El próximo 14 de febrero de 2021 podrán votar 5.623.962 electores, de una población de 7,5 millones de personas, en los comicios al Parlamento de Cataluña. Es, posiblemente, el proceso electoral (legal) más importante de la democracia en esta comunidad autónoma, sumida desde hace más de diez años en una grave crisis política pero también en una crisis de gobierno, evidenciada especialmente por el hecho de que la Generalitat haya prorrogado o aprobado fuera de plazo hasta 22 presupuestos anuales en los últimos 40 años y la mitad de ellos durante el llamado 'procés' independentista.
La sanidad catalana no se ha recuperado aún de los recortes aplicados por el Ejecutivo de Artur Mas (CiU) a partir de 2011 y, con la crisis política, también iniciada bajo su mandato, ha funcionado sin liderazgo ni estrategia de mejora y de futuro. Esto es lo que se juegan en estas elecciones Cataluña y su sistema sanitario: seguir con la decadencia de los últimos diez años o pasar página y tratar de recuperar el buen funcionamiento de sus instituciones públicas, la paz social, la economía y el prestigio.
Concurren 9 partidos con posibilidades de representación parlamentaria, ordenados según escaños en esta última legislatura: Ciudadanos, con Carlos Carrizosa como presidenciable; ERC, con Pere Aragonés; PDeCAT, con Àngels Chacón; PSC, con Salvador Illa; En Comú Podem, con Jessica Albiach; la CUP, con Dolors Sabater; el PP, con Alejandro Fernández; Junts, con Laura Borràs (aunque figura como cabeza de cartel Carles Puigdemont), y Vox, con Ignacio Garriga. En la mayoría de sus respectivos programas electorales lo más repetido son tres propuestas, además de la de mejorar la gestión autonómica de la pandemia y potenciar los recursos de salud pública: aumentar la dotación económica de la Sanidad, acabar con la precariedad laboral de los sanitarios e integrar o coordinar mejor servicios sanitarios y sociales.
Entre esas propuestas no figura una revisión a fondo y actualización del modelo sanitario autonómico ni de la administración sanitaria actual, que emana de la Ley de Ordenación Sanitaria de Cataluña (LOSC), de 1990.
Ciudadanos
Ciudadanos anuncia que, si vuelve a ganar las elecciones (fue la fuerza más votada en las últimas en Cataluña) y puede formar gobierno, revertirá los recortes realizados en la última década por los políticos independentistas en el sistema público de salud; acabará con la precariedad laboral de los profesionales sanitarios y reducirá la temporalidad abusiva en el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), y reducirá las listas de espera.
También impulsará una reforma integral de la Atención Primaria que la sitúe como verdadero centro funcional del sistema sanitario. Fomentará la transparencia y la rendición de cuentas para mejorar la calidad asistencial y promoverá la excelencia en la gestión clínica y fijará estándares de calidad de obligado cumplimiento. Además, asegura que ahorrará recursos en el CatSalut fomentando la compra centralizada entre los diferentes centros sanitarios. Hará efectiva la libertad de elección del centro hospitalario. Despolitizará la gestión sanitaria y trabajará para hacer efectiva la tarjeta sanitaria única con la que los catalanes puedan recibir atención sanitaria en el resto de CCAA, incluyendo la cobertura de costes de pacientes que tengan que desplazarse a los Centros de Referencia (CSUR) de otras autonomías.
Su programa incluye, asimismo, entre otros objetivos, que rechazarán “la cesión de competencias sobre la formación sanitaria especializada y la gestión del sistema MIR acordada por el PSOE con los nacionalistas, dado el perjuicio que supondría para los estudiantes catalanes, que verían limitadas sus oportunidades en el resto de España, y para los estudiantes de otras CCAA que tendrían que enfrentarse a barreras de acceso que disminuirían las posibilidades del sistema sanitario catalán de atraer y captar talento”.
ERC
ERC, que desde el Gobierno de coalición con Junts per Catalunya (coalición política de ideología independentista que unió al PDeCAT con la organización de Puigdemont, ahora llamada Junts) ha estado gestionado la sanidad y la crisis sanitaria por la covid-19 en esta comunidad autónoma, apuesta, dice, por “una financiación justa”, integrar la atención sanitaria y la social y proteger a las personas mayores con 500 profesionales de la primaria para residencias. Incluye, en un programa reducido, el desarrollo de políticas de recursos humanos que contemplen la planificación, formación y desarrollo profesional.
