La pandemia por covid puede ser una oportunidad para extender la telemedicina y superar la “brecha digital” en la práctica de la medicina y de la formación médica. En estos últimos meses, la mayoría de los sanitarios hemos tenido que hacer un curso acelerado en coronavirus pero también en distintas herramientas de tecnología de la información y la comunicación.
Es evidente que, de forma progresiva, se ha ido dotando a los hospitales de sistemas informáticos que han permitido implantar herramientas fundamentales como la historia clínica y la prescripción electrónica. Sin embargo, la fragmentación de los desarrollos a nivel nacional hace que se desperdicie mucho dinero y esfuerzo, que no nos sobran precisamente.
Entre los problemas se incluyen la conexión entre los sistemas de información entre primaria y los hospitales y entre los hospitales entre sí, así como el escasísimo desarrollo de la telemedicina, al menos, en la sanidad pública.
Sin embargo, en la sociedad de la información actual, la disponibilidad de instrumentos y el acceso a internet tienen sus limitaciones, que se relacionan en especial con la edad del paciente/ cuidador, el nivel socioeconómico y el entorno rural o urbano. Precisamente, es la población de más edad la que tiene más necesidad de atención sanitaria. Existe una brecha digital que nos priva de aprovechar todas las posibilidades existentes.
Un informe de la compañía Cisco desvela la carencia de recursos formativos en España
Por otra parte, la telemedicina ha demostrado reducir complicaciones y costes. Un claro ejemplo es el seguimiento de tratamientos complejos como el trasplante de progenitores hematopoyéticos en el domicilio, dentro de programas denominados de “trasplante domiciliario”. Puestos en marcha en numerosos hospitales de calidad a nivel mundial, han mostrado su valor para conseguir las ventajas mencionadas. A esas ventajas, se añade la posibilidad de facilitar el distanciamiento social y evitar en lo posible la concentración de pacientes en los centros hospitalarios en situaciones como la actual. Sería muy deseable su extensión en la red sanitaria y en distintas especialidades.
Existe una brecha digital que nos priva de utilizar todas las posibilidades existentes
El estudio Digital Readiness Index 2019, elaborado por la empresa de telecomunicaciones Cisco, evalúa la preparación digital de 141 países de todo el mundo. Analiza siete indicadores y clasifica cada país en cuatro etapas en función de su puntuación. España se sitúa en el puesto número 26, con una puntuación de 15,74. Aunque el informe mide la infraestructura tecnológica, la tecnología por sí sola no es suficiente. También analiza las necesidades humanas, el desarrollo de habilidades, entornos empresariales favorables, así como inversiones públicas y privadas en innovación. En este aspecto, el informe da a España el puesto número 36 en fuerza laboral calificada para apoyar la innovación digital. Es decir, baja bastantes puestos respecto a la media, e indica la necesidad de una mayor dedicación de recursos en la formación de los profesionales.
En la aplicación de inmunoterapias celulares, incluyendo las terapias CAR-T este tipo de tecnología puede tener una importante aplicación, desde su uso en la gestión de casos y la puesta en común de información médica del paciente, entre centros de origen y el centro que va a realizar el tratamiento, como en la monitorización de pacientes en los que por una buena evolución inicial se dan de alta de forma precoz después de la infusión de CAR-T. Ojalá esta crisis del Covid-19 sirva para un mayor impulso de la telemedicina.
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Diana Off Carlos Solano, jefe de Hematología del Hospital Clínico de Valencia Offvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2MbAcQ3
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