sábado, 11 de mayo de 2024

Aproximación a la persona a través del diagnóstico de muerte encefálica global

Opinión
soledadvalle
Sáb, 11/05/2024 - 07:51
Estudio

Hasta el año 1968 el diagnóstico de muerte del ser humano se sustentaba en el cese irreversible de la actividad cardíaca. Fue en agosto de dicho año cuando un grupo de expertos de la Universidad de Harvard estableció que también podía realizarse el diagnóstico de muerte sustentándolo en criterios neurológicos (cese irreversible de todas las funciones del sistema nervioso central excepto la médula espinal). Así nació un nuevo paradigma de muerte, basado en criterios neurológicos, también conocido como muerte encefálica, o muerte cerebral.

La controversia acompañó al nacimiento de dicho concepto de muerte. ¿Qué requisitos del examen neurológico eran precisos para establecer el diagnóstico de muerte encefálica? ¿Era realmente el cese de la función encefálica equivalente a la muerte de la persona?

La primera pregunta fue contestada dentro del ámbito científico: La ausencia de función encefálica podía demostrarse, previo cumplimiento de ciertos prerrequisitos, mediante un examen clínico neurológico completo del tronco del encéfalo y la realización de algunas de las pruebas instrumentales como gammagrafía cerebral, electroencefalografía, sonografía Doppler transcraneal o arteriografía cerebral.

Muerte y cese de funciones cerebrales

Sin embargo, la segunda cuestión (la equivalencia entre muerte de la persona y cese de las funciones cerebrales) obligaba a razonamientos fundamentalmente antropológicos, filosóficos, y éticos que nunca fueron desarrollados por el grupo de Harvard, ni tampoco investigados durante los primeros años de implementación de los criterios neurológicos de muerte.

Los opositores al concepto de muerte encefálica siempre han mantenido la exigencia de que debía establecerse la justificación de la equivalencia entre muerte de la persona y muerte del encéfalo. Por otra parte, esgrimían argumentos biológicos de alta relevancia para sostener que la ausencia de función del encéfalo no era suficiente criterio de muerte dado que en el organismo de estos pacientes persistían múltiples funciones orgánicas integradas e interconectadas (reacciones inmunológicas a agentes externos, lucha contra las infecciones, curación de las heridas, desarrollo de respuesta febril a la infección, etc.)

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No ha sido hasta años recientes cuando se han empezado a desarrollar argumentos antropológicos y filosóficos que respaldan el hecho de que la muerte e
Off José María Domínguez Roldán, presidente de la Comisión Central de Deontología de la OMC y especialista en Medicina Intensiva Off

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