Es quizás uno de los médicos más famosos y mediáticos por sus intervenciones en distintos programas de televisión. Hace poco que, por fin, y gracias a la aprobación de la especialidad de Urgencias y al proceso extraordinario para acceder al título de especialista, César Carballo es urgenciólogo con todas las de la ley. Una profesión que ejerce desde el Hospital La Paz de Madrid.
Conocedor de las tripas de estos imprescindibles servicios, acaba de publicar un artículo en Emergencias, la revista científica de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), bajo el título Servicios de Urgencias en situación crítica: hacia un marco de identificación y actuación estructural.
Según relata a DM, la elaboración de ese trabajo “surgió en una cena con amigos en la que uno de ellos habló de cómo está el servicio en su hospital, concretamente, el Universitario de Canarias (HUC), con pacientes pendientes de ingreso 15 días. Incluso uno, que llevaba un año viviendo en el servicio”.
Indicadores de ingreso
Carballo sostiene, tanto en su artículo como en la charla con DM, que “hay servicios de Urgencias que estarían al borde del cierre” y reclama, además de una inversión tanto en infraestructuras como en recursos humanos –“porque por detrás de atención primaria y ya casi por delante, será el servicio que más allá que cubrir con gente joven”- un “pacto de Estado que fije indicadores de ingreso de Urgencias de obligado cumplimiento, porque este servicio no puede ser un almacén de pacientes y ninguno debería estar más de 24 horas pendiente de ingreso”, dice.
En contra de lo que pueda pensarse, sostiene que “los servicios de Urgencias no se colapsan, es mentira; funcionan como un reloj y somos -afirma- una máquina de dar altas. Pero hay un 10% de pacientes, entre un 8% y un 12%, que hay que dejar ingresados. Pero, claro, si se cierran plantas de hospitalización como en verano o hay vacaciones en navidades, ¿dónde están los pacientes?”.
"Los servicios de Urgencias no se colapsan, es mentira; funcionan como un reloj y somos una máquina de dar altas, pero un 10% de pacientes requieren ingreso"
Por eso insiste en que “el problema está en Urgencias, pero no es de Urgencias”, y señala en su artículo una serie de indicadores que reflejan “situaciones límite cuya persistencia representa un riesgo evidente para la calidad asistencial y también para los profesionales”.
Entre esos indicadores críticos, “casi de situaciones catastróficas”, Carballo señala, entre otros, en su artículo, la demora en el triaje, con retrasos superiores a una hora desde la admisión en más de 10 días al año; o pacientes pendientes de ingresar a las 8 de la mañana y provenientes de urgencias o de unidades dependientes en un número superior al 10% de la capacidad de camas convencionales de hospitalización del centro en más de 10 días al año; y, también la falta de cobertura estructural de personal.
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