domingo, 28 de febrero de 2021

Equidad vacunal mundial versus nacionalismo vacunal

Carmen Fernández
carmenfernandez
Dom, 28/02/2021 - 09:00
Covid-19
Personal de fuerzas armadas se desplaza en una zona de Brasil limítrofe con Perú para asistir a afectados por covid-19.
Personal de fuerzas armadas se desplaza en una zona de Brasil limítrofe con Perú para asistir a afectados por covid-19.

Nos quejamos mucho de las pocas vacunas que están llegando a España, y de lo lentamente que avanza la estrategia de vacunación en nuestras respectivas comunidades autónomas, pretendiendo ignorar que estamos inmersos en un problema que no es autonómico, nacional o europeo sino mundial. Esta terrible emergencia sanitaria es mundial, no tiene fronteras, y el verdadero problema es que no se está combatiendo de manera global.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, dijo la semana pasada que más de 130 países no han recibido ni una sola dosis de las vacunas contra la covid-19, y que el 75% de las inmunizaciones ya realizadas se concentran por ahora en sólo diez naciones, todas ellas desarrolladas. Y recordó que “nadie estará a salvo hasta que todos estén a salvo”.

Science, el pasado 17 de febrero, publicó un artículo en el que se exponía con crudeza el doble drama de la covid-19 en países de África: pierden población y pierden a sus escasos sanitarios, lo que hace que sufran aún más muertes. “Los países de Europa, Asia y las Américas han administrado más de 175 millones de vacunas para proteger a las personas contra el covid-19 desde diciembre de 2020, y la mayoría de los países han dado prioridad a los trabajadores médicos. Pero ni un solo país en el África subsahariana ha comenzado las inmunizaciones, dejando a los trabajadores de la salud muriendo en lugares donde para empezar son escasos”, reza el artículo.

La Comisión Lancet Covid-19, integrada por expertos de diferentes países y disciplinas – entre ellas, tres representantes del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona - y que tiene como objetivo "ayudar a los gobiernos, la sociedad civil y los organismos multilaterales a responder a la pandemia de manera equitativa y sostenible", ha publicado, por su parte, un manifiesto en el que detalla las tres prioridades para poner fin a la pandemia este mismo año: contención de la transmisión; vacunación rápida, y mayor financiación de emergencia, ya sea a través de Covax, del Fondo Monetario Internacional (FMI) o de bancos multilaterales de desarrollo.

La iniciativa Covax, fundada en abril de 2020, es un proyecto conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea y Francia, a la que ya se han sumado 190 países. Pretende garantizar que los estados más pobres también reciban vacunas, pero ya hay expertos que están alertando de que esta iniciativa internacional no prosperará sin el apoyo de los países más ricos y de la industria farmacéutica.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, incluso llegó a reclamar este viernes que se utilicen las exenciones de propiedad intelectutal, "cuando sea necesario", en las vacunas contra la covid-19. "Si no es ahora, ¿cuándo?", dijo en una rueda de prensa desde Ginebra (Suiza).

La falta de vacunas nos afecta muchísimo, como al resto de estados miembros de la Unión Europea, a la que tanto se está criticando por cómo las compró, incluido el volumen, inicialmente. Y eso está provocando un creciente descontento con los gobiernos nacionales y con la Comisión Europea. Pero mayor problema tienen los países a los que no llega ninguna vacuna o los que se ven obligados a picar en las redes geopolíticas de Rusia (con su vacuna Sputnik V), China (con la Sinopharm) o Israel. Que evitar más muertes, impedir el colapso sanitario y reactivar la economía de todos los países del mundo dependa de un bien tan escaso y tan caro es una bomba de relojería.  

La OMS ha informado de que más de 7.000 personas, entre ellas varios jefes de estado, y cientos de organizaciones han firmado ya una declaración por la equidad vacunal ( https://ift.tt/37g9il4 ) en la que se pide "directamente a los gobiernos y los fabricantes que agilicen los trámites reglamentarios, aumenten su producción poniendo a disposición sus tecnologías y su experiencia y garanticen la distribución equitativa de las dosis a fin de vacunar a la población, empezando por el personal sanitario y asistencial que lleva más de un año luchando en primera línea contra esta pandemia (…). Esta campaña recalca la obligación moral y los motivos económicos y en materia de seguridad mundial que fundamentan la distribución equitativa de las vacunas”.

Mucho más cerca, profesionales nacionales como, por ejemplo, Jaume Padrós, presidente del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, en un congreso internacional para analizar el escenario de pandemia desde la mirada de la teología, ha dicho que "si los países ricos acaparan las vacunas y no llegan a los países pobres, no vamos a salir a ésta". Ha puesto de ejemplo la insostenible situación de Israel, donde la vacunación avanza rápidamente pero no está llegando a la población de los territorios palestinos. Y ha recordado: "La salud ya no es individual, es global".

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