domingo, 28 de junio de 2020

Las consonantes aspiradas aumentan la transmisión del SARS-CoV-2

José Ramón Zarate
Josezarate
Dom, 28/06/2020 - 13:15
Ciencia inútil
Grupos de personas y redes de transmisión vírica.
La efusividad expresiva y la fonética de cada idioma se añaden a los factores que propician la transmisión de los virus.

Preocupados por la transmisión aérea del SARS-CoV-2, Georgios P Georgiou y Ahmad Kilani, lingüistas de la Universidad RUDN, en Moscú, decidieron estudiar los efectos de los fonemas en la producción de gotitas.

Un estudio de 2003 en The Lancet con el primer SARS había visto que las palabras aspiradas como /p/, que producen más gotitas, se usan más en inglés que en japonés, por lo que en aquella ocasión los estadounidenses que estaban en China por negocios o turismo se contagiaron más que los japoneses que habían viajado allí. Por lo tanto, concluía que el hecho de que los dependientes chinos de las tiendas que podrían haber estado hablando con turistas japoneses en japonés pero con turistas estadounidenses en inglés explicaría la infección cero de los turistas japoneses.

No pudiendo reprimir las ganas de poner su granito de arena en el aluvión de estudios científicos que ha ocasionado el coronavirus, aunque su disciplina les quede algo alejada de la virología, los lingüistas rusos, en un artículo que publican este mes en Medical Hypotheses, apoyan aquella conclusión de Sakae Inouye, de la Universidad Otsuma, en Tokio, de que las consonantes aspiradas pueden producir más gotitas que las no aspiradas. Para verificarlo, han analizado los 26 países más infectados (más de mil casos) a partir del 23 de marzo. Excluyeron Suiza por la variedad de idiomas en su territorio, así países con muchos casos (Italia) o muy pocos (Japón).

Aunque su análisis no encontró diferencias estadísticas entre los dos idiomas con aspiración y sin aspiración, “en los países en los que el idioma dominante aspira las consonantes, hubo más individuos infectados por Covid-19. Estos hallazgos -dicen- pueden tener implicaciones epidemiológicas para la transmisión del virus en cada país, en función de si hay o no consonantes aspiradas en el idioma dominante".

Un factor, algo extravagante, que se une a los cientos de circunstancias que rodean la transmisión vírica. Más que animarles a que aprendan japonés, habría que aconsejar a los ciudadanos que moderen su efusividad expresiva y controlen las ganas de escupir palabras al prójimo. También, que no hablen con la boca llena y que mantengan las distancias con el interlocutor; si antes de la pandemia era una norma básica de educación cívica, ahora es una obligación sanitaria.

 

 

Las distintas pronunciaciones de cada idioma influirían en la mayor o menor expulsión de gotitas contagiosas. Off José R. Zárate Off

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