viernes, 30 de agosto de 2024

Las manchas de Koplik

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Vie, 30/08/2024 - 00:19
Del hombre al nombre

Todo pediatra o médico generalista que se haya enfrentado a un sarpullido infantil es consciente de la dificultad que entraña el diagnóstico diferencial entre las diversas enfermedades exantemáticas de la infancia. Se describen, sí, exantemas varioliformes, morbiliformes, psoriasiformes, variceliformes, urticariformes, escarlatiniformes, herpetiformes, rubeoliformes, roseoliformes, acneiformes, etc., pero lo cierto es que ninguno de los rasgos de una erupción cutánea permite sentar por sí solo un diagnóstico de certeza.

Se entiende bien, pues, el alborozo con que la clase médica internacional acogió en 1896 la descripción del que, más de un siglo después, sigue siendo el único signo patognomónico del sarampión. Fue en el artículo «The diagnosis of the invasion of measles from a study of the exanthema as it appears on the buccal mucous membrane», publicado en la revista neoyorquina Archives of Pediatrics por el pediatra Henry Koplik (1858-1927).

Koplik había estudiado medicina en el City College de Nueva York y la Universidad de Columbia, y, como muchos médicos estadounidenses de su época, tras su graduación en 1881 completó su formación con una prolongada estancia en la Europa germánica: Berlín, Leipzig, Viena y Praga. De regreso en Nueva York, se dedicó a la pediatría y fue uno de los fundadores de la Sociedad Pediátrica Estadounidense.

En su artículo de 1896, describió en los niños con sarampión un enantema bucal característico, consistente en pequeñas máculas puntiformes, de color blanco azulado y rodeadas de un mínimo halo rojo, en la mucosa geniana, a la altura del segundo molar inferior. Son patognomónicas del sarampión y sumamente útiles para su diagnóstico clínico, puesto que pueden observarse poco después de que aparezca la fiebre y dos o tres días antes de que lo haga el exantema.

A posteriori, fueron saliendo a la luz descripciones de esas mismas manchas bucales publicadas por el pediatra ruso Nil Fiódorovich Filátov en 1895, el médico danés Nikolaj Flindt en 1879, el internista alemán Carl Gerhardt en 1874 y el médico sueco Johan Andreas Murray en 1785, entre otros; aun así, seguimos llamándolas manchas de Koplik. ♦

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