las consultas perdidas, por su parte, Ezpeleta reconoce que “llevará mucho tiempo” recuperarlas, ya que la demanda asistencial “será mayor” tras estos meses de parón; algo a lo que, además, se une la necesidad de atender a los pacientes “con seguridad, reduciendo las agendas, evitando retrasos en la consulta y la acumulación de pacientes en las salas de espera”. En ese sentido, el secretario de la Junta Directiva de la SEN aboga por la adopción de “soluciones de gestión clínica creativas” (que dependerán de cada centro y de sus posibilidades), entre las que “la teleneurología puede y debe contribuir” a la hora de descongestionar este nuevo panorama asistencial.
Patricia Pozo-Rosich se posiciona en términos similares. En su opinión, las consultas de neurología “ya estaban muy saturadas de base, recibiendo a pacientes cada 10 minutos”, un ritmo que no va a poder mantenerse con las nuevas necesidades de distancia social. La responsable de la Unidad de Cefalea y de la Migraña del Vall d’Hebron aboga por la contratación de personal y, al igual que Ezpeleta, por el recurso a la telemedicina para visitar a todos aquellos pacientes que no tengan obligatoriamente que ser recibidos en consulta. No obstante, Pozo-Rosich recuerda que la telemedicina “no va a poder sustituir del todo ciertas visitas, ciertas pruebas y ciertos tratamientos” en pacientes con migraña.
Cefaleas más intensas en pacientes con migraña
La cefalea es un síntoma conocido en la Covid-19, pero relativamente poco frecuente. Según Ezpeleta, en las primeras series generales de infectados se ha descrito entre el 6% y el 23% de los casos y dura pocos días. Sin embargo, y aunque todavía no se han publicado series de Covid-19 en migrañosos, el neurólogo explica que hay pacientes “que describen crisis de especial intensidad”.
Desde la Unidad de Cefalea y de la Migraña del Vall d’Hebron han observado esa misma relación y han iniciado un estudio para intentar entenderla mejor. Pozo-Rosich tiene una hipótesis al respecto: que la afectación al olfato de la Covid-19 puede tener un impacto en los nervios del sistema trigémino-vascular, responsable de activar la migraña, por contacto directo del virus con las mucosas respiratorias, puerta de entrada natural del virus. “Es posible que esa reacción inicial del cuerpo explique una inflamación trigémino-vascular que es la que provoca el dolor de cabeza. Pensemos que el receptor ACE que necesita el virus para internalizarse en nuestro cuerpo es un receptor muy importante en migraña y que hay fármacos preventivos en migraña que lo que hacen es bloquear ese receptor”, argumenta.
Una cefalea aislada en un no migrañoso o una aparentemente distinta en un migrañoso es improbable que se deba a Covid-19
¿Pueden llegar a confundir los pacientes que padecen migraña un brote propio de la enfermedad con un síntoma de la Covid-19?, preguntamos a los neurólogos. “Las crisis de migraña suelen ser en cada paciente bastante estereotipadas y la mayoría son capaces de diferenciarlas de cefaleas nuevas”, responde Ezpeleta, quien, no obstante, reconoce que cualquier información sobre la Covid-19 “ha producido y produce una sobrerreacción a todos los niveles, no solo en los pacientes”. En todo caso, añade el portavoz de la SEN, tanto médicos como pacientes deben “aprender a gestionar la incertidumbre” y a quedarse con un mensaje básico: una cefalea aislada en un paciente no migrañoso o una cefalea aparentemente distinta en un migrañoso, sin otros síntomas como tos, fiebre, anosmia, etc., es improbable que se deba a la Covid-19.
No obstante, y siempre que la cefalea sea muy fuerte (“dado que tampoco es normal tener una cefalea tan refractaria”) y que se combine con otros síntomas propios de la Covid-19, Patricia Pozo-Rosich anima, por último, a los pacientes a consultar con su neurólogo o en los servicios de Urgencia para salir de dudas.
Consejos para los pacientes con migraña
El Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (Gecsen) ha elaborado un documento con cinco consejos para que los pacientes con migraña hagan frente al confinamiento actual y a los que puedan repetirse en el futuro por los efectos de la pandemia provocada por el coronavirus. Los expertos añaden que, si bien no se ha podido demostrar un mayor riesgo de contagio de la Covid-19 en los pacientes con migraña, éstos deben seguir las recomendaciones establecidas por el Sistema Nacional de Salud de cara a limitar la infección.
- Tener un suministro adecuado de medicamento. Los pacientes con migraña y cefalea en racimos deben tener a mano en cantidad suficiente los medicamentos que utilizan de forma habitual como tratamiento de sus ataques y como preventivo.
- Considerar alternativas para evitar la consulta médica. Desde Gecsen se anima a evitar, siempre que sea posible, la consulta médica presencial y a optar por alternativas telemáticas como las que se han implantado en la mayoría de hospitales españoles.
- Tener en cuenta la rutina y la dieta para reducir los desencadenantes de la migraña. En un momento en el que, debido a las circunstancias, muchos pacientes de migraña se han visto obligados a trabajar desde sus domicilios, los expertos recuerdan la importancia de hacer un mayor esfuerzo para cumplir con un horario regular en relación a la dieta, la hidratación y el sueño, ya que la ruptura de los horarios habituales puede ser un desencadenante de la migraña.
- Mantener la calma y limitar el estrés. Tanto el estrés como la ansiedad son desencadenantes de brotes por lo que hay que hacer todo lo posible por evitarlos. Desde Gecsen animan a los pacientes a seguir estrategias de autocuidado, practicar técnicas de relajación y realizar ejercicio físico suave.
- Buscar métodos alternativos de interacción social. Las vídeo-llamadas múltiples que permiten determinadas aplicaciones como Zoom o WhatsApp pueden ser útiles, “siempre y cuando la intensidad del brillo de la pantalla de la televisión o del ordenador no se comporte como un desencadenante de dolor”.
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