jueves, 28 de octubre de 2021

La neurorrehabilitación, 'talón de Aquiles' de la asistencia integral del ictus

Neurología
raquelserrano
Vie, 29/10/2021 - 08:00
José Antonio Egido, jefe de la Unidad de Ictus del Clínico de Madrid
José Antonio Egido, responsable de la veterana Unidad de Ictus del Hospital Clínico de Madrid. FOTO: HCSC.
José Antonio Egido, responsable de la veterana Unidad de Ictus del Hospital Clínico de Madrid. FOTO: HCSC.

José Antonio Egido es el jefe de la veterana Unidad de Ictus del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, primera en España creada en 1992 y que ha tratado, desde entonces, a 20.000 pacientes. Coincidiendo con la celebración hoy viernes del Día Mundial del Ictus,  analiza, desde su experiencia de 30 años dedicado en exclusiva a esta enfermedad, y con espíritu crítico, los logros conseguidos en su abordaje, que no son pocos, pero sin perder de vista el camino que queda por recorrer para mejorar la asistencia de esta grave patología.

Se trata de la primera causa de muerte y discapacidad –significativa hasta en el 30% del total de casos-, en el adulto y cuya aparición puede cambiar la vida del afectado, pero también la de todo su entorno vital y familiar.

Según los datos del neurólogo, en España se producen al año 120.000 ictus; lo que supone “un ictus cada seis minutos”, y  con perspectivas al alza, ya que las cifras epidemiológicas mundiales señalan que su incidencia va en aumento.

PREGUNTA. ¿Cuál es la situación actual del abordaje del ictus en España?

RESPUESTA. En los últimos 30 años ha variado mucho. Hemos dado un ‘salto de gigante’ en la atención al ictus agudo con el establecimiento de unidades de Ictus, del desarrollo de la trombolisis y del intervencionismo vascular, entre otros aspectos. Ahora bien, el avance ha sido importante en cuanto a la disponibilidad de medios, pero no hay que olvidar que, actualmente, el desarrollo sigue siendo muy desigual por territorios.

Globalmente, la atención es muy diferente, según las comunidades autónomas. En Madrid y Cataluña, por ejemplo, se han desarrollado en los últimos años un plan de atención al ictus agudo, con la implantación del Código Ictus, a través del que se han mejorado significativamente los tiempos de asistencia y los resultados del tratamiento agudo. Pero, evidentemente, estos no se replican en otras comunidades con menos hospitales o menores medios. En algunas las unidades de ictus aún no están bien establecidas. Por tanto, el tono general es muy diferente, pero poco a poco el panorama irá cambiando y avanzando.

P. ¿En Europa adolecen de similares necesidades?

R. Sí, tienen los mismos problemas. Incluso, en lo que se refiere a la asistencia del ictus agudo, España tiene una capacidad de tratamiento superior a la del Reino Unido, y estamos en una situación equiparable a la de Francia, Alemania o a la de los países nórdicos, que tienen la ventaja de tener pocos habitantes y disponer de muchos medios.

P. ¿Qué medidas ‘de choque’ se pueden adoptar hasta paliar las carencias definitivamente y que el tiempo no corra en contra del paciente?

R. Es un tema muy complejo porque se deben establecer sistemas adaptados ‘a la tierra’. Cada comunidad y cada medio tiene sus características particulares y hay que implementar sistemas adaptados con transporte urgente y prioridades específicas. Además, se debe complementar con entrenamiento del personal que está cerca del paciente. Aquí la telemedicina puede jugar un papel importante y con una buena combinación podría resolver muchos problemas en comunidades grandes.

Hoy día, la telemedicina permite hacer factible determinados procesos a través de la coordinación de hospitales comarcales con el hospital terciario más próximo e incluso iniciar el tratamiento durante el traslado hasta llegar a una Unidad de Ictus. Actualmente es factible y, de hecho, es la estrategia que emplean en países como Suecia. Es un sistema relativamente barato y sencillo con entrenamiento y colaboración.

P. ¿En terapias, qué queda por mejorar tanto en ictus isquémico como hemorrágico?

R. Siempre queda mucho, a pesar de que se ha avanzado notablemente en el manejo de esta patología. La trombolisis y la trombectomía, que se han ido perfeccionando a lo largo de los años, se pueden ofrecer a un mayor número de pacientes gracias también a las mejoras que ha registrado la radiología. Permiten ofrecer tratamientos a pacientes en los que anteriormente no era posible.

