Las grandes pandemias suelen poner de manifiesto importantes desigualdades –sociales, sanitarias, económicas, educativas- entre poblaciones de distintas zonas del mundo. Como norma generalizada, son los países menos desarrollados o en vías de desarrollo los que sufren estas diferencias y, por tanto, sus consecuencias de forma más directa.
La última gran pandemia, la originada por el virus SARS-CoV-2, está dejando grandes 'secuelas' en diferentes ámbitos entre los que se encuentra, de forma muy llamativa, el de la salud, tal y como indica un reciente informe publicado en PLOS Medicine.
Este análisis mundial, que ha evaluado la asociación de la pandemia de covid-19 con la mortalidad materno-infantil, es claro: la disminución en la utilización de la atención médica esencial durante la pandemia de covid-19 en países de ingresos bajos y medios-bajos tiene "un impacto devastador en la salud de mujeres y niños".
Nuevos datos contundentes que, no obstante, coinciden con las primeras aproximaciones de estudios previos que analizaron el impacto de la morbimortalidad derivada de la pandemia por covid-19 en varios grupos poblacionales.
El equipo de Tashrik Ahmed, especialista en Epidemiología del Banco Mundial de Datos de Estados Unidos, y director del informe, indica que en algunos de los países más pobres del mundo, los aumentos correspondientes proyectados en la mortalidad infantil y materna pueden "borrar años de progreso y causar miles de muertes prevenibles", señala el profesional.
Muertes evitables
Las pandemias pueden afectar la utilización de los servicios de salud a través de numerosas vías. Estas incluyen limitaciones en infraestructura, personal sanitario y cadenas de suministro, así como alteraciones en el comportamiento de los pacientes que pueden atribuirse, según el estudio, a cambios en el transporte público, restricciones de movilidad y/o miedo a contraer enfermedades.
Además, los primeros estudios de la pandemia de covid-19 predijeron que estas interrupciones de los servicios de salud representaban una amenaza para la prestación de servicios de atención médica que no eran propiamente originadas por esta infección viral”.
En el nuevo estudio, los investigadores han utilizado datos sobre la utilización de servicios de 18 países de África y Oriente Medio -Ghana, Malawi, Nigeria, Liberia, Sierra Leona, Senegal, Haití, Malí, Camerún, Guinea, Etiopía, Somalia, Uganda, República Democrática del Congo, Bangladesh, Kenia, Madagascar y Afganistán- para estimar el cambio porcentual en los servicios de salud prestados entre marzo de 2020 y junio de 2021, en comparación con los niveles previos a la pandemia.
La contracción de las economías, probablemente superior en la de los países citados, parece ser un factor estar muy relacionado con una menor disponibilidad de sus servicios sanitarios.
Parón en programas de salud y prevención
En todos los países, encontraron una disminución promedio en la consulta ambulatoria del 13,1% y una disminución promedio que oscila entre el 2,6% al 4,6% en los servicios materno-infantiles.
Las mayores interrupciones se produjeron, lógicamente, al comienzo de la pandemia y durante los meses en los que la población mundial mantuvo estrictas restricciones de movilidad, teniendo una especial repercusión inicial, que parece se mantuvo posteriormente, en lo que a programas de vacunación infantil y consultas prenatales en madres gestantes se refiere.
Mediante la utilización de un modelo matemático de datos que incluía diversos factores y variables, el grupo de investigación ha registrado 113.962 muertes adicionales entre los niños y las mujeres, lo que proyecta aumentos globales correspondientes del 3,6% en la mortalidad infantil y del 1,5% en la mortalidad materna.
El país que aparece como uno de los más afectados es Bangladesh, con tasas estimadas de aumento de mortalidad del 14,9% en niños, del 9,7% en muertes neonatales y del 3,9% para la mortalidad materna.
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