Escribir de la futura Ley de Farmacia de Madrid siempre supone una apuesta arriesgada. Pero, como siempre me ha gustado el riesgo, ahí van unas cuantas reflexiones, que no dejan de ser sino pensamientos políticos de un humilde farmacéutico que es poeta, sociólogo y presidente de Adefarma.
Esta nueva ‘Ley’, que algunos se han empeñado en denominar ‘de farmacia’, está dando mucha guerra y se ha visto envuelta en diferentes polémicas, hasta el punto de que el primer intento de promulgación quedó en nada y eso fue allá por el año 2018.
El único partido político que la incorporó en su programa electoral como propuesta fue el Partido Popular
Después vino el Gobierno de coalición del Partido Popular y Ciudadanos que, en diciembre de 2019, aprobó el Plan Anual Normativo para 2020, incluyendo esa Ley entre los propósitos legislativos de tal año.
Transcurrió el 2020 sin el más mínimo trámite que indicara el inicio del procedimiento establecido, con lo que algún ruido pero pocas nueces.
Llegamos a 2021 y el estallido político del mes de abril nos condujo, en Madrid, a la disolución del Gobierno de coalición y a unas nuevas elecciones autonómicas, dos años antes de las previstas.
El único partido político que incorporó en su programa electoral como propuesta la “realización de los trámites para aprobar la nueva Ley de Farmacia de la Comunidad de Madrid” fue el Partido Popular y así fue publicado el 21 de abril y recogida como la número 212, dentro del punto 5. Saber qué va a pasar en dos años de legislatura que restan es muy complicado; sin embargo, existe la suficiente voluntad política para cuadrar, temporalmente, el ejercicio de la iniciativa en la legislatura o por la potestad reglamentaria del Consejo de Gobierno.
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Materia a regular
Uno se puede preguntar, visto lo que ha pasado: ¿es necesaria una Ley nueva o es suficiente con un desarrollo reglamentario de la actual de 1998? El problema es que desde el 98 la ausencia de los reglamentos que procedían ha sido total; ni uno durante este tiempo, y han pasado más de 22 años. Dudamos de que, después de tanto tiempo, la opción sea la elaboración de reglamentos, porque es mucha materia la que tendrían que regular.
Adefarma está abierta a una nueva Ley, pero debería estar bien estructurada de contenidos para que no hiciera falta, salvo en contadísimas y excepcionalísimas ocasiones, acudir a la normativa reglamentaria; si no, estaríamos como ahora, con una Ley del 98 sin desarrollar, de obligada aplicación por la Administración, con algunas materias, como los horarios, absolutamente desfasada y generando un reguero de sanciones para los farmacéuticos.
Tiene que ser una Ley que, además de recoger los cambios de la sociedad -desde el año 98 han sido muchos y muy intensos-, se adelante al futuro de la realidad de nuestra Comunidad, sin olvidar la situación económica del país y de la propia farmacia madrileña, una de las más pobres de España.
No debería, bajo ningún concepto, negociarse solo entre la Consejería y el COF de Madrid
Hay cuestiones que son evidentes, como los horarios, las autorizaciones de farmacia, los servicios profesionales farmacéuticos añadidos, las nuevas tecnologías, la digitalización, las redes sociales, la publicidad, la atención domiciliaria, los medicamentos de diagnóstico hospitalario, la participación de las empresas en los conciertos, las guardias, la farmacia rural, los medicamentos veterinarios, los centros sociosanitarios, los baremos, las transmisiones intervivos y seguramente habrá más cuestiones, pero todo esto hay que regularlo debida y globalmente.
Un texto, bien como Ley o bien como reglamentos, tan absolutamente trascendental para toda una profesión, no debería, bajo ningún concepto, negociarse solo entre la Consejería y el COF de Madrid, por mucho que vistan al muñeco como quieran vestirlo, como tampoco puede ser que la Administración, aun comprendiendo su obligación para con la sociedad, nos quiera someter solo a sus criterios.
El farmacéutico no es exclusivo del Colegio. En términos de representación hay otras instituciones, asociaciones, sociedades, fundaciones... Otro mundo que también tiene su voz, y la Administración tiene la responsabilidad colectiva de escucharles y considerarles, atenderles en sus planteamientos.
Mantenemos una extraordinaria relación con el COF de Madrid, con el que nos reuniremos para este tema, una vez que la voluntad política del Gobierno de la Comunidad entienda y decida que es el momento de la tramitación de la Ley de Farmacia de Madrid, ni antes ni después.
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