Nombre: Gracia Alonso de Armiño. Lugar de nacimiento: Bilbao. Fecha: 11-08-1992. Altura: 1,82 metros. Probablemente, la enfermera más alta que ha cruzado por los pasillos del Hospital de Cruces (Baracaldo), donde trabajó el pasado verano en plena pandemia del coronavirus.
Sus 182 centímetros llaman bastante menos la atención en su otra faceta profesional, la que ahora ocupa el cien por cien de su tiempo: Gracia es ala-pívot de las Women in Black, el equipo de Movistar Estudiantes que juega en la élite del baloncesto femenino español, la Liga Endesa. El entusiasmo, entrega y profesionalidad de los que hace gala en ambas facetas le han granjeado un hueco en esta galería de #Admirables, el particular homenaje que Diario Médico y Correo Farmacéutico rinden a los sanitarios en su lucha contra la covid-19.
Con su innegable acento vasco, regado de una risa tan espontánea como incontenible, Alonso de Armiño encarna mejor que nadie el espíritu del convenio que firmaron a finales de octubre el Consejo General de Enfermería de España (CGE) y la Fundación Estudiantes. Enfermería y baloncesto, salud y deporte, el yin y el yang que inspiran la vida de Gracia. En definitiva, un puente simbólico en forma de convenio de colaboración "para rendir homenaje a las 316.000 enfermeras españolas por su incansable lucha contra la pandemia". Eso dice la letra del convenio.
Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, es mucho más expresivo a la hora de explicar por qué han elegido a un club "tan querido y emblemático" para ir de la mano: "El Estudiantes comparte con las enfermeras su capacidad de superación, de luchar contra la adversidad, y de hacerlo a veces sin los medios necesarios ni los sueldos de otros países, pero con una enorme ilusión y mucho amor por su profesión". En definitiva, un equipo de patio de colegio, como reza el lema que ha exhibido orgulloso Estudiantes por la canchas de basket de medio mundo, y que destila la esencia de un club íntimamente vinculado al Colegio Público Ramiro de Maeztu, en cuyo patio pelotea a diario el semillero de su afición... y quién sabe si de sus futuras estrellas.
Miércoles 28 de octubre, WiZink Center de Madrid, 21:15 horas, partido de la Liga ACB masculina: Estudiantes Movistar-Acunsa Gipuzkoa Basket. Los jugadores del equipo local saltan al calentamiento previo con unas camisetas especiales (cubres) que exhiben un lema aún más especial: "Enfermeras, hoy jugamos por vosotras. Mucha fuerza" . Apenas 24 horas después, las chicas del Estudiantes, las Women in Black, hacen lo propio en el Movistar Academy Magariños, antes de su partido contra el Cadí La Seu. Estudiantes juega sus partidos de liga... con un banquillo de 316.000 enfermeras. Primer fruto del convenio de colaboración entre ambas instituciones.
"Éste ha sido el primer paso, pero queremos que esto no pare y que la colaboración con el Consejo de Enfermería se concrete en muchas más acciones. Ahora mismo, en el contexto actual, están desbordadas por la situación sanitaria, pero en nuestras respectivas agendas ya tenemos señalada en rojo otra iniciativa que nos hace mucha ilusión: llenar el WiZink Center de gente y hacer un partido de homenaje al colectivo", dice María Luisa González-Bueno, directora general de la Fundación Estudiantes. ¿Cuándo? Cuando la pandemia que Gracia Alonso de Armiño ha mirado a la cara este verano, como enfermera del Hospital de Cruces, lo permita.
La directora de la Fundación no se cansa de repetir -y recalca que lo transcribamos- que ha sido "facilísimo" trabajar con el Consejo General de Enfermería, "por objetivos, ritmo, organización y conceptos. La sensación que nos transmitieron es que las enfermeras, y los sanitarios en general, estaban un poco cansados de esa imagen hiperbólica del heroísmo, que ellas son trabajadoras y ejercitan su profesión, y en eso queremos centrarnos".
Esa filosofía no ha debido ser difícil de entender para un club que, como recuerda González-Bueno, lleva en su ADN "la preocupación por las personas y por el entorno social". Movistar Estudiantes y su Fundación llevan más de 20 años colaborando con varias organizaciones benéficas, y desde el inicio de la pandemia han participado, por ejemplo, en sendas campañas con Cruz Roja -Cruz Roja Responde, para recaudar fondos contra el coronavirus- y Banco de Alimentos, y organizaron en julio el primer campus inclusivo, para jugadores y jugadoras con discapacidad intelectual. "Además de ser una experiencia enormemente gratificante, se desarrolló con un estricto protocolo que garantizó la seguridad de todos los chicos y la tranquilidad de sus padres", apunta la directora de la Fundación Estudiantes.
Y lo del ADN de la solidaridad no lo dicen sólo los de casa, sino también los que vienen de visita y se encuentran tan cómodos con el club y con su Fundación que firman acuerdos de colaboración con ellos, como el presidente del Consejo de Enfermería: "Éste es un club que valora la diversidad y se implica en las causas sociales; así que no hablamos sólo de un equipo deportivo de élite, sino de un referente, de una forma de vida. Igual que la profesión enfermera", afirma Florentino Pérez Raya.
Que se lo digan a Gracia Alonso de Armiño, la ala-pívot enfermera de las Women in Cruces, que aúna en su persona ambas vocaciones.
