viernes, 9 de agosto de 2024

Canarismos en el lenguaje médico

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Vie, 09/08/2024 - 08:30
Firma invitada: Elena Pérez Hernández

La mayoría de las personas relacionan rasgos como la precisión, la neutralidad y la concisión con el lenguaje médico, pero lo que muchas olvidan es que este también está inmerso en la cultura de una comunidad y, por tanto, sujeto a diferencias diatópicas. Además, el lenguaje médico abarca una vertiente humana, que podemos observar, sobre todo, en el caso de la jerga de los pacientes, ya que la utilizan para hablar sobre uno de los aspectos más importantes de sus vidas sin discusión: la salud.

Es preciso recordar que no todos los pacientes poseen el mismo grado de alfabetización en salud, lo que implica que no todos se comunican de la misma manera ni usan el mismo vocabulario. La edad suele ser otro factor determinante, pues también existen diferencias de uso del lenguaje entre las distintas generaciones. En Canarias, por ejemplo, destaca el uso de canarismos por parte de las personas mayores para hablar sobre su estado de salud, que aluden a síntomas, enfermedades, lesiones, etc., y provienen, en su mayoría, de la tradición popular. Incluso existen diferencias de uso entre las islas. Los médicos deben estar familiarizados con estas expresiones para que la comunicación médico-paciente funcione y así poder atender a los pacientes adecuadamente. Comentamos algunas de las más conocidas a continuación.

¿Qué significa que un paciente diga que «tiene el pomo esconchabado o desconchabado»? Vayamos por partes. Primero, tendremos que averiguar qué es el pomo. Según el Diccionario básico de canarismos de la Academia Canaria de la Lengua, hace referencia al «órgano o zona del estómago». Segundo, observamos que esconchabarse o desconchabarse significa «descomponerse o enfermarse», y también se usa en otros países hispanoamericanos, como se explica en el Diccionario histórico del español de Canarias. Por tanto, lo que el paciente quiere decir es que le duele el estómago. Otra expresión que se utiliza para describir retortijones y un fuerte dolor de estómago es «tener el buche virado».

Siguen la misma línea de las fórmulas anteriores, por su relación con el estómago, los canarismos jilorio y fatiga. El primero de ellos describe un malestar en el estómago debido a las ganas de comer, y el segundo un desvanecimiento por el mismo motivo. Fuera de Canarias, el vocablo ‘fatiga’ también puede tener múltiples significados, entre ellos, cansancio, hambre o mareo, por lo que hay que prestarle la atención suficiente.

Asimismo, es importante saber que el dialecto canario cuenta con distintas maneras de expresar una misma idea o una idea similar del ámbito médico, es decir, que está presente el fenómeno de la sinonimia. Por ejemplo, hay distintas expresiones para comunicar que se ha perdido el sentido o el conocimiento. No es raro escuchar «La abuela ha perdido el tino» ni «Estaba tan débil que le dieron tonturas», aunque esta última además suele indicar que alguien se ha desvanecido o desmayado.

Pero ¿es desvanecimiento el único sentido de la palabra desmayo en Canarias? Pues no. Muchos, para nuestra sorpresa, la usan con el sentido de ‘bostezo’: «Ese desmayo demuestra aburrimiento», por lo que debemos tener cuidado con la polisemia también.

Ahora, nos centramos en dos expresiones muy coloquiales, quizá porque tienen que ver con la orina y los excrementos. La primera de ellas es reventadero, definida por la Academia Canaria de la Lengua como «desazón o incomodidad que se produce cuando se tienen muchas ganas de orinar» y normalmente no se puede. La segunda, tal vez más ilustrativa y por ello más fácil de deducir, es tupición, que alude al estreñimiento, y también se usa como verbo (p.  ej., «Las peras pueden tupir»).

Por último, sumamos a la lista una palabra que se usa para describir una torcedura o un esguince: jeito, aunque también puede hacer referencia al movimiento que da lugar a la lesión: «Por un mal jeito tuvo que estar una semana sin caminar».

Y así podríamos seguir mucho tiempo, pues existen más canarismos que forman parte del lenguaje médico, ¡quién lo iba a imaginar! La riqueza del lenguaje es enorme, y lo comprobamos si nos adentramos en el que utiliza una comunidad para hablar de un campo concreto.

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Elena Pérez Hernández es traductora e intérprete; máster en traducción médico-sanitaria por la Universidad Jaime I (UJI).

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