lunes, 13 de febrero de 2023

¡Que viene el kraken!

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Lun, 13/02/2023 - 09:28
Firma invitada
En la mitología nórdica, el kraken es un enorme pulpo que, emergiendo desde las profundidades marinas, destruye barcos y devora a los marineros.
En la mitología nórdica, el kraken es un enorme pulpo que, emergiendo desde las profundidades marinas, destruye barcos y devora a los marineros.

Descubrí el kraken leyendo El señor de los anillos de adolescente. Una de estas criaturas mitológicas moraba en las aguas estancadas junto a la puerta de la ciudad enana de Moria, en las montañas Nubladas, y casi acaba con la vida de Frodo Bolsón al paso de la Comunidad. El kraken de Tolkien tenía veintiún tentáculos, pero en los grabados de los siglos XVIII y XIX aparece representado más bien como un cefalópodo descomunal, con la anatomía típica de un pulpo o un calamar, emergiendo de las profundidades oceánicas para engullir naves enteras y a toda su tripulación.

Ahora han bautizado como kraken a la enésima subvariante del SARS-CoV-2. A otras dos les han puesto hellhound (cancerbero, el sabueso tricéfalo del infierno) y nightmare (pesadilla, íncubo). Cuando empezaron a nombrarse las variantes del virus, pronto se acataron las normas de neología de la Organización Mundial de la Salud, que prohíben las referencias geográficas a fin de evitar estigmas, y así dejó de decirse «variante india» o «variante sudafricana». Ahora bien, esas normas también estipulan que las denominaciones no deben infundir miedo, algo que a todas luces incumplen nombres como «kraken» o «perro infernal».

Estos motes no proceden de la Organización Mundial de la Salud, por supuesto, pero sí han encontrado eco entusiasta en la prensa. El discurso alarmista y las palabras espantosas contribuyen sutilmente a justificar las renovadas medidas para viajeros procedentes de China, que muchos han criticado por acientíficas y absurdas. Pero también distraen del verdadero drama que vive en España la sanidad.

El miedo ha sido un instrumento imprescindible para la gestión de la pandemia, ensamblado con varias facetas: miedo a la peste; miedo a la porra; miedo al castigo social. Lo explican magistralmente la penalista Paz Francés, el médico José R. Loayssa y el historiador Ariel Petruccelli en su libro Covid-19: La respuesta autoritaria y la estrategia del miedo (Alicante: El Salmón, 2021), un análisis esclarecedor de lo que ha pasado en este último trienio. Según ellos, el temor al colapso del sistema de salud, propalado por la tuna monocorde de «expertos», sirvió para amparar las medidas sanitarias más intrusivas de la historia moderna.

Es cierto que España no fue la excepción. En otros países, en cambio, la prensa y la clase política han lamentado sus excesos, como ha hecho Rishi Sunak en Gran Bretaña, reconociendo que las campañas con imágenes de enfermos intubados fueron un error. Aquí tuvimos versiones castizas: recordemos aquellas de «Reunión familiar sin protección = Enterrar a tu abuela» o «No quieres estar encerrado en casa, pero sí en un ataúd».

Basta de fábulas. La sanidad pública hace agua, y si llega a hundirse no será por culpa del covid ni de ningún monstruo pelágico, sino por problemas muy reales —magros presupuestos, falta de personal, agendas desbordadas—, que huelga tras huelga los médicos se están cansando de denunciar.

Lorenzo Gallego Borghini

'Kraken', 'hellhound', 'nightmare': las nuevas subvariantes del coronavirus SARS-CoV-2 tienen nombres espantosos de monstruos pelágicos. Off Lorenzo Gallego Borghini Off

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