El papel de la enfermera de neurología en el manejo experto de la disfagia es crucial para minimizar las complicaciones y aumentar la calidad de vida de los pacientes.
"Cada paciente con disfagia no diagnosticado incrementa en un 40% el costo de hospitalización por tratamiento y complicaciones. Se trata de un problema infradiagnosticado y no todos los profesionales, tanto de la atención primaria como de atención hospitalaria, son sensibles a esta situación y saben hacer un cribado de la disfagia, de ahí la necesidad de que haya más formación en ambos niveles asistenciales", explica a este periódico Alejandro Lendinez, presidente de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (Sedene) y coordinador del grupo de estudio de neurorrehabilitación la misma sociedad científica.
Añade que también es imprescindible formar a la familia y al propio paciente para evitar sustos innecesarios. "Nuestra labor principal es la educación sanitaria que hacemos con la familia y el paciente (afecta al 35% de los mayores de 65 años) para que se empoderen y sepan manejar un problema que en 2050 afectará a 120 millones de personas", explica este referente a nivel nacional en cuidados de enfermería en esta patología.
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