domingo, 28 de febrero de 2021

La covid-19 trae otra revolución higiénica

José Ramón Zárate
Josezarate
Dom, 28/02/2021 - 08:00
El Escáner
Higiene y covid-19
Los impulsos históricos a las medidas higiénicas han evitado millones de muertes prematuras.

En los primeros meses de la pandemia, en medio del desconcierto mundial, las superficies contaminadas, orgánicas e inorgánicas, eran las principales sospechosas de la transmisión del SARS-CoV-2. La experiencia con las peligrosas bacterias hospitalarias así lo sugería. De ahí la fiebre de los guantes aislantes, el ozono purificador y los geles alcoholizados, y la moda de los ridículos codazos.

Varios estudios que hallaron una dilatada supervivencia de ARN viral en plásticos, vidrio, cartones y materiales diversos apuntalaron esa convicción. Había que fumigar y desinfectar hospitales, hogares y calles. A partir del verano, otros estudios empezaron a comprobar que ese riesgo no era para tanto, y que los contagios se producían sobre todo por aerosoles. La purificación del aire interior o la ventilación deberían prevalecer sobre la limpieza compulsiva.

Aun así, la inercia acumulada y el temor subyacente siguen impulsando el lavado de manos y el empleo de geles desinfectantes. Y las autoridades sanitarias continúan aconsejando esas medidas. Según informaba Nature, en 2020 las ventas mundiales de desinfectantes de superficies fueron de unos 5.000 millones de dólares; la entidad que gestiona el metro y los autobuses de Nueva York se gastó, por ejemplo, casi 500 millones en limpiezas y desinfecciones.

Pero la contaminación con ARN viral no es necesariamente causa de alarma, tranquilizaba en Nature el microbiólogo Emanuel Goldman, de la Universidad de Rutgers. "El ARN viral es el equivalente al cadáver del virus; no es infeccioso". Aunque varios ensayos han comprobado la persistencia del virus durante varios días en la piel, en el papel y en otros materiales, Goldman y otros advierten de que "son experimentos efectuados con cantidades gigantescas de virus, nada de lo que encontrarías en el mundo real".

Póquer con rinovirus

Otros, en cambio, son menos escépticos: "Sólo porque no se pueda demostrar la viabilidad, no significa que no haya habido virus contagiosos allí en algún momento", afirmaba el epidemiólogo Ben Cowling, de la Universidad de Hong Kong. Sin embargo, una combinación de ensayos efectuada en 1987 por un equipo de la Universidad de Wisconsin con cartas de póquer contaminadas con rinovirus demostró que la única vía de contagio posible era la aérea.

Algunas pesquisas en contagiados chinos han determinado que el foco infeccioso de SARS-CoV-2 era un botón de ascensor o calzado que había pisado aguas contaminadas, y en China ha habido cierta histeria con alimentos congelados importados y supuestamente infectados. De todos modos, han de conjugarse varios factores ambientales y personales para que ese contagio se produzca.

Aun así, la OMS sigue considerando peligrosas esas superficies y recomendando la desinfección, aunque solo sea por el principio de precaución. Preocupados por las consecuencias de una higiene excesiva, un amplio equipo internacional alerta este mes en Proceedings of the National Academy of Sciences del riesgo de alterar la diversidad microbiana, la conocida hipótesis de la higiene. “Los grupos de alto riesgo que sucumben a la covid-19 incluyen aquellos con afecciones preexistentes, como diabetes y obesidad, que también están asociadas con anomalías del microbioma. Las medidas y prácticas actuales de control de la pandemia tendrán efectos amplios, desiguales y potencialmente perjudiciales a largo plazo para el microbioma humano, dada la implantación de la separación física, la higiene extensiva y otras medidas que influyen en la pérdida microbiana global”.

Hito de la medicina moderna

Otros estudios han observado con satisfacción que las medidas anti-covid han reducido otras infecciones víricas y bacterianas tanto en la comunidad como en los hospitales. Hay que recordar que gran parte de las históricas reducciones de mortalidad -ahí están Ignaz Semmelweis, Edwin Chadwick, John Snow y otros salubristas- se deben al simple lavado de manos, al saneamiento de las aguas, a la paulatina sustitución de las letrinas callejeras por inodoros y al alcantarillado.

Una famosa encuesta realizada en 2007 por British Medical Journal entre 11.000 personas sobre los principales hitos de la medicina moderna dio como ganador a la mejora de las condiciones higiénicas (una encuesta paralela entre científicos otorgó esa primacía a las vacunas). Quizá haya que invertir más en detección de virus voladores y purificación del aire, pero la revolución higiénica que ha traído el coronavirus puede hacernos más limpios y saludables, aunque en cierto sentido más indefensos. Habrá que ver cómo se compagina esa mayor higiene con la pérdida del valioso microbioma y con la falta de entrenamiento inmune: un difícil equilibrio.

La progresiva implantación de pautas higiénicas ha sido una de las medidas más eficaces en la historia contra las infecciones. Pero la excesiva limpieza tiene un coste inmune . coronavirus Off José R. Zárate Off

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