Dos pasiones en una
Mientras cursaba la carrera de Enfermería, Gracia compaginaba sus dos pasiones, pero las exigencias de la primera división femenina, los entrenamientos diarios, los viajes y su reciente convocatoria para la Selección Española Femenina de Baloncesto 3x3 -una modalidad que desde este año es olímpica- le obligan a dedicarse ahora íntegramente a la competición de élite.
"No voy a negar que es un poco frustrante tener que aparcar momentáneamente la Enfermería en un momento como éste, en el que la sanidad convoca a filas a todos los profesionales disponibles para afrontar un reto mayúsculo. Ahora bien, tengo claro que cuando el baloncesto ya no me divierta o no rinda al nivel que se exija de mí, me volcaré al cien por cien en la actividad sanitaria, y lo haré con la misma pasión que ahora hago esto", asegura la ala-pívot bilbaína.
Al margen de las prácticas clínicas durante la carrera, Cruces fue el pasado verano el escenario de su primera inmersión en una realidad asistencial que, por lo atípica, era nueva incluso para los más veteranos del hospital bilbaíno. Su particular salto sin red en un servicio, el de Neurofisiología, que, sobre el papel, no estaba en contacto directo con pacientes Covid. "Hasta mediados-finales de julio, la situación epidemiológica del País Vasco estaba relativamente controlada, pero en agosto la cifras empezaron a cambiar y, al final, todos los servicios acabamos haciendo pruebas de coronavirus".
En su retina guarda el electroencefalograma que entraron a hacer en la UCI a un paciente aquejado de la enfermedad.
"Fueron 45 minutos de agonía máxima, pertrechados con un equipo de protección individual (EPI) muy aparatoso, que tardabas mucho en colocarte, con el que era muy difícil desenvolverse para trabajar y con el que no dejabas de sudar..., por el calor, pero también por la tensión. El azul claro de mi uniforme era un empapado azul oscuro cuando me quite el EPI".
Si su retina guarda imágenes, voces y sensaciones, su alma aún retiene el "tristísimo semblante" de aquel paciente. "Estaba completamente sólo en la UCI, sin nadie alrededor y sin posibilidad de recibir visitas, y el protocolo nos obligaba a trabajar con celeridad y casi de forma autómata. Si esta profesión te forma, entre otras cosas, para dedicarle a cada paciente el tiempo que necesite, sea el que sea, y para brindarle asistencia, pero también apoyo emocional, los protocolos y la saturación asistencial nos obligan a dejar de lado esos principios. Por ahí empieza a ganar el virus la batalla".
Se confiesa una recién llegada a la profesión, pero a su pasión por la Enfermería une el hecho de haber crecido rodeada de batas blancas y conversaciones de sobremesa donde la sanidad era un tema preferente: sus padres, médicos ambos; una hermana, residente de segundo año de la especialidad de Medicina Intensiva en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander); otra hermana, odontóloga, y otra más, enfermera, como ella. Sólo un hermano es ajeno profesionalmente a ese gen de los Alonso de Armiño.
"Enfermeras, hoy jugamos por vosotras"
— Basket en Movistar+ (@MovistarBasket) October 30, 2020
Así fue el homenaje del @MovistarEstu a este colectivo. #NoticiasVamos pic.twitter.com/BkD6eXd24b
"A mis padres les quedan poco más de 2 ó 3 años para jubilarse, pero, por mucha que sea su experiencia, la covid les ha pillado de nuevas y les ha obligado a reinventarse". Y esa tabula rasa equipara, en cierta forma, a noveles y experimentados en los servicios hospitalarios: "He visto a enfermeros y auxiliares muy veteranos saturados por el día a día; muchas bajas por incapacidad, porque la situación te supera, y a varias compañeras que se han cogido una baja temporal para evitar contagiar a sus familias o para poder cuidar a sus padres, que habían caído enfermos".
"El virus gana cuando no puedes dedicarle a cada paciente el tiempo que necesita"
Si tiene una espina clavada es la suspensión obligatoria de las prácticas clínicas que se decretó el pasado marzo para todas las carreras de Ciencias de la Salud, y que a ella le pilló en el último año de Enfermería, justo antes de su desembarco en el Hospital de Cruces.
"Llevaba haciendo prácticas en el Servicio de Urgencias desde el mes de enero y ya en febrero empezamos a ver algún caso puntual de coronavirus y empezaron a plantearse protocolos de abordaje de la enfermedad que iban cambiando continuamente; cada día era diferente y tú, recién aterrizada en la profesión, estabas en primera línea para verlo. Me fastidió mucho que se cancelaran las prácticas por decreto y que nadie nos preguntara si queríamos seguir allí para ayudar, precisamente cuando más cosas nuevas podías absorber".
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Admite que sus compañeras de vestuario en Movistar Estudiantes le piden consejo sanitario sobre medidas de prevención; si es mejor una PCR que un test de antígenos, o viceversa, si será seguro ponerse la vacuna cuando la haya..., pero tira de nuevo de humildad para recordar que "ni soy epidemióloga ni llevo ejerciendo mucho tiempo, y al final mis sugerencias -que no consejos- vienen dictadas por el sentido común y la responsabilidad básica como ciudadana".
Sólo el tiempo separa a Gracia de la experiencia sanitaria, templanza e iniciativa que acredita en la cancha en su segunda temporada consecutiva en Estudiantes, un equipo de patio de colegio que, a la humildad y el trabajo constante, une el coraje para aspirar a cualquier meta. Un equipo, en suma, que encaja a la perfección con el perfil de la jugadora vizcaína: enfermera y deportista de élite.
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