martes, 10 de enero de 2023

Actualización 2022 del diccionario académico: ¿qué hay de nuevo? (I)

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Mar, 10/01/2023 - 12:07
Vocablos novedosos
El pasado 20 de diciembre se presentó en Madrid la versión 23.6 del 'Diccionario de la lengua española'.
El pasado 20 de diciembre se presentó en Madrid la versión 23.6 del 'Diccionario de la lengua española'.

Mientras esperamos la anunciada y revolucionaria vigesimocuarta edición del Diccionario de la lengua española (DLE) ―prevista para el año 2026―, la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) siguen actualizando poquito a poco la edición vigente, lo cual es una excelente noticia para todos cuantos hablamos español. El pasado 20 de diciembre, Santiago Muñoz Machado (director de la RAE y presidente de la Asale) y Paz Battaner (directora del DLE) presentaron la sexta lista de novedades incorporadas a la vigesimotercera edición del diccionario académico (versión electrónica 23.6), que recopila el trabajo lexicográfico desarrollado por la RAE durante el año pasado.

Son en total 3 152 novedades, pero la mayoría de ellas pasarán inadvertidas a la gran parte de los hablantes, por corresponder a retoques menores en entradas ya existentes. Incorporan un paréntesis etimológico ampliado, mejorado o actualizado voces como ‘cifosis’, ‘lordosis’ y ‘tofu’; si hasta diciembre de 2021 por ejemplo, la etimología de cifosis decía apenas «del griego κύφος, convexo, y -sis», ahora ha pasado a decir «del latín científico cyphosis, y este del griego κύφωσις kýphōsis, derivado de κυφός kyphós ‘doblado hacia delante, encorvado’, ‘jorobado’».

En otras muchas entradas, como ‘ácido hialurónico’, ‘alga’, ‘antipartícula’, ‘bioma’, ‘bótox’, ‘cifosis’, ‘discapacidad’, ‘hipertiroidismo’, ‘hipotiroidismo’, ‘incidencia’, ‘jaqueca’, ‘logopedia’, ‘lordosis’, ‘neurociencia’, ‘posprandial’ y ‘prevalencia’, lo que se retoca o actualiza es la definición ofrecida. En casi todos estos casos, la nueva definición aventaja claramente a la antigua por resultar más concisa, más clara, más actual o más precisa. La palabra jaqueca,  por ejemplo, antes definida como «cefalea recurrente e intensa, localizada en un lado de la cabeza y relacionada con alteraciones vasculares del cerebro», pasa a definirse ahora en estos términos: «dolor de cabeza recurrente e intenso, con hipersensibilidad a los estímulos externos, generalmente localizado en un lado de la cabeza y a veces acompañado de náuseas y vómitos»; y logopedia, que hasta el pasado mes rezaba «conjunto de métodos para enseñar una fonación normal a quien tiene dificultades de pronunciación», pasa a definirse ahora como «disciplina que se ocupa de los trastornos del habla y del lenguaje». En otros casos, la enmienda resulta más discutible, en mi opinión: incidencia, antes definida como «número de casos ocurridos (p. ej., La incidencia de una enfermedad)», incorpora ahora la marca temática de medicina y pasa a definirse así: «en epidemiología, proporción de casos nuevos de una enfermedad en un determinado período de tiempo, respecto a la población expuesta a padecerla», que no corresponde a incidencia, sino al concepto epidemiológico de «tasa de incidencia» (basado en ella, cierto, pero bien distinto).

Siempre interesantes son las nuevas acepciones médicas incorporadas por la docta casa a palabras ya recogidas en el diccionario académico. Me explico: la palabra manguito, incluida en el DLE desde 1734 con diversas acepciones, añade ahora otras tres más: una general («flotador en forma de tubo, que se coloca en el brazo de la persona que no sabe nadar») y dos bien médicas («cápsula tendinosa que cubre una articulación» y «pieza del tensiómetro que se coloca alrededor del brazo»). Algo parecido sucede con calza, patuco y polaina, que añaden las tres una misma acepción médica: «funda de material plástico que se usa para cubrir el calzado en quirófanos y otros entornos donde deba mantenerse la asepsia». Otras voces ya recogidas en el DLE, pero que ahora incorporan un nuevo sentido o acepción médica son carillalámina que se pega a la superficie anterior de los dientes para corregir algún defecto o por estética»), estiramiento («operación de cirugía estética consistente en el estiramiento de la piel, generalmente de cara y cuello, para suprimir las arrugas»), humanitario («dicho de una situación: que requiere de ayuda humanitaria»), reflujo («retroceso, habitualmente anómalo, de un líquido orgánico por el interior de un conducto o de una víscera hueca»), sinovia («membrana sinovial») y tríada («conjunto de tres síntomas o signos relacionados que se presentan de forma simultánea»).

En cada actualización, lo que más expectación genera siempre es la lista de entradas nuevas (268 en esta ocasión, según recuento informático); esto es, palabras que hasta ese momento no estaban admitidas por la RAE ―«no existían», dicen algunos― y llegan por primera vez al diccionario: voces, en esta ocasión, como ciberpunk, conspiranoia (y conspiranoico), copiota, cortazariano, cuarentañero, desgrapar, desquiciante, desubicación, dingo, edadismo, emiratí, encriptación, garciamarquiano, los sufijos ­hablante y ­parlante, hembrismo, la interjección hey, incuantificable, mediofondista, micromachismo, micromecenazgo, microplástico, panetone (o, como dicen en América, panetón), pichabrava, portuñol, puntocom, rabatí, reciclabilidad, reusabilidad, sextillón, sobrecoste, sobrevenido, ultranacionalista, vesre, videojugador y yemenita.

Dentro de estas novedades recién aterrizadas en el diccionario, algunas están poco o nada oídas en mi lado del charco, por corresponder a americanismos (curador: persona encargada de la conservación y supervisión de bienes artísticos o culturales, especialmente para su eventual exhibición; elitización: acción o efecto de hacer elitista algo; grasitud: presencia o exceso de grasa; levantar: entablar relaciones amorosas o sexuales pasajeras con alguien); otras, en cambio, están poco o nada oídas en el lado de allá, por corresponder a españolismos (corte: trozo de helado que se corta de una barra y se come entre dos galletas; marcha: animación, ambiente de diversión o espíritu festivo; potar: vomitar; rular: funcionar, marchar).

¿Y en lo tocante al lenguaje de la medicina? ¿Cuáles son las principales novedades incorporadas al Diccionario de la lengua española? Se lo cuento con detalle si se pasan por aquí el viernes que viene.

Fernando A. Navarro

La Real Academia Española (RAE) acaba de presentar la versión electrónica 23.6 del 'Diccionario de la lengua española', que incorpora 3152 novedades. Off Fernando A. Navarro Off

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