Ni las constantes reivindicaciones de los profesionales de atención primaria para que se ponga en valor la Medicina de Familia; ni el hecho de haber sido la especialidad que más ha aumentado su oferta de plazas MIR con respecto al año pasado (310 más); ni siquiera el hecho de haber sido señalada por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas como una especialidad clave -al menos, sobre el papel- en la estrategia de desescalada de la Covid-19...
A Medicina Familiar y Comunitaria siguen sin hacerle ojitos los chicos más listos del MIR, que en la convocatoria 2019-2020 -como en todas las precedentes- no se han decantado por la especialidad médica de primaria en las jornadas calientes de la elección de plazas, cuando aún tenían a su disposición todas las opciones. La Cenicienta de las especialidades sigue dando lustre a la base del Sistema Nacional de Salud (SNS), mientras otras -con el nimbo del prestigio hospitalario- acuden al baile con los primeros números en elegir plaza.
Consumidas ya casi el 70% de las plazas MIR totales de esta convocatoria, y cuando más de 5.000 residentes habían hecho públicas ya sus preferencias (al final de la novena jornada de adjudicación), Medicina de Familia había repartido sólo 463 de los 2.224 puestos que oferta este año (un 20,82%). A estas alturas, el 50% de las especialidades (exactamente 22 de 44) han consumido ya todas sus plazas, y sólo 5 de ellas (Inmunología, Farmacología Clínica, Medicina Nuclear, Medicina del Trabajo y Análisis Clínicos) tienen un menor porcentaje de ocupación que Familia. Pobre bagaje para la especialidad que políticos, gestores y los propios profesionales no se cansan de definir como "pilar básico" y "puerta de entrada" del sistema sanitario.
Familia aglutina este año el 29,2% de todas las plazas MIR, un récord histórico
A esa comparación se le puede achacar que peca de injusta, porque Medicina de Familia es la especialidad con mayor volumen de plazas (aglutina este año el 29,2% del total de la oferta MIR) y, por tanto, la que más debería tardar en repartirlas; pero es que tampoco sale especialmente bien parada si se compara consigo misma... el año pasado. En la convocatoria 2018-2019, había repartido ya a estas alturas de la película 582 de sus 1.914 puestos totales (un 30,41%), diez puntos porcentuales más que este año.
A tenor de esos datos, el protagonismo que las sociedades científicas de atención primaria reclaman para sus especialidades antes, durante y después de la fase aguda de la pandemia de la Covid-19 parece no haber convencido a los futuros residentes de la importancia que Medicina de Familia tiene para el SNS. Mejor le ha ido, en cambio, a la otra especialidad médica de primaria, Pediatría, que agotó sus 481 plazas en la 8ª jornada de adjudicación, y antes de llegar al número de orden 5.000 (el último residente que eligió Pediatría lo hizo con el número 4.529).
En el caso de Familia, además, no será por falta de plazas suficientes en todas las comunidades. Si la convocatoria de 2019 marcó un hito para esta especialidad, por el volumen total de plazas que ofertaba (1.914 frente a las 1.810 de la convocatoria previa, las 1.771 del año 2017, o las 1.690 de 2016), la Comisión de Recursos Humanos del SNS echó este año el resto, y le regaló a Familia nada menos que 2.224 plazas. Una vez más, el efecto de la estrategia post-Covid, que llevó al Ministerio de Sanidad y a las comunidades a aumentar la oferta docente en aquellas especialidades que se presuponen claves a medio-largo plazo.
Al inicio de la 3ª semana, sólo 5 especialidades tienen un índice de ocupación peor que Familia
Si la pregunta casi obligada es ¿para qué tantas plazas si los residentes siguen sin decantarse por ella?, la respuesta más inmediata es que "sí se decantan por ella, pero tarde", si entendemos por "tarde" la segunda mitad del proceso de adjudicación de plazas; es decir, la que comenzó a mediados de la semana pasada y se prolongará hasta el próximo 31 de julio.
De hecho, el habitual acelerón que la especialidad experimenta en el reparto de sus plazas en esta fase comenzó a sentirse ya a partir de la 8ª jornada de adjudicación de plazas, cuando Familia repartió 108 plazas en un sólo día (muy por encima de todas las especialidades que quedaban en juego en esa jornada). Al día siguiente, el noveno, repartió 174 plazas, a enorme distancia de las 50 que adjudicó ese mismo día Medicina Interna, o de las 40 que repartió Medicina Intensiva, segunda y tercera, respectivamente, de la 9ª jornada.
En definitiva, arranca pero tarde, y la prueba más evidente es que en los últimos 6 años no ha dejado ninguna de sus plazas sin cubrir, pese a que solía ser una de las especialidades que, tradicionalmente, tenía vacantes; las últimas, de hecho, en 2014, cuando nada menos que 108 plazas se quedaron sin residentes de Familia. Desde entonces, todas las que ha sacado a concurso se han cubierto. Veremos este año con una oferta histórica de 2.224 plazas.
