Nos puede pasar a todos, desde luego. El prestigioso The Times de Londres, en 1834, opinaba así sobre las posibilidades del estetoscopio recién inventado en Francia por René Laennec y hoy instrumento más representativo del médico en todo el mundo: «A pesar de su valor, es extremadamente dudoso que se vaya a usar nunca de manera general, pues su correcta aplicación requiere mucho tiempo y comporta problemas importantes tanto para el paciente como para el médico, y debido también a que el sonido que ofrece y sus características son extraños y opuestos a todos nuestros hábitos y costumbres».
En diciembre de 2007, la revista empresarial BusinessWeek recogía las predicciones de 54 prestigiosos analistas para el año entrante: todos coincidían en que la economía estadounidense no entraría en recesión y que el 2008 iba a ser «estable, aunque poco espectacular». Apenas unos meses después se desencadenaban el pánico bursátil y la gran crisis financiera mundial.
Pero volvamos a España. El 2 de enero de 2011 entró en vigor la ley 42/2010 de medidas sanitarias frente al tabaquismo, que ampliaba la prohibición de fumar a todos los establecimientos de hostelería sin excepciones. Hoy la vemos como un éxito sin paliativos, pero en su momento estuvo precedida por un fuerte debate y pronósticos de lo más pesimista. Unos argumentaban que los ciudadanos no la cumplirían y quedaría en papel mojado. Dominic Brisby, presidente de la principal tabacalera española (Altadis), en una entrevista concedida a El País el 15 de noviembre de 2010: «La ley del tabaco es una de las más radicales del mundo y fracasará».
Otros alertaban sobre los catastróficos efectos económicos que iba a acarrear para el sector hostelero: bares, restaurantes, cafeterías. La Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR), por ejemplo, pronosticaba la destrucción de unos 20 000 puestos de trabajo y una reducción considerable del volumen de negocio, entre el 5 % y el 10 %, según un informe elaborado por el Instituto de Estudios Económicos.
Pues bien, nada de ello se cumplió: la ciudadanía acató la nueva ley de manera ejemplar desde el primer día, los efectos beneficiosos para la salud pública se dejan notar todavía hoy y, en lo tocante a la economía, apenas alteró los hábitos de consumo de las familias españolas en los establecimientos de hostelería
Fernando A. Navarro
No solo Fernando Simón erró en sus vaticinios. En otras épocas o en otros lugares, erraron también estrepitosamente el prestigioso 'The Times' de Londres, la revista 'BusinessWeek' y la Federación Española de Hostelería y Restauración. Off Fernando A. Navarro Off
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