“El principal instrumento para mejorar la estabilidad de los profesionales que habrá que continuar desplegando es el Plan de garantía de la estabilidad laboral que se concreta en las siguientes líneas: estabilización laboral a través de la contención y reducción de la temporalidad entre todos los proveedores (Instituto Catalán de la Salud-ICS y no ICS) a través de la oferta pública de plazas; reducción de la eventualidad (ICS y no ICS a través de la reconversión de eventuales en interinos); conciliación familiar y laboral, con el diseño y desarrollo del Plan de conciliación y una guía de buenas prácticas; creación del observatorio de la calidad de la contratación laboral en el sistema sanitario público, y definición de actuaciones de planificación de recursos humanos a partir del diagnóstico de necesidades”.
PDeCAT
El PDeCAT quiere lograr un sistema más integrado de atención sociosanitaria, promover un seguimiento eficaz y periódico por parte del “médico de cabecera del CAP donde está adscrita la persona de edad avanzada”. Y, en su caso, aboga también por un Pacto “Nacional” por la Salud 2021, “para habilitar recursos para hacer las reformas necesarias y poner la sanidad pública al nivel de lo que requiere la sanidad”.
También recupera la idea, ya experimentada en Cataluña, de la factura sombra de lo servicios que recibe el paciente. Y promete añadir 5.000 millones de euros adicionales en los próximos 5 años e “instar un cambio en el sistema de financiación autonómica actual, aumentar progresivamente el porcentaje de gastos sanitario financiado” y priorizar el gasto en recursos humanos, infraestructuras y equipamientos.
Asimismo, considera relevante modificar el modelo existente de asignación económica a los centros, potenciando el pago por resultados, y que el contrato entre el CatSalut y proveedores sea prospectivo, trienal, objetivo, transparente y con “las mismas reglas para todos”. También sugiere reformar la autonomía organizativa y de gestión de los centros de primaria y evaluar de manera sistemática las políticas sanitarias. Y, a pesar de su defensa de la independencia para Cataluña, sorprende con esta propuesta: “Obtener para Barcelona la sede del HispaNICE aprovechando los Fondos Next Generation EU”. Y mejorar las condiciones laborales de los profesionales equiparando las plantillas a estándares europeos.
PSC
El PSC, con el exministro Illa al frente de una formación que ya ha gobernado la sanidad catalana (con Pasqual Maragall y José Montilla como presidentes de la Generalitat), quiere poner profesionales servidores públicos al frente de las áreas más relevantes del gobierno y ya ha anunciado en redes sociales que contará con Olga Pané, gerente del Parque de Salud Mar de Barcelona (Hospital del Mar y otros), como consejera de Salud. Se propone lograr la financiación necesaria para responder a las necesidades, estableciendo un gasto en salud del 7 % del PIB.
También quiere garantizar la transparencia en la toma de decisiones; trabajar con lealtad, cooperación y colaboración con las diferentes administraciones -Gobierno del Estado, Ayuntamientos, Diputaciones y consejos comarcales- y respetar y fomentar la participación de los ciudadanos, comunidades científicas, asociaciones de profesionales y agentes sociales en la toma de decisiones. Añade su intención de reconocer la labor de la Atención Primaria con más recursos diagnósticos y más profesionales de todos los niveles, fomentando la visión comunitaria e incorporando mecanismos de telemedicina y digitalización.
Asimismo, quiere reforzar e intensificar la supervisión médica de las residencias de personas mayores y otros dependientes, potenciando la atención domiciliaria desde la primaria. Y, “cuidar a los profesionales del sistema sanitario, devolviendo los derechos y retribuciones recortados, haciendo nuevas contrataciones y estableciendo un programa de consolidación de plazas, que permita recuperar las pérdidas de personal con una previsión de convocatorias de plazas amplias y rápidas para acabar con la eventualidad y la precariedad”. También defiende una “auténtica coordinación de los sistemas de protección social, sanitario y salud pública” e introducir la perspectiva de género en la sanidad. La mejora de la atención mental y meter las enfermedades minoritarias en el programa de atención a la cronicidad del Departamento de Salud, aprobado en 2012, se incluyen entre las propuestas de los socialistas catalanes.
