La Audiencia Provincial de A Coruña, de conformidad con el acuerdo alcanzado entre las partes, ha condenado a un falso médico de Ferrol a seis años de cárcel por cometer delitos de intrusismo profesional, estafa y falsedad de documentos oficiales, así como cuatro delitos de lesiones por imprudencia grave, uno de ellos con deformidad. La mujer del acusado aceptó ser sentenciada a un año de cárcel como cómplice del delito de estafa.
La sentencia reconoce como afectados por las prácticas del falso médico a cerca de 140 personas, incluidos menores, a los que concede indemnizaciones que van desde los más de 95.000 euros a los 5.000, cuando solo se establecen lesiones morales. La Audiencia reconoce a todos los reclamantes una compensación en concepto de daño moral con esa cuantía: 5.000 euros.
Además, el fallo alude a "un delito continuado de estafa agravada que recae sobre cosas y bienes de primera necesidad [en referencia a la salud] y de especial gravedad por el valor de la defraudación".
"La Audiencia reconoce a todos los reclamantes una compensación en concepto de daño moral de 5.000 euros"
La Audiencia tuvo en cuenta, en ambos casos, la atenuante cualificada de dilaciones indebidas y de reparación del daño, así como la de reincidencia en el delito de intrusismo profesional respecto al condenado. Además, el investigado deberá abonar más de 3,2 millones de euros en indemnizaciones a las más de cien víctimas por los honorarios que les cobró, los gastos en pruebas y los desplazamientos, así como por las lesiones, las secuelas y los daños morales que les causó.
El tribunal indica en la sentencia que, tal y como admitió el sospechoso, durante al menos los cinco años anteriores a su detención, en febrero de 2008, ejerció como médico y osteópata pese a no contar con la titulación necesaria. “A tal fin, a largo de los años, y desde al menos 1998, se dotó de numerosos títulos y certificaciones de diversos centros docentes y sanitarios, tanto españoles como extranjeros, que después exhibía públicamente. Bajo tal amparo y aprovechando además el nombre, crédito y firma de otros auténticos profesionales de la medicina, consiguió atraer a su local de Ferrol, al que después sumó otro en Viveiro, a centenares de personas”, recoge la resolución.
"Consiguió atraer a su local de Ferrol, al que después sumó otro en Viveiro, a centenares de personas"
A sus pacientes, según el fallo, les cobraba “importantes sumas de dinero” por aplicarles “falsos tratamientos dirigidos supuestamente a sanar enfermedades reales preexistentes, en algunos casos, o enfermedades inexistentes que él mismo ideaba y decía diagnosticar, en otros”. El condenado llegó a realizar operaciones quirúrgicas, “con el consiguiente quebranto de la integridad física de sus víctimas”.
El tribunal indica que las cantidades cobradas por el acusado a sus pacientes oscilaban entre los 20 y los 100 euros por consulta; y los 500 y los 15.000 euros por intervenciones. “Todas esas cantidades eran pagadas en metálico y en casi ninguna ocasión se extendía factura ni recibí de ninguna clase”, destacan los magistrados.
El fallo eleva hasta 4,47 millones de euros los ingresos que pudo alcanzar el falso médico con su actividad delictiva, durante los cinco años que tuvo su centro abierto. Esta cantidad la cobró al margen de sus obligaciones con Hacienda.
Un caso entre cientos
La sentencia, de más de cien folios, detalla las intervenciones del condenado. Entre las historia que recoge la resolución, a cual más escandaloso, destaca el caso de una mujer que nació en 1945.
Según recoge el fallo, la mujer acudió a su consulta tres días por semana desde el verano del año 2000 hasta el mes de mayo de 2006, cuando falleció de una cirrosis biliar. El acusado le confirmó el diagnóstico pero le aseguró que podría curarse sin necesidad el trasplante hepático, que era lo que propusieron desde el servicio público de salud y que ella rechazó.
Para tratar su cirrosis biliar, el condenado "le sometió a inyecciones en el paladar, en la garganta y en la espalda y a drenajes de líquidos". El fallo también reconoce que "no consta que ninguno de estos tratamientos hubiese ocasionado enfermedad o menoscabo físico alguno a la víctima más allá del dolor propio de su aplicación". Pero añade que "ninguno de esos tratamientos es eficaz para esas patologías".
Para tratar su cirrosis biliar, el condenado "le sometió a inyecciones en el paladar, en la garganta y en la espalda y a drenajes de líquidos"
En el mes de febrero de 2006, ante el evidente empeoramiento de su enfermedad, ingresó en el Servicio de Digestivo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela donde se le apreció, además el problema hepático, una bronconeumonía y una infección de tracto urinario de las que fue tratada con antibióticos hasta su recuperación y alta.
Durante su estancia hospitalaria se le volvió a informar, de la conveniencia de proceder al trasplante de hígado, pero la enferma, de modo consciente y voluntario, lo rechazó en repetidas ocasiones. "No consta que la paciente tuviese ninguna merma en sus capacidades de entender o querer que permita sostener que su decisión se vio determinada por la voluntad del acusado", según recoge la resolución de la Audiencia.
"No consta que la enferma tuviese ninguna merma en sus capacidades de entender"
La perjudicada hizo frente a un coste total por esos "diagnósticos y tratamientos ficticