"La Hidradenitis o Hidrosadenitis Supurativa (HS) es una enfermedad crónica inflamatoria inmunomediada, sistémica, progresiva y supurativa de la piel, muy dolorosa y en muchas ocasiones incapacitante. Afecta aproximadamente al 1% de la población y se manifiesta en forma de nódulos inflamados recurrentes dolorosos que evolucionan hacia la formación de abscesos y supuración de pus en zonas como axilas, ingles, región perineal y/o perianal, glúteos o región inframamaria". De esta forma se explica qué es y en consiste la hidrosadenitis supurativa en una guía que acaba de editar la Asociación de Enfermos de Hidrosadenitis (Asendhi), con el aval de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
El texto está dirigido expresamente a farmacéuticos de hospital y su objetivo es acercarle la información más relevante acerca de esta enfermedad y del impacto en la calidad de vida de las personas que la padecen, que es grande. "La hidrosadenitis afecta tanto al ámbito social, sexual, laboral y psicológico. Por eso es muy importante el diagnóstico y tratamiento tempranos para evitar la progresión de la enfermedad”, señala Silvia Lobo, presidenta de Asendhi. Y es que, según el II Barómetro de la Hidradenitis Supurativa llevado a cabo por Asendhi en 2018, la media de diagnóstico se sitúa en los 10 años, y al menos transcurren una media de 25,8 visitas al médico desde el primer síntoma hasta el diagnóstico.
Joaquín Borrás, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Inflamatorias Inmunomediadas (GTEII) de la SEFH, defiende que los farmacéuticos de hospital tienen un "papel fundamental en el tratamiento y la educación de los pacientes con hidrosadenitis supurativa, dado que la provisión de atención farmacéutica a estos pacientes les ayuda a conseguir unos mejores resultados en salud”. Concretamente, desde Asendhi destacan su labor en la revisión individualizada de cada fármaco en cuanto a indicación, posología, precauciones y consejos para la administración; en el impulso de una correcta adherencia, y en la transmisión de advertencias y efectos adversos más comunes.
"El farmacéutico también actuará sobre la conciliación de la medicación. Este hecho es particularmente relevante en el caso de los pacientes de hidrosadenitis sometidos a tratamiento con terapia biológica, por requerir ésta una vigilancia específica y una administración adecuada", defienden los autores del documento.
Desde Asendhi entienden que esta enfermedad debe abordarse desde un enfoque multidisciplinar, con coordinación entre diferentes especialidades, dermatología, cirugía, farmacia hospitalaria o enfermería dermatológica. También es importante el papel que pueden desempeñar otras especialidades como reumatología o psicología clínica.
Del antibiótico al biológico
Respecto a los tratamientos, sobre los que puede asesorar el farmacéutico hospitalario, la guía explica que "están principalmente enfocado en controlar la inflamación y reducir o aliviar el dolor".
Y apunta que en los estadios iniciales, "el tratamiento se basa en el uso de antibióticos tópicos y sistémicos en base a sus propiedades antinflamatorias sobre el folículo piloso". Ahora bien, en pacientes con enfermedad moderada grave con respuesta inadecuada, falta de tolerancia o recaídas frecuentes se opta por la terapia biológica, "que ha supuesto una revolución en el control del componente inflamatorio de la enfermedad al ser el primer tratamiento que puede administrarse de forma continuada modificando la progresión de la enfermedad", defiende el texto de la guía, donde se señala que "también ha demostrado reducir el número de brotes, lo que redunda en una mejora en la calidad de vida del paciente".
En la actualidad adalimumab es el único biológico aprobado con la indicación para hidrosadenitis supurativa en su ficha técnica. "Sin embargo, hay numerosos ensayos clínicos en desarrollo con fármacos biológicos y pequeñas moléculas dirigidos a otros elementos de la cascada inflamatoria como la interleuquina 17, interleuquina 23 o inhibidores de la janus kinasa", dice el texto.
Efectos adversos
La guía dedica un apartado a los efectos adversos y a las contraindicaciones de los tratamientos para esta enfermedad y los resume en una práctica tabla.
Algunos de los efectos adversos son, por ejemplo, en el caso de adalimumab, las más frecuentes son infecciones leves (respiratorias vías altas), cefalea, rash cutáneo y reacción en el punto de inyección. Si se menciona la clindamicina oral, los efectos secundarios más comunes son la diarrea, náuseas, vómitos y dolor abdominal, mientras que los efectos secundarios asociados a rifampicina oral son náuseas, vómitos, dolor abdominal, tinción de secreciones (lágrimas, saliva, orina) de color naranja.
Respecto a la doxiciclina oral, los efectos secundarios son cefalea, fototoxicidad, náuseas, vómitos y gastralgia.
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