sábado, 6 de agosto de 2022

HTA, dislipemia y diabetes: así puede asesorar el farmacéutico para mantenerlas a raya en verano

Autocuidado
manuelbustelo
Dom, 07/08/2022 - 07:00
Labor asistencial
El incumplimiento de determinadas pautas y hábitos por parte del paciente con alguna de estas patologías puede tener efectos negativos serios. El farmacéutico juega en esto un papel esencial, educándole y asesorándole.
El incumplimiento de determinadas pautas y hábitos por parte del paciente con alguna de estas patologías puede tener efectos negativos serios. El farmacéutico juega en esto un papel esencial, educándole y asesorándole.

La hipertensión arterial (HTA), la dislipemia y la diabetes son tres de las patologías con mayor prevalencia entre la población española. Son enfermedades que requieren, no solo de una adecuada adherencia a los tratamientos, sino también del cumplimiento de determinados hábitos que contribuyen a reducir los riesgos que estas patologías llevan asociados y las posibles comorbilidades.

Durante el verano, además de las variaciones de temperatura, suelen producirse cambios de rutina y de alimentación que pueden contribuir a que no sea tan sencillo seguir manteniendo esos hábitos tan necesarios. Todo esto puede llegar a tener efectos negativos en el control de la enfermedad y en la salud. Es ahí donde el farmacéutico comunitario juega un papel esencial, asesorando al paciente, educándole y explicándole las consecuencias que puede tener no seguir determinadas pautas.

Poniendo el foco en primer lugar en la HTA y la dislipemia, Óscar Penín, farmacéutico comunitario y coordinador del Grupo de Hipertensión Arterial y Riesgo Cardiovascular de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), explica en qué cuestiones puede asesorar la farmacia a los pacientes con estas patologías de cara a los meses de verano.

Antes de nada, recuerda que, en verano, las altas temperaturas generan cambios fisiológicos en el paciente "produciendo una vasodilatación para compensar las elevadas temperaturas, provocando con ello un descenso de los valores de presión arterial"; una cuestión que debe tenerse siempre en cuenta.

Además de esto, subraya que en la época estival suelen producirse "cambios de hábitos y de rutinas" que pueden llegar a influir enormemente en un control adecuado del riesgo cardiovascular. "Desde la farmacia comunitaria debemos incidir enormemente en distintos puntos y uno de los principales es la dieta, ya que en vacaciones cambiamos nuestra rutinas de comida y tendemos a comer y cenar más fuera de casa, aumentando el consumo de determinados alimentos que no benefician a estas patologías", apunta.

Entre ellos, Penín subraya el incremento de la ingesta de sal y grasas, algo que puede tener un impacto negativo en los pacientes con HTA y dislipemia. "Tenemos que recordarle al paciente que es muy importante mantener el consumo regular de verduras, frutas, hortalizas, pescado y aceite de oliva, incidiendo en que debe seguir todo lo posible su rutina de alimentación".

La importancia del ejercicio

Otro aspecto esencial que destaca es la realización de ejercicio físico, algo que debe mantenerse y en lo que el farmacéutico debe incidir también de manera especial. "Hay que recordarle al paciente la importancia de hacer ejercicio regularmente, con un mínimo de entre 30 y 45 minutos de ejercicio aeróbico al día y al menos cinco días a la semana". Y todo ello subrayando además que debe evitarse hacer ejercicio durante las horas en las que hace más calor. "Es recomendable realizarlo a primera o a última hora del día", afirma.

Unido a esto, también ahonda en que es necesario asesorar al paciente en por qué debe evitarse el consumo de bebidas alcohólicas. "Es cierto que en verano puede producirse un incremento de su consumo, pero como profesionales sanitarios debemos abogar por el consumo cero y, en caso de no conseguirlo, intentar que sea lo más moderado posible, ya que pueden afectar a la dislipemia y producir un aumento de la presión arterial".

Asimismo, y refiriéndose especialmente a la HTA, apunta que en verano es importante que el paciente, aún estando de vacaciones, siga controlando adecuadamente sus valores de presión arterial. "Si dispone de un tensiómetro puede realizar él mismo la medida de la presión arterial; si no, lo mejor es que acuda a su farmacia más cercana, donde le aplicarán el protocolo que está recogido en una guía que hemos consensuado entre Sefac y las sociedades médicas de atención primaria (Semergen, Semfyc y SEMG) y la SEH-Lelha". Además, destaca que este control periódico de la presión arterial y esta capacidad del paciente de medírsela el mismo redundarán en una mejora de la adherencia al tratamiento: "Hay estimaciones de que un 20% de los pacientes con HTA se olvida de seguir adecuadamente su tratamiento en verano. Con esto lograremos un mayor empoderamiento, que se comprometa más con su patología y una mejora de los valores de presión arterial".

En cuanto a las recomendaciones que realiza Penín para lograr un adecuado cumplimiento terapéutico en el caso de la dislipemia, estas pasan por explicarle bien al paciente su patología para que la interiorice, la comprenda y sepa en qué puede derivar una baja adherencia. "El paciente debe estar concienciado de que la dislipemia es una patología importante que puede desarrollar enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Aquí la educación desde la farmacia es esencial, ya que sabemos que es una patología que tiene una baja adherencia y sobre la que debemos informar".

