Gafas inteligentes que son capaces por sí solas de corregir las aberraciones oculares y proporcionar una mejor visión a las personas que las sufren. ¿Realidad o ciencia ficción? Gracias al trabajo de un grupo de investigadores liderados por Pablo Artal Soriano, de la Universidad de Murcia, y a la ayuda económica que han recibido de la Fundación La Caixa, este dispositivo será muy pronto una realidad. De hecho, si todo sale como esperan sus impulsores podría estar en el mercado en tan solo cuatro años.
¿Cuál es el impacto que puede tener el desarrollo de estas gafas? Al parecer mucho. Y es que, alrededor de 100 millones de personas en todo el mundo padecen trastornos visuales que no se pueden corregir totalmente con gafas o lentes de contacto. Algunos son consecuencia de lo que se conoce como aberraciones oculares de alto orden. "Ningún sistema óptico es perfecto, en el sentido de formar imágenes completamente nítidas, y el ojo humano no es una excepción; incluso en ausencia de las ametropías comunes, como miopía y astigmatismo, no forma imágenes perfectas -explica a este medio Artal Soriano-. La razón de esas imperfecciones se encuentra en la forma de las superficies del ojo y se conocen como aberraciones ópticas".
Estas aberraciones pueden producir resplandores molestos, halos y dificultad para ver con poca luz, lo que provoca una reducción general de la independencia y la calidad de vida de los pacientes. De hecho, según el experto, hay personas con severos problemas visuales sin soluciones más allá de posibles cirugías complicadas. "Por ejemplo, -continúa-, aquellas que tienen una deformación de la córnea, conocida como queratocono, podrían beneficiarse de este tipo de dispositivos".
Artal Soriano señala que el primer prototipo que han hecho está indicado para la presbicia. "Las nuevas versiones por desarrollar pretenden proporcionar una mejora visual a los pacientes con patologías asociadas a deformaciones corneales".
Según el experto, estas gafas inteligentes podrán ser utilizadas por todo el mundo. "La mejora visual que se obtenga dependerá del grado de aberraciones oculares y el estado del resto del sistema visual en el paciente (retina, etc.). También podrán ser usadas por personas con una visión peor de lo normal que quieran mejorarla para alguna actividad especial".
Por qué son inteligentes
Pero, ¿por qué son inteligentes? Estas gafas están basadas en moduladores espaciales de luz (dispositivos utilizados para modular la amplitud y la fase de las ondas luminosas) y está todo controlado por el seguimiento de la pupila del ojo en tiempo real. "La versión que tenemos operativa para la corrección de la vista cansada, hace un seguimiento automático de las pupilas de los ojos y, a partir de esa información, controla unas lentes optoelectrónicas. Funcionan de manera independiente, sin ningún control, adaptándose a las situaciones de cada persona. De ahí, el termino inteligente. No son un elemento pasivo, como las gafas normales, sino que se va adaptando", detalla el experto.
La dificultad de su desarrollo reside en que "se trata de un dispositivo que no existe", asevera. "Nadie en el mundo ha sido capaz de desarrollarlo todavía, así que la dificultad es realmente extrema", enfatiza el investigador. "Nuestra propuesta de sistema de corrección -prosigue- consiste en el uso de pantallas de cristal líquido y su control e incorporación en un espacio pequeño de una gafa estándar es de gran complejidad técnica".
Por ahora, han desarrollado varios prototipos de una versión para presbicia y cuentan con un sistema de demostración, todavía en banco óptico, sin miniaturizar, además "en una de las versiones el control lo realiza un teléfono móvil". Sin embargo, Artal Soriano reconoce que su aspecto es el de "unas gafas un tanto feas y grandes y todavía con mucho cableado". Pero también están trabajando en ello, pues con el apoyo de CaixaResearch (que asciende a 300.000 euros), miniaturizarán su prototipo y mejorarán el rendimiento informático con el objetivo de salir al mercado en cuatro años y hacerlo "a un precio competitivo, que permitiera su uso a todas las personas que lo necesitaran", adelanta.
Los pasos para que esto llegue a los pacientes se están dando y ya tienen una patente sobre parte de la tecnología concedida en varios países; es más, afirma que varias compañías han manifestado su interés por el proyecto.
Los protagonistas de este logro son un equipo multidisciplinar, que aspira a seguir creciendo con nuevas incorporaciones y que está formado por ingenieros informáticos, para el desarrollo del software de control; físicos ópticos, para el hardware, y optometristas y oftalmólogos, para el testeo clínico de los dispositivos.
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