Así como: “Participar de forma activa en la planificación del programa MIR, conjuntamente con el Estado y las universidades, para determinar el número y tipología de profesionales especialistas según las necesidades a corto, medio y largo plazo”; reforzar los Servicios de Salud Pública y de Vigilancia Epidemiológica. Para la Atención Primaria propone que reciba, como mínimo, el 25 % del presupuesto de Salud. Y en su amplio programa sobre Salud también hay espacio para un Plan de Choque de tiempos máximos de espera garantizados para las visitas del especialista, las pruebas diagnósticas y las intervenciones quirúrgicas.
Illa, tras su paso por el Gobierno central, también muestra su visión nacional en estas propuestas que ha incluido en su programa: “Fomentar una visión federal y leal de la sanidad, participando activamente en la definición y la formulación de las políticas sanitarias en todo el Estado -especialmente en la planificación, evaluación de servicios y tecnologías, recursos humanos y salud pública-, a través del Consejo Interterritorial. El Consejo se convertirá así en uno de los mecanismos de coordinación y cogobernanza en el marco de la transformación federal del Estado que los socialistas proponemos. Coordinar con el resto de las comunidades autónomas y el Estado la interoperabilidad de la tarjeta sanitaria y el acceso a los datos de la historia clínica compartida”.
En Comú Podem
La agrupación de Podem (Podemos), Equo y Barcelona en Comú, conocida como ‘Comuns’, propone para la sanidad catalana una mejora de la coordinación y las sinergias en las actuaciones de las políticas sociales y de salud y una evaluación sistemática del impacto en salud de todas las políticas del gobierno autonómico. Quiere fijar un mínimo de inversión no inferior al 7% del PIB y que toda la provisión sea pública.
También defiende un modelo centrado en la atención primaria y dice que hay que “superar” la LLOSC. Aboga asimismo por lograr tres meses de espera como máximo para la cirugía y desplegar la Agencia de Salud Pública de Cataluña y potenciar ésta hasta que suponga el 3% del presupuesto anual de Salud.
A la primaria quiere destinarle el 25% del presupuesto, en un aumento progresivo, y que las citas en este ámbito tengan un mínimo de 10 minutos. Incluye también impulsar procesos de salud comunitaria en coordinación con Salud Pública, y mejorar el sistema de salud mental y de atención a adicciones. En cuanto a los sanitarios, propone recuperar las plantillas y los derechos de los trabajadores del sector y “desmercantilizar” la sanidad. Añade racionalizar el gasto farmacéutico y constituir empresas o instituciones públicas que produzcan sus propios productos de farmacia “con precios de referencia y competitivos” con los de la empresa privada.
CUP
Este partido independentista, al igual que ERC, PDeCat y Junts, defiende, por el contrario, la desprivatización de los servicios públicos, parar inmediatamente todos los proyectos de privatización directa o indirecta y analizar y evaluar concesiones, convenios, conciertos para su recuperación como provisión pública directa. Incluye en su programa dignificar las condiciones laborales de los sanitarios y un plan de choque sobre listas de espera. También aboga por “recapitalizar y recuperar el sistema sanitario”.
PP
Los populares catalanes proponen en su programa electoral impulsar un nuevo plan de equipamientos e infraestructuras sanitarias que actualice y mejore el estado actual de la red de equipamientos y avance en la tecnología sanitaria, la telemedicina y la salud digital y dignificar las condiciones laborales de los profesionales de la sanidad. También quieren mejorar la organización sanitaria dotando de capacidad y autonomía de gestión a los centros y a los profesionales. Defienden extender, más allá de la emergencia sanitaria generada por la Covid-19, la renovación y la prescripción automatizada de recetas para pacientes con dolencias crónicas y un plan de choque con carácter indefinido para reducir las elevadas listas de espera.
También anuncian que abrirán de forma permanente una bolsa de personal sanitario que permita ampliar la dotación de personal del sistema sanitario público cuando la situación sanitaria y/o epidemiológica lo requiera. Y que mejorarán la atención domiciliaria en la atención primaria potenciando la tele asistencia y la tele-monitorización en el ámbito domiciliario, en las residencias de la tercera edad y los centros de salud, con el objetivo de evitar a los pacientes vulnerables desplazamientos innecesarios.
Quieren, asimismo, impulsar un pacto por la sanidad que tenga como objetivo concretar y planificar las reformas y los recursos que el sistema sanitario catalán necesita. Completan su programa con, entre otras propuestas, garantizar que todos los equipos de atención primaria de Cataluña disponen, al menos, de un pediatra; implantar un plan de detección de enfermedades minoritarias y un plan de prevención de la ceguera evitable, y mejorar la salud pública.