En 2014, dejó 108 plazas vacantes, pero, desde entonces, se han cubierto todas
Y aunque últimamente se cubren todas, lo cierto es que a algunas comunidades autónomas les cuesta más hacerlo que a otras. Concretamente, Extremadura, las dos Castillas o las Islas Baleares suelen tardar bastante más en asignar residente a todas sus plazas de Medicina de Familia que Navarra o el País Vasco, que tradicionalmente lo hacen a buen ritmo.
Según los datos recopilados por José María Romeo Ladrero, editor del blog MIRentrelazados, al final de la 9ª jornada de adjudicación, Castilla y León sólo había cubierto un 5,29% de sus 170 plazas de Medicina de Familia; Extremadura se quedaba en el 8% de sus 75 puestos totales, y Baleares había repartido 7 de sus 73 plazas (un 9,59%). En el mismo periodo de tiempo, Madrid -la primera de la lista por tasa de ocupación- había repartido ya el 36,77% de sus 223 plazas (la que más oferta de las 17 autonomías) y el País Vasco 38 de sus 109 puestos docentes.
Comienzo esperanzador
Y eso que este año la especialidad empezó con muy buen pie el reparto de plazas MIR, tanto cuantitativa como cualitativamente. El primer día del proceso de adjudicación -mientras aún resonaban los ecos de la polémica suscitada por la elección telemática-, 13 de los 600 residentes que estaban llamados a elegir plaza en los 4 primeros turnos se decantaron por Medicina de Familia, la cifra más alta de los últimos 8 años, según el Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada, que dirige Vicente Matas. Además, la primera residente en elegir la especialidad (María Minué) lo hizo con el número de orden 80, uno de los más bajos de los últimos años.
En la convocatoria del año pasado, el primer día de elección (ese año eligieron 700 residentes, 100 más que en 2020) se adjudicaron sólo 7 plazas de Familia (5 menos que este año), pero el verdadero hito de esa convocatoria fue que el primer residente que se decantó por la especialidad era el undécimo en elegir plaza, el número más bajo de la última década.
La ovación que se escuchó en 2019 en el salón Ernest Lluch del Ministerio de Sanidad -escenario habitual de la ceremonia de adjudicación de las plazas-, cuando Rubén Blanco, un salmantino de 25 años, eligió Medicina de Familia con el número 11 evidencia lo insólito de una elección tan temprana para la especialidad médica de primaria.
A partir de ahí, el número de residentes que han optado por Medicina de Familia el primer día de adjudicación de plazas siempre ha sido inferior al de esta convocatoria: 8 residentes en 2018, cinco en 2017, diez en 2016, nueve en 2015, seis en 2014, y sólo siete en el año 2013, aunque ese año el primero que la eligió lo hizo con el número de orden 51, 29 por delante del que tenía este año María Minué, que cursará la residencia en el Hospital Infanta Leonor, de Madrid.
El aval de las cifras
Matas argumenta que aunque, año tras año, las preferencias de los MIR parezcan desmentir la importancia real que tiene primaria, "lo cierto es que las cifras atestiguan que el primer nivel asistencial es la base de nuestro sistema sanitario, y no es una frase hecha".
Es la base, añade el vocal nacional de Atención Primaria Urbana de la Organización Médica Colegial (OMC), por el número de profesionales que ejercen en el nivel (29.086 médicos de Familia con cupo asignado en primaria en 2018; 6.415 pediatras, 30.499 enfermeras y 20.641 profesionales no sanitarios), por la actividad que desarrolla (más de 200 millones de consultas ordinarias anuales y más de 22 millones de urgencias), por infraestructura y dotaciones (13.122 centros de salud distribuidos por toda España), y porque -añade Matas- "garantiza la equidad y el acceso a la salud hasta en el hogar más alejado". Sin embargo, con esa tarjeta de presentación, año tras año no está entre las especialidades más elegidas por los aspirantes con mejor número.
Entre las razones de esa desafección, el vocal colegial especula con "el poco conocimiento que los nuevos especialistas suelen tener de Familia, precisamente por la poca presencia que aún tiene la primaria en las facultades españolas de Medicina"; pero no se engaña y añade que, a esa falta de conocimiento, se une, paradójicamente, el conocimiento que -ésta vez sí- tienen esos mismos aspirantes "de las condiciones laborales, profesionales y salariales que padecen los médicos del primer nivel, y que son manifiestamente mejorables".
Un dato puede ilustrar bien las últimas palabras de Matas y explicar, negro sobre blanco, porque Cenicienta sigue siendo Cenicienta. Según la Estadística de Gasto Sanitario Público correspondiente al año 2018, las 17 autonomías que estos días intentan ocupar todas sus plazas MIR de Familia se gastaron ese año 9.176 millones de euros en primaria (un 13,9% del gasto sanitario total, cuando los profesionales del nivel llevan años pidiendo que se eleve por encima del 20%). En el mismo periodo, las mismas 17 autonomías invirtieron en hospitales y asistencia hospitalaria 41.395 millones de euros (un 62,8%). ¿Alguna pregunta más?.
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