Un mundo cada vez más convulso y desigual ha llevado a miles de sanitarios a embarcarse en acciones humanitarias. La máxima de cuidar de uno mismo para cuidar mejor a los demás es esencial para estos sanitarios. Para lograrlo deben cumplir las recomendaciones de salud y seguridad de las organizaciones que trabajan en el terreno. Así lo cree Nuria Carmona, responsable de Salud Laboral de Médicos Sin Fronteras (MSF): “Nosotros damos formación y procuramos herramientas, pero muchas recomendaciones dependen de la responsabilidad de cada profesional”.
Además de seguir una preparación antes de la salida, es esencial tener al día el calendario vacunal, hacerse un chequeo médico y una visita al dentista. No hay que olvidarse de llevar la medicación habitual y seguir la profilaxis antimalárica en los países de transmisión endémica. En el transcurso de la misión, los sanitarios deben ser cautelosos con la higiene personal, con lo que se come y se bebe.
El agua ha de ser clorada o embotellada, ser precavidos con los baños en aguas dulces por el riesgo de infección por parásitos así como con las picaduras de mosquitos. Tampoco se deben perder de vista los trastornos psicológicos. “El estrés acumulado es uno de los motivos que más problemas puede generar en nuestro personal en el terreno”, advierte Mª Cecilia Jacome, responsable del Área Psicosocial de MSF.
Para evitarlos, el trabajo debe acompañarse de tiempos de descanso, recuperación mental y física, alimentación sana, ejercicio, mantenimiento del vínculo social y afectivo y una dinámica de diálogo sobre aspectos que puedan ser conflictivos por las diferencias culturales. A la vuelta, hay que estar atentos a las señales del cuerpo, sobre todo por problemas infecciosos, y a la salud mental.
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