Junts
El nuevo partido de Puigdemont, el ex presidente de la Generalitat fugado de la Justicia nacional y ahora diputado en el Parlamento europeo, asume la mayoría de propuestas recogidas en el documento 30 medidas para fortalecer el sistema de salud, elaborado por el Comité de Expertos para la Transformación del Sistema Público de Salud (de Cataluña) de septiembre de 2020. Propone en materia sanitaria incrementar la capacidad asistencial y mejorar las condiciones retributivas del colectivo sanitario.
También incluye en su programa invertir en los próximos 5 años en los recursos sanitarios en 5.000 millones de euros y reforzar la primaria, así como potenciar la integración de los servicios sociosanitarios y crear la Agencia de Atención Integrada Social y Sanitaria y mejorar las condiciones laborales de los profesionales sanitarios; en concreto incrementarán las retribuciones “hasta igualarlas a la media de la Unión Europea”.
Su programa también reza lo siguiente: “Estableceremos, de manera progresiva y hasta llegar al 10%, un modelo de pago a las organizaciones sanitarias con una variable basada en los resultados en salud, que contemple el pago capitativo y que estimule la competencia interna para comparación. Destinaremos este incremento, de manera prioritaria, al gasto en recursos humanos, a invertir en infraestructuras y renovación de equipamientos y recuperar la actividad asistencial ordinaria afectada por la pandemia”.
VOX
Este partido aporta una propuesta muy escueta y centrada únicamente en la mejora de la gestión de la actual crisis sanitaria, además de esta otra destacable propuesta: “Devolver las competencias de sanidad, educación e interior con el fin de proteger a los catalanes de la ofensiva social y política del separatismo”.
La sanidad catalana: un ‘fet’ (hecho) diferencial
El modelo sanitario catalán es singular, en el contexto del Sistema Nacional de Salud. Es de provisión mixta: pública (la red del ICS, una empresa pública heredera del antiguo Insalud y con gestión administrativa y personal estatutario, y la de los consorcios, con gestión de empresa y personal laboral) y privada, a cargo de mutuas, fundaciones, consorcios, órdenes religiosas,…(la mayoría, sin afán de lucro).
Todos ellos, públicos y privados concertados, tienen concierto con el CatSalut, que se creó en paralelo al Departamento de Salud de la Generalitat y el ICS, para que actuara de aseguradora pública y compradora de servicios y productos a proveedores públicos y privados, pero que hoy en día hace de todo: planifica, compra, provee (de él dependen el ICS, que pasó de ente y a empresa pública gracias a una ley específica, los consorcios y demás centros sanitarios de titularidad o participados por la Generalitat).
No obstante, las condiciones de los trabajadores del sector no se negocian directamente con el CatSalut sino en dos mesas diferentes: la del ICS y la de los centros públicos y privados concertados (Siscat). La reciente huelga de los MIR en esta comunidad autónoma demostró que en esas mesas no se puede avanzar en materia de condiciones profesionales de los sanitarios, que son diferentes de las laborales, sin la participación de la Administración autonómica y, en según qué cuestiones, del Gobierno central.
En tiempos del Insalud, el llamado modelo sanitario catalán era admirado en el resto de España porque, en la parte pública no ICS, podía desarrollar gestión de empresa y, a causa de ello, innovar y ser más ágil en la toma de decisiones. La sanidad catalana sorprendió al resto del SNS con experiencias como, por ejemplo, las entidades de base asociativa (EBAs) de sanitarios para autogestión en atención primaria o la creación de la Central de Resultados económicos y de salud.
La crisis iniciada en 2008 y los recortes presupuestarios del Gobierno de Mas; una comisión parlamentaria para destapar la corrupción en la sanidad autonómica, el desgobierno y la parálisis por el ‘procés’ y ahora la cuestionable gestión autonómica de la pandemia de covid-19, y su uso partidista (para llevar la contraria al Gobierno central, buscar excusas a favor de la independencia de Cataluña…), han contribuido a hundir el prestigio de la sanidad catalana.
No obstante, tiene posibilidades de recuperarlo si se recupera el liderazgo y el buen gobierno y si se potencia el trabajo de los gestores sanitarios y de los profesionales, que son muy competitivos en esta comunidad, también internacionalmente, en las tres patas fundamentales para un sistema sanitario: asistencia, investigación y formación de calidad.
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