La otra cara de la moneda de los crecientes movimientos negacionistas de la pandemia de coronavirus y antivacunas que se nieguen a vacunarse cuando esté disponible la vacuna serán los que quieran hacerlo a toda costa, aun cuando no figuren entre los grupos de riesgo prioritarios que se establezcan por parte del Ministerio de Sanidad y las autonomías en la estrategia coordinada de vacunación que han acordado adoptar y en la que ya se está trabajando. ¿Qué ocurrirá con esos individuos? ¿Podrán vacunarse comprando la vacuna de forma privada? ¿Y si optan por una vacuna diferente a la elegida por el Gobierno?
Situaciones semejantes se han vivido recientemente, cuando la Administración decidió la exclusión de la vacuna de la varicela del calendario infantil. En el caso de la futura vacuna o vacunas contra la covid-19, sin embargo, todo los expertos coinciden en negar la mayor: será prácticamente imposible que las vacunas disponibles entren al canal privado para su compra por particulares. Así lo cree Amós García, presidente de la Sociedad Española de Vacunología: “Dudo mucho que esas vacunas lleguen a las farmacias. Estamos hablando de una pandemia y las vacunas tienen que llegar a la población que las necesita y eso va a hacer que se controle mucho, porque no sólo nos tenemos que vacunar nosotros, se tienen que vacunar también los ciudadanos de toda Europa, de toda África... así que dudo mucho que estén disponibles vacunas para la vacunación privada”.
Según explica el presidente de la Sociedad Española de Vacunología, “todo va a estar canalizado a través de las compras centralizadas que se hagan. España está integrada en la central de compras europea no sólo de una vacuna sino de varias y esas vacunas son las que van a llegar a nuestro país, no van a llegar otras. Dudo mucho que en el contexto de una pandemia haya un mercado paralelo privado. Cuestión diferente será una vez normalizada la situación, una vez hayamos recuperado no ya la nueva normalidad sino la normalidad de siempre”.
También Julilán Olalla, presidente del Comité Científico del I Congreso Nacional de Covid, ve “muy difícil imaginar a corto plazo una situación de libre acceso a este tipo de vacunas. Es fundamental que se garantice que el Estado puede hacerse con un número de vacunas suficiente para realizar la vacunación de los colectivos que se decida” y, por tanto, esa compra privada queda implícitamente descartada en un contexto de escasez de vacunas.
“Este asunto es lo bastante serio como para que los Estados y la Comunidad Europea establezcan una estrategia basada en prioridades y eso implica que no se permita la compra privada por lo menos en una primera fase de la vacunación”, dice, aún con mayor rotundidad, Juan Luis Jiménez, presidente del Colegio de Médicos de Orense. En su opinión “dependerá también de la disponibilidad de vacunas, pero si la estrategia se basa en colectivos como sanitarios y vulnerables habrá que utilizar toda la disponibilidad inicial de vacunas en ellos. Hay que entender que no estamos hablando de un problema individual solo sino de salud pública. Por tanto, salud pública es la que debe decidir lo que debe hacer cada ciudadano para preservar la salud de todos”, concluye.
La directora del Instituto Borja de Bioética, Montse Esquerda, también lo tiene claro: “Este es un problema de salud pública, así que no es igual que otras vacunas. Los problemas de salud pública no pueden dejar flecos privados. Iría contra la equidad que una persona pueda conseguirla, cuando no hay para los colectivos prioritarios, como los sanitarios. En este momento y en este tipo de problemática debe de haber una priorización”.
Pero, por otro lado, “es difícil prohibir la compra privada. Habría mercado negro, y no se podría requisar... “, plantea el investigador de la UPV/EHU, Íñigo De Miguel.
Mientras, el ex asesor de la Organización Mundial de la Salud y codirector del máster de Bioética de la Universidad Internacional de La Rioja, Vicente Soriano, admite que “el Estado tiene una obligación de poner todos los medios y recursos para facilitar que haya una vacuna y llegue a todo el mundo”, pero añade: “De ahí a prohibir que los privados pongan dinero y puedan comprar una vacuna, creo que las dos cuestiones deberían coexistir”.
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