miércoles, 23 de febrero de 2022

Lenteja y lentigo

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Mié, 23/02/2022 - 09:00
Extrañas parejas
Las lentes de vidrio usadas en óptica, biconvexas, se llaman así por su parecido con una lenteja.
lentejas

La lenteja, suculenta legumbre ―y posiblemente una de las primeras leguminosas domesticadas por el ser humano―, toma su nombre del latín lens, lentis (lenteja), que pervive en el nombre botánico de la especie: Lens culinaris. En realidad, procede no directamente de lens, lentis, sino de su diminutivo latino lenticŭla.

Cuando, en la Edad Media, comienzan a fabricarse instrumentos ópticos capaces de modificar la dirección de los rayos luminosos, los primeros eran pequeños discos de vidrio con dos superficies convexas; de forma muy parecida, pues, a la de una lenteja. Por lo que nada más natural que llamarlos lentes, también del latín lens, lentis. Tan usadas han sido las lentes de vidrio en óptica ―para corregir la miopía, la hipermetropía, la presbicia y otros defectos de refracción ocular― que en buena parte de Hispanoamérica es habitual llamar ‘lentes’ a las gafas o anteojos.

Al igual que en latín, donde lens, lentis significa tanto ‘lenteja’ como ‘lente’, lenguas como el alemán, el árabe, el francés y el húngaro usan también un mismo vocablo con ambos sentidos: Linse, عدسة (‘adasa), lentille y lencse, respectivamente. En otras lenguas, como el español, usamos dos palabras distintas, pero muy parecidas; es lo que ocurre, por ejemplo, en catalán (llentia y lentilla, para ‘lenteja’ y ‘lente’, respectivamente), en checo (čočka y čočky), en esperanto (lento y lenso), en griego (φακές y φακός), en hebreo (עדשים [adashim] y עדשות [adashot]), en holandés (linze y lens), en inglés (lentil y lens), en italiano (lenticchia y lente), en japonés (レンズマメ y レンズ), en polaco (soczewica y soczewka), en portugués (lentilha y lente), en rumano (lentilă y linte) y en tagalo (lenteha y lente).

A partir de 1950 aparecen las primeras lentes corneales de contacto, mucho más pequeñas que las lentes para gafas. Tan pequeñas, que en español las llamamos lentillas. Como diminutivo de ‘lente’, pues, las lentillas son etimológicamente sinónimas de las lentejas, y también de las brillantes lentejuelas del traje de luces que visten los toreros y de otras vistosas prendas festivas.

En anatomía hallamos también el latín lens, lentis en el nombre de numerosas estructuras cuya forma recuerda a la de las lentejas; estructuras, esto es, lenticulares o lentiformes, como la apófisis lenticular del yunque, en el oído medio, y el núcleo lenticular en la base del cerebro, constituido por la unión del putamen y el globo pálido. O también el cristalino del ojo, que en inglés llaman lens.

En dermatología, los lentigos son manchas planas de la piel en forma de lenteja, por hiperpigmentación maculosa debida a un aumento en el número de melanocitos en la zona de la unión dermoepidérmica. Entre ellos, el lentigo solar (o lentigo senil), el lentigo simple (o lentigo juvenil), el lentigo maligno (o lentigo de Hutchinson, también llamado melanoma in situ) y otras lesiones cutáneas lentiginosas.

Pariente asimismo del latín lens, lentis es el lentisco (nombre botánico: Pistacia lentiscus); pero no los lentivirus, que son virus lentos.

Fernando A. Navarro

Exploramos las palabras españolas emparentadas con el nombre de las lentejas en latín: 'lens, lentis'. Off Fernando A. Navarro Off

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