También recuerda el experto que en verano es importante extremar las precauciones en la conservación y almacenamiento de los medicamentos para estas patologías. "Los fármacos para dislipemia y HTA suelen ser medicamentos en comprimidos emblistados que soportan temperaturas de 25-30 grados y que, si rebasan esas temperaturas durante un momento puntual, no van a sufrir cambios en su estabilidad. Aún así, debemos conservarlos en un lugar adecuado. Al transportarlos, debemos evitar dejarlos al sol, en el maletero o en la guantera del coche; y una vez lleguemos a nuestro destino, debemos guardarlo en un lugar fresco, seco y que no tenga altas temperaturas".

Por último, Penín recuerda que es capital poner especial atención en los pacientes pluripatológicos y mayores, ya que la exposición a elevadas temperaturas o un mal cumplimiento terapéutico puede tener consecuencias aún más graves. Por ello, aconseja que es importante "estar muy encima de ellos", y recordarles que "deben estar siempre hidratados" (consumiendo, en circunstancias normales, entre dos y dos litros y medio de agua al día) y que "deben evitar salir a la calle en las horas en las que hace más calor".

Los "tres pilares" de la diabetes

En el caso de la diabetes, Mireya Suárez, farmacéutica comunitaria y miembro del Grupo de Diabetes de Sefac, recuerda que "el control de la enfermedad va asociado a tres pilares": el cumplimiento terapéutico, la alimentación y el ejercicio físico. "Que alguno de esos tres se tambalee puede tener consecuencias, y suele ser en verano, por el cambio de rutinas, cuando es más complicado llevar un control glucémico adecuado".

Por ello, analiza cuáles son las principales recomendaciones que pueden darse desde el mostrador de la botica para ayudar a los pacientes con diabetes a mantener ese control. En primer lugar, considera fundamental que se aumenten los controles diarios de glucemia que el paciente se realiza.

Y es que, tal y como señala, la exposición a elevadas temperaturas pueden afectar aún más al paciente diabético: "Cuando hay temperaturas muy altas es más fácil que haya una deshidratación, y en un paciente con diabetes puede llevar asociada una hiperglucemia, que puede tener consecuencias en su salud. Por ello, debemos recordarle que se mantenga siempre hidratado, poniendo especial atención en el caso de pacientes ancianos, ya que suelen tener disminuido el reflejo de la sed".

Y añade: "Además, el paciente debe conocer que el calor suele generar una vasodilatación, por lo que si se inyecta insulina se va a absorber más rápido, lo puede provocarle una hipoglucemia".

Este especial impacto que el calor tiene en el paciente diabético es una de las principales causas por las que Suárez ve necesario ese incremento de los controles de glucemia en verano. "Si el paciente usa insulina y normalmente se hace un control de glucemia en torno a 7 veces al día, ahora igual debería hacerlo entre 8 y 10 veces al día. Si no usa insulina ni fármacos que puedan producir hipoglucemia y antes se hacía un control a la semana, ahora podría hacérselo dos veces a la semana. Además, hay que recordarle que en esta época es importante tener siempre a mano hidratos de absorción rápida frente a posibles hipoglucemias", señala.

Junto a esto, recuerda que el tabaco y el alcohol pueden tener un efecto especialmente negativo en el paciente diabético: "Se conoce que el tabaquismo, a largo plazo, supone un riesgo mayor en el paciente con diabetes; y que el alcohol puede generar problemas y causar hipoglucemias graves. Por ello, deben evitarse".

En lo que respecta a la adherencia terapéutica, el verano suele ser un periodo en el que ese cambio de rutina deriva en un peor cumplimiento; una cuestión ante la que Suárez considera que la solución pasa por "implicar al paciente" en su enfermedad y su tratamiento. "Es necesario educarle y darle toda la información necesaria para que comprenda que el adherencia no es una obligación, sino una necesidad y un bien para él", resalta.

"Trucos" para favorecer la adherencia

Tras establecer esta premisa como pilar fundamental del cumplimiento terapéutico, la farmacéutica defiende que hay que darle al paciente ciertos "trucos" para favorecerlo, como llevar el tratamiento siempre a mano por si surgen planes fuera de casa o ponerse una alarma en el móvil.

Además, recuerda que en verano hay que tener especial cuidado con la conservación de la medicación. "En el caso de la diabetes hablamos de fármacos como la insulina, que tiene que estar entre 2 y 8 grados, o los análogos del GLP-1, por lo que hay que extremar los cuidados y evitar que les afecte el calor y la exposición solar, ya que pueden perder su efecto. Ocurre igual con los glucómetros y los aparatos medidores: tienen un rango de temperatura dentro del cual tienen un buen funcionamiento pero por encima de ese rango pueden no funcionar correctamente, por lo que hay que conocer bien las especificidades de cada uno y conservarlos adecuadamente".

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