“El sistema público está cogiendo tics muy defensivos. Hay un componente de desconfianza hacia los gestores; mucha intervención, mucho rendimiento de cuentas. Todo eso está bien, pero la burocracia malentendida es muy paralizante. Para comprar cualquier cosa, se parte de la desconfianza. La justificación de lo que haces es casi tan importante como lo que haces”. Lo dice Joan X. Comella, investigador y gestor científico, que ha dejado la dirección del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y de la ciencia del Campus Hospitalario del Vall d'Hebron, de Barcelona, para dirigir el departamento de Innovación, Investigación y Gestión del conocimiento del Hospital Materno-Infantil de Sant Joan de Déu (HSJD), de Esplugues de Llobregat, también en Barcelona. “Aquí (por el HSJD) hay más flexibilidad y lo que haces es bajo tu responsabilidad”, declara a este diario en relación con su nuevo cometido.
Lo que ha hecho Comella es, buscando un símil naviero, como dejar un trasatlántico (el Hospital Vall d’Hebron, del Instituto Catalán de la Salud, tiene más de 9.000 empleados y un presupuesto cercano a los mil millones de euros al año) por un crucero (de cerca de 3.000 trabajadores y unos 300 millones de presupuesto anual). Pero este último, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y concertado con el Servicio Catalán de la Salud, supone un entorno menos regulado que el del Vall d'Hebron (de gestión administrativa, que no empresarial) y con más facilidades para, por ejemplo, transferir conocimiento al tejido empresarial e industrial. Por lo demás, ambos centros, uno público y el otro privado, están vinculados a universidades (Vall d’Hebron a la Autónoma de Barcelona-UAB y HSJD a la de Barcelona-UB) y los dos realizan ciencia de alta ambición y excelencia. Hay que destacar que el HSJD mantiene desde hace años una importante alianza estratégica con el Hospital Clínic y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps), también de Barcelona.
Comella ha llegado al HSJD avalado por una larga trayectoria como gestor de ciencia: fue vicerrector de Investigación de la Universidad de Lleida, director de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva de la Investigación (ANEP), director de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología ( FECYT) y director de la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación (FCRI), además de haber ejercido otros cargos de representación en sociedades, fundaciones y asociaciones relacionadas con la investigación en Cataluña, España y Europa.
Echando la vista atrás, y en respuesta a preguntas de este diario, destaca la importante contribución de la Ley 13/1986, de 14 de abril, de Fomento y coordinación general de la investigación científica, más conocida como la Ley de la Ciencia, que marcó el inicio de una política científica y tecnológica en España, y también la creación de la ANEP (en 2016 fue sustituida por la Agencia Estatal de Investigación-AEI). “Eso llevó a España a estar entre los 10-15 principales países en producción de ciencia en todo el mundo”, asegura. Su paso por la dirección de la ANEP, entre 2004 y 2006, fue “un auténtico máster”, recuerda.
Cuando en 2009 llegó al Vall d’Hebron, relata, encontró un hospital con grandes investigadores como Josep Baselga, Manel Montalbán o David García-Dorado, pero “le faltaba visión institucional, profesionalizar la investigación, crear comités, disponer de un plan estratégico, potenciar las áreas de excelencia, estimular la transferencia y los ensayos clínicos…”. Hacer todo eso, finalmente, “acabó generando resultados. Casi no había proyectos internacionales y ahora tiene 70 activos”, asegura.
Subraya especialmente las complicidades y sinergias establecidas dentro del Campus del Vall d’Hebron entre el VHIR y el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), que actualmente dirige Josep Tabernero.
Que haya dejado voluntariamente el Vall d’Hebron (le ha sustituido Begoña Benito al frente del VHIR) ha sorprendido en el sector de la ciencia biomédica catalana puesto que el VHIR está en un momento especialmente dulce, comenzando por la construcción ya en curso de un nuevo edificio dentro del mismo campus.
"Les he dejado en el mejor momento"
“Les he dejado en el mejor momento; no es mérito mío, pero el VHIR está en el mejor momento de su historia” y “con el mayor presupuesto (50 millones de euros para 2023) de su historia”, confirma Comella. “Los proyectos se tienen que dejar cuando van bien”, defiende.
En el Campus de Investigación del Vall d’Hebron (incluye el VHIR y VHIO), entre 2009 y 2021 se incrementó de 646 a 1.211 el personal investigador; de 230 a 630 los proyectos competitivos (los importes concedidos subieron de 7,46 a 27,15 millones de euros); el número de publicaciones ascendió de 540 a 2.087 y el factor de impacto de 2.475 a 17.482, y los ensayos clínicos pasaron de 413 a 1.580 y los ingresos por esta actividad de 5,5 a 26,6 millones de euros.
Además, en materia de innovación y transferencia, las patentes solicitadas (acumulado) ascendieron de 8 a 133; las licencias, de 2 a 45, y la creación de spinoff y startup (acumulado), de una a 17.
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