En los últimos meses, las redes sociales se han llenado de comparaciones entre las llamadas “dietas de princesas Disney” -regímenes extremos inspirados en la delgadez irreal de estos personajes- y el auge del llamado “Ozempic natural”, término popular con el que algunos se refieren a un brebaje con avena, por su capacidad de generar saciedad y regular la glucosa.
Aunque detrás de estas tendencias hay más mito que evidencia, sí ponen sobre la mesa un debate de gran interés para la farmacia: el papel de los complementos y alimentos funcionales en la gestión del peso. Frente a la influencia de modas virales, el farmacéutico tiene la oportunidad de ofrecer un consejo profesional basado en ciencia, ayudando a los pacientes a diferenciar entre estrategias seguras y prácticas potencialmente dañinas, y consolidando así su rol como agente clave en nutrición y salud pública.
Con el objetivo de profundizar en ello, y en el marco de la Jornada Nacional de Alimentación del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), se ha abordado la nueva era de la alimentación. Así, Cristina Bouzas Velasco, profesora en los Grados en Bioquímica y Medicina y en el Máster en Nutrición y Alimentación Humana de la Universitat de las Illes Balears, ha expuesto ante los allí presentes las herramientas con las que fomentar en ciudadanos y pacientes una alimentación saludable desde la farmacia.
Dietas de princesas Disney y el "Ozempic natural"
Asimismo, Bouza ha señalado los mitos que “ensucian” las creencias de la población o las dietas de modas en redes sociales, normalmente en Tik Tok. Una de las más populares es la de la dieta de las princesas Disney, que establece qué comer según la princesa, otras limitan la ingesta de calorías e, incluso, algunas son solo ayunos con agua saborizada.
También ha alertado de la dieta del “oat Ozempic” que consiste en beber avena, lima, agua y canela (150 kcal) durante todo el día. "Ellos defienden que es el Ozempic natural", ha explicado. "Esto tiene un perfil incompleto de nutrientes y es peligroso”, ha enfatizado Bouza.
Herramientas para una alimentación saludable
Para combatir esto, ha dado unas pinceladas sobre las herramientas para una alimentación saludable. Por qué se habla de alimentación, qué es lo que piensan los ciudadanos, cómo ayudarles y cuál es el papel del farmacéutico como educador en la salud alimentaria. Así, ha aseverado que “vivimos en una era de abundancia informativa pero, paradójicamente, de gran confusión alimentaria”.
En este sentido, ha señalado prácticas conocidas como el ayuno intermitente o la realización de 5 comidas diarias. A continuación, ha repasado los factores que contribuyen a la desinformación nutricional. Además ha alertado de las modas nutricionales, algunos mensajes que vienen de la publicidad que no siempre son de lo más saludable y el contenido en redes sociales, donde se encuentran contenidos desactualizados y sensacionalistas o intereses comerciales de empresas que utilizan las redes sociales para hacer publicidad.
Mientras todo esto sucede, ha lamentado que la prevalencia de enfermedades crónicas está en aumento, al igual que los problemas vinculados con la alimentación.
Etiquetado de los alimentos
A continuación, Bouza ha puesto sobre la mesa un informe de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En él se estableció que apenas el 30% del etiquetado de un alimento corresponde a la información obligatoria, tal y como denunció la OCU, el otro 70% es la publicidad.
De hecho, el documento arrojó que el 50% de los consumidores no leen la información al comprar un alimento envasado por primera vez por tres motivos: la letra es muy pequeña, requiere demasiado tiempo, es difícil de entender o de encontrar o no tienen el hábito de hacerlo. Además, ha aseverado que “las etiquetas de los alimentos son confusas”.
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