El comité de huelga de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico Universitario de Santiago ha denunciado la movilización de personal entre esta unidad y otros servicios hospitalarios, poniendo así en riesgo tanto a pacientes como a profesionales.
Según Alfonso Mariño, médicos de la UCI, personal de enfermería y auxiliares son movilizados no sólo entre la UCI Covid y la UCI no Covid, sino a otras unidades hospitalarias, en algún caso el mismo día, “dependiendo de las necesidades”. Mariño añade que con esta manera de proceder no existe trazabilidad: “Si trabajaron en varios sitios, no hay forma de saber qué contactos hubo en cada uno de ellos”.
Alberto Rodríguez Lamas, con una experiencia de 20 años en UCI, confirma que, cuando quedan camas libres, se moviliza al personal a otras unidades: “Esto no puede ser, el personal de UCI tiene que estar siempre al cien por cien”.
El pasado mes de octubre el sindicato CIG presentó ante la Inspección de Trabajo una denuncia en la que acusa a la Gerencia del Área Sanitaria de Santiago y Barbanza de incumplir los protocolos del Ministerio de Sanidad que establecen la diferenciación del personal entre el área Covid y no Covid, “de manera que el personal de la zona Covid está siendo un vector de transmisión de SARS-CoV2 a pacientes y otro personal de la zona no Covid”. No se ha producido todavía una respuesta de la Inspección de Trabajo, según CIG.
Los trabajadores sostienen también que falta formación, que se contrata a personal que procede de otro tipo de servicios y no ha atendido nunca a pacientes críticos. Incluso en algunos casos es su primera experiencia laboral. Reconocen que es necesario realizar contrataciones pero exigen que las personas que se incorporen a la UCI reciban la formación necesaria: “Ahora yo no tengo la seguridad de que quien hoy es una enfermera mañana no sea una paciente”, ha enfatizado Mariño.
Más de once semanas de huelga simbólica
Respaldados por CIG, los profesionales de la UCI compostelana llevan más de once semanas manteniendo una huelga simbólica, ya que los servicios mínimos son del cien por cien. También han protagonizado varias concentraciones, la última este martes por la mañana, ante las instalaciones del Servicio Gallego de Salud (Sergas) en la capital gallega.
El origen del conflicto se retrotrae al final del verano cuando este colectivo denunció deficiencias estructurales y reclamó una unidad de cuidados intensivos nueva. Asegura
que las actuales instalaciones están obsoletas, una reivindicación que sigue intacta: “Otras comunidades autónomas hacen hospitales enteros y aquí no se puede hacer una UCI”, ha lamentado Alfonso Mariño. Una de las principales demandas es que la UCI deje de ser un espacio abierto y se compartimente en cubículos: “Está fuera de toda duda que si estuviese compartimentada, el paciente tendría más autonomía, se reducirían los riesgos y los familiares podrían acercarse hasta el cubículo y ver al paciente y el paciente a ellos”.
Cuando aparecieron los primeros casos de Covid, la gerencia duplicó el número de camas de la UCI de 15 a 30 (15 para UCI Covid y otras 15 para la no Covid) y actualmente se han habilitado otras 17 en reanimación. El comité de huelga ha recordado que el pasado mes de junio se comprometió a hacer una reestructuración para construir cubículos, lo que todavía no se ha materializado. Hace unos días recibió una nueva propuesta “sin planos ni fechas y con una formación para los profesionales de una hora de duración”.
La Gerencia responde: sólo se derivan profesionales a UCI
La Gerencia del Área Sanitaria de Santiago y Barbanza ha emitido este miércoles un comunicado en el que niega que derive profesionales de la UCI Covid a otras unidades de hospitalización. Revela que en 2020 acordó con el personal de enfermería de UCI las restricciones de movilidad interna solicitadas, “criterios que la dirección de enfermería cumple escrupulosamente, por lo que los profesionales tan sólo son derivados a otras unidades de críticos y cuando las necesidades asistenciales lo requieren”.
Sobre la formación, explica que el plan docente cuenta con cursos de formación continuada en procedimientos de cuidados críticos y que el personal contratado tiene la formación necesaria para atender a los pacientes de estas unidades. A tenor de los datos que aporta, durante el año pasado en esta área sanitaria se desarrollaron 232 cursos de formación en prevención de riesgos y uso de EPIS, en los que se formaron casi 3.400 profesionales.La dirección se compromete a que las obras de reforma integral de la UCI de adultos del
Hospital Clínico comiencen este año en cuanto la situación epidemiológica lo permita. Destaca que así se lo comunicó a los trabajadores el pasado año y se lo reiteró el viernes pasado y, para demostrar que no se trata de una promesa vacua, alude al anuncio que la Consejería de Sanidad hizo en el Parlamento y a la partida de 1,5 millones de euros incluida en los presupuestos de la Xunta de Galicia para el 2021.
El plazo de diseño y ejecución será de cuatro meses. Para dotar al proceso de mayor dinamismo, saldrán a concurso público conjuntamente la redacción del proyecto y la ejecución de la obra. La dirección ratifica que la UCI pasará a tener cubículos cerrados, pero subraya que más de un tercio de las camas UCI de los hospitales españoles son “abiertas” y que no fue hasta hace unos años que se empezaron construir unidades con cubículos: “Así pues, la situación que denuncian es la misma que se produce en una parte importante de los hospitales de España”.
Recuerda que en diferentes ocasiones explicó que las obras no se pudieron llevar a cabo en el verano porque los expertos aseguraron que no se podían completar con garantías para hacer frente a las necesidades asistenciales: “La situación epidemiológica producida durante el verano demostró que optar por la prudencia fue una decisión adecuada, ya que fue preciso disponer de las dos UCIS habilitadas. De haber realizado las obras durante el verano-otoño de 2020, el hospital se hubiera visto obligado a suspender la actividad quirúrgica y vería comprometida su capacidad para atender a pacientes críticos”, versa la nota oficial.
Además, la gerencia saca a colación la inversión de casi 800.000 euros realizada en el servicio de cuidados intensivos desde el inicio de la pandemia. Entre otras actuaciones, se contrató a más de 60 profesionales de Enfermería para atender la UCI específica para Covid, se implantó un nuevo sistema de monitorización tecnológica (cuyo coste fue de medio millón de euros), se renovaron el 80% de las camas de pacientes críticos y se incorporaron 11 nuevos respiradores.
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