El mes de agosto de 2022 ha batido el récord en el número de muertes por exceso de temperaturas desde el año 2015, primero del que hay registros en el Panel Momo. Hasta el día 30 han sido 4.563 el exceso de personas fallecidas por todas las causas, de las cuales 1.604 han sido atribuibles al calor según informa el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III.
Si bien encontramos una situación favorable si lo comparamos con el pasado mes de julio, durante el que se estima que se produjeron 2.223 muertes, los datos de agosto son inusualmente negativos. Estos indican una reducción aproximada del 28% entre ambos meses de verano, pero debemos tener en cuenta que los expertos apuntan a los episodios tempranos de olas de calor y a los primeros meses de exposición a estos fenómenos como los más mortíferos.
A pesar de que España no ha atravesado ninguna ola de calor en el mes de agosto, el Panel Momo muestra una llamativa concentración de muertes entre los días 4 y 8, y los días 13 y 16. El Índice Kairós es un sistema de vigilancia de la mortalidad diaria asociada a la temperatura que tiene en cuenta las temperaturas normales y los diferentes umbrales de disparo de la mortalidad por calor en cada una de las provincias. Es un instrumento efectivo para la prevención de riesgos en las provincias afectadas.
De este modo, estuvieron en alerta de riesgo alto cuatro provincias (Madrid, Pontevedra, Jaén y Barcelona) durante la primera semana de agosto, en la que se concentran buena parte de las muertes. Antes de que se produjera la segunda concentración de fallecimientos, coincidiendo con el puente de agosto, el índice puso en alerta por riesgo alto a seis provincias (Alicante, Castellón, Zaragoza, Huesca, Barcelona y Madrid) y en riesgo moderado a Navarra.
Conviene recordar los consejos de las autoridades sanitarias para evitar los peligros que estas temperaturas extremas pueden representar para la población en general y para las personas con patologías cardiorrespiratorias previas en particular. Evitar la exposición al sol, hidratarse y ajustar la medicación aplicada a la reducción de la tensión y los fármacos diuréticos será esencial si tenemos en cuenta que las muertes por golpe de calor representan un porcentaje mínimo sobre el total de muertes atribuibles exposición a altas temperaturas. Desde este martes día 30 de agosto y hasta el 2 de septiembre tendrá lugar en el museo San Telmo de San Sebastián el coloquio titulado Retos del s. XXI: Cambio climático, adaptación y salud, celebrado la Sociedad Española de Epidemiología. Allí, este martes, se pusieron de manifiesto cuestiones fundamentales: “La mayoría de los efectos en la salud durante las olas de calor no son solo producidos por los golpes de calor. Efectivamente, el golpe de calor es una de las consecuencias de exposición a las altas temperaturas, pero es lo que menos muertes produce. Lo que más asociado está con la mortalidad y la morbilidad es el agravamiento de enfermedades crónicas cardíacas, pulmonares, renales, psiquiátricas...sobre todo por el tipo de fármacos que consumen estos pacientes. Estas personas son los que se encuentran en mayor peligro por no tener sensación de sed, con lo que es muy fácil que se deshidraten y además suelen ser personas longevas”, advirtió Cristina Linares Gil, investigadora responsable de la unidad de referencia en Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del Instituto de Salud Carlos III. Durante el coloquio se mostró una clara preocupación por la proliferación de incendios forestales o “megaincendios” y la manera en la que una creciente sequía puede afectar a la salud a todos los niveles. Destacó el interés por la asociación de este fenómeno y la aparición de estrés, ansiedad y depresión relacionada especialmente con la pérdida de dinero en el sector agrícola, así como los cambios producidos en la aparición de determinadas enfermedades estacionarias y la contaminación de los sistemas de agua.
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