No obstante, queda todo el ‘magma’ del ictus hemorrágico, ya que las hemorragias cerebrales carecen, en estos momentos, de tratamiento específico. El reto es conseguir terapias que disminuyan las secuelas de las hemorragias, aunque sí es cierto que el tratamiento en las unidades de ictus mejora las secuelas.

En el isquémico, el objetivo sería encontrar trombolíticos con menor riesgo, de acción más rápida –que incluso pudieran administrarse en el domicilio del paciente, aunque esto es aún ciencia ficción-. También se ha investigado mucho, aunque sin resultados alentadores, en fármacos neuroprotectores.

P. Superada la fase aguda, ¿qué sería imprescindible para que el tratamiento fuera completamente integral?

R. Sin duda, hay un campo que es esencial para todo tipo de ictus y que, a mi juicio, va a ser prioritario en los próximos años: la mejora de la Neurorrehabilitación. Este es nuestro ‘talón de Aquiles’. Hemos avanzado mucho en el tratamiento agudo, pero una vez que las secuelas se han establecido es muy difícil obtener el máximo beneficio si no se acompaña de una labor rehabilitadora durante el ictus y post-ictus.

En este ámbito sí estamos más alejados de otros países europeos. Por ejemplo, en Reino Unido, que tiene menos capacidad que España para ofrecer terapias de trombolisis o trombectomía, sí disponen de una sólida oferta de rehabilitación temprana: terapia ocupacional, logopedia, fisioterapia exclusivos para enfermos de unidades de ictus. Esto, indudablemente, hay que mejorarlo.

P. En el Día Mundial del Ictus, ¿qué mensajes considera imprescindibles para profesionales no especializados y pacientes?

R. Un aspecto esencial es que, en estos momentos, del total de las personas que sufren un ictus en España, y a pesar de las secuelas, estamos consiguiendo datos de independencia en torno al 50% de los pacientes, algo impensable hace 20 años, porque el ictus es una epidemia de alta repercusión sanitaria, social y económica. A todo ello también ha contribuido la aplicación del proyecto 'Código Ictus'. 

La población también puede participar en la mejora de la atención al ictus con un reconocimiento precoz de algunos de sus síntomas. Hace veinte años, sólo un 4% de la población conocía algún aspecto relacionado con esta patología. Ahora, se ha mejorado mucho en este sentido, se ha conseguido acortar muchos los plazos, pero hay que seguir insistiendo, tanto en la población como en el profesional sanitario no especializado: el ictus tiene igual prioridad que el infarto de miocardio y requiere una atención hospitalaria inmediata y urgente.  

Premio Mundial a la calidad de datos 

La Unidad de Ictus del Hospital Clínico de Madrid acaba de ser  reconocida con el premio mundial a la calidad de los datos en el registro SITS (Safe Implementation of Treatment of Sroke), base de datos internacional de trombolisis y trombectomías, realizada en colaboración con la Sociedad Europea de Ictus, cuyo comité coordinador tiene su sede en el Instituto Karolinska de Estocolmo, convirtiéndose así en el primer hospital en España en recibir este prestigioso reconocimiento

Este registro, cuyo coordinador nacional para España es José Antonio Egido, responsable de la Unidad de Ictus del Clínico de Madrid, lleva activo desde el año 2004 e incluye datos de más de 100.000 pacientes de 1.680 centros en todo el mundo, lo que la convierte en una gran herramienta de monitorización y control de calidad de la práctica clínica para las unidades que atienden a pacientes que han sufrido un ictus.

El Hospital Clínico San Carlos ha incluido en este registro a cerca de 1.800 pacientes tratados con trombolisis y trombectomía, “técnicas que se pueden usar juntas o por separado según las circunstancias; con la trombolisis se intenta desobstruir la arteria mediante un fármaco y si esto no se consigue pasamos a utilizar la trombectomía, en donde realizamos un cateterismo de forma mecánica”, aclara Egido.

Estar en este registro también permite realizar investigación clínica de excelencia, “como el trabajo que hemos publicado en mayo en el Journal of Internal Medicine sobre la seguridad de ambos métodos”, sostiene el neurólogo cuya unidad fue la primera en Madrid en ofrecer intervencionismo durante las 24 horas del día.

Se han dado 'saltos de gigante' en la asistencia al ictus agudo. Pero, quedan lagunas en su posterior, y esencial, tratamiento precoz de las secuelas. Off Raquel Serrano Radiodiagnóstico Farmacología Neurocirugía Cirugía Cardiovascular Medicina Preventiva y Salud Pública Farmacología Medicina Física y Rehabilitación Off

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