Desde el paulatino confinamiento mundial, numerosos estudios han comprobado la reducción de algunas patologías, visible sobre todo en las urgencias hospitalarias no-covid. Para explicar la menor tasa aparente de ictus, infartos, fracturas e infecciones habituales se ha aducido, además de las limitaciones de los centros sanitarios por su colapso pandémico, el temor de los afectados a acudir al hospital, el menor estrés laboral, social y urbano, la reducción de la contaminación y hasta el mayor tiempo de sueño.
En un análisis aún no publicado que aparece en la plataforma medRxiv, un equipo del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China ha utilizado los registros de defunción de unos 324 millones de chinos de 321 ciudades -el 24,3% de la población del país- para estimar los impactos de los confinamientos en la mortalidad no covid-19 fuera de Wuhan. Así, han observado una reducción de muertes no covid-19 del 4,9%: un 6,2% menos muertes cardiovasculares de las previsibles, un 9,2% menos de muertes por accidentes y una disminución del 14,3% en muertes por neumonía no-covid.
Las reducciones en la contaminación del aire, en el tráfico y en las interacciones humanas explicarían esos beneficios indirectos de los cierres obligados, concretados en 32.000 vidas que se habrían salvado de enfermedades o causas no-covid-19 durante los 40 días del encierro, según estiman los epidemiólogos chinos. Los resultados sugieren que las contramedidas contra el virus no solo controlaron eficazmente su propagación, sino que también tuvieron beneficios no buscados para la salud pública. Se trataría de la primera evidencia empírica, en parte de sentido común, de que los bloqueos estrictos de ciudades y comunidades disminuyen las muertes no causadas por el coronavirus pandémico.
Tres variables
El equipo dirigido por Jinlei Qi ha analizado 393.133 registros de defunción desde comienzos de enero al 15 de mayo de 2020, excluyendo las zonas de Wuhan consideradas como epicentro del brote, pues su proceso de notificación de muertes podría haberse visto alterado durante el periodo de estudio.
La restricción de la movilidad humana hizo que el número diario de muertes en los puntos de vigilancia disminuyera en 0,429 (4,92%), en comparación con los grupos de control. Se centraron en tres variables: enfermedades cardiovasculares, accidentes y muertes por neumonía (no-covid). Estudios previos sobre los efectos de la contaminación atmosférica ya habían indicado que los niveles elevados de contaminación del aire pueden aumentar significativamente las muertes por accidentes cerebrovasculares, infarto de miocardio y otros tipos de enfermedades cardiovasculares. Por tanto, era de esperar que el número de muertes por enfermedades cardiovasculares disminuyera, como así ocurrió: las muertes cardiovasculares se redujeron en un 6,2% después del bloqueo; hay que tener en cuenta que China es uno de los países del mundo que registra mayor contaminación urbana.
Asimismo, dado que las políticas de bloqueo restringen la producción, las actividades sociales y el tráfico, también era plausible que se redujeran las muertes por accidentes laborales y de tráfico sobre todo: y en efecto, disminuyeron en un 9,2%. Además, y debido al distanciamiento, a la higiene y a las mascarillas, también se redujo la probabilidad de contagios por otros tipos de bacterias y virus. En concreto, las muertes por neumonía no-covid se redujeron en un 14,7%. Otras causas de muerte, como neoplasias y enfermedades respiratorias crónicas, se han visto menos afectadas por las restricciones a corto plazo sobre las actividades humanas, aunque también se han apreciado ligeras disminuciones.
Heterogeneidades
En el examen de los impactos heterogéneos de los bloqueos sobre la mortalidad, donde se tuvieron en cuenta los ingresos de referencia (PIB por habitante), recursos sanitarios (camas de hospital por cada mil personas), niveles de contaminación del aire (concentraciones de PM2.5), estructura industrial (participación del empleo en industrias manufactureras) y estado de salud inicial (medido por la tasa de mortalidad en 2019), el beneficio para la salud de esos bloqueos es mayor lógicamente cuando un lugar está más contaminado e industrializado, y cuando el estado de salud inicial es peor.
En cuanto a la neumonía, solo se observó heterogeneidad significativa con respecto a la tasa de mortalidad inicial; es decir, las ciudades con una tasa de mortalidad inicial por neumonía más alta vieron los mayores beneficios de los encierros. En todas las causas de muerte, el PIB per cápita y la disponibilidad de recursos sanitarios no parecía jugar un papel tan importante.
Por lo que se refiere a los grupos de edad, los niños y los ancianos se vieron más favorecidos que los adultos. De las 32.023 vidas salvadas que estiman los investigadores chinos, las enfermedades cardiovasculares representan el 62,9% (20.129) del total, los fallecidos por accidentes el 10,2% (3.261), por neumonía el 5,0% (1.607), por trastornos respiratorios el 7,4% (2.373) y por cáncer el 8,5% (2.726).
Punto de referencia
A causa de los acalorados debates sobre el coste-beneficio de estas políticas restrictivas, “nuestros resultados brindan un punto de referencia para comprender las consecuencias de los confinamientos. En China al menos el número total de muertes prematuras evitadas por enfermedades cardiovasculares ha superado con creces el número total de muertes causadas por la covid-19. Este resultado sugiere que la contaminación del aire supone un importante riesgo para la salud”. Además, añaden, el hallazgo sobre la mortalidad por neumonía confirma que la reducción de los contactos humanos y las medidas de sensibilización (como el uso de mascarillas) no solo ayudan a controlar la propagación de covid-19, sino también otras enfermedades infecciosas. “Estas medidas -aconsejan- deberían ser más apreciadas por los profesionales de la salud pública y por los Gobiernos”.
Los resultados, según los autores, también sirven como prueba que corrobora que los datos de China sobre el número de muertes por covid-19 son en gran medida fiables, especialmente fuera de Wuhan. “Si las muertes por covid-19 se clasificaron intencionalmente como debidas a otras causas, como neumonía u otras enfermedades no clasificadas, se podría observar un aumento inexplicable en esas causas de muerte en las ciudades bloqueadas. Nuestros resultados explican que este no es el caso; encontramos que el encierro reduce todas estas causas de muerte en las ciudades bloqueadas (utilizando datos fuera de Wuhan), lo que sugiere que las muertes por covid-19 es poco probable que se notifiquen erróneamente. Para Wuhan, sin embargo, tenemos evidencias de una posible clasificación errónea de las muertes por covid-19, pues su inclusión en la regresión estadística revierte el signo de las muertes por neumonía no-covid”.
Finalmente, concluyen, si bien se insiste en que las recesiones económicas generalmente están asociadas con un aumento de la mortalidad (especialmente en los países menos ricos), “nuestros análisis muestran que los efectos negativos en la salud de la crisis propiciada por los bloqueos de China se compensaron con los beneficios para la salud de la población, al menos a corto plazo. Si bien es probable que el colapso económico dañe la salud pública a largo plazo, creemos que los países actualmente afectados por la covid-19 pueden mantener la salud general de la población por un corto tiempo conteniendo el virus lo más rápidamente posible a través de estrictas restricciones en el distanciamiento social y en la movilidad”.
Por su contundencia y sus efectos debe ser una medida temporal, pero de la experiencia vivida se pueden extraer algunos consejos perdurables. Off José R. Zárate Microbiología y Enfermedades Infecciosas Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2YX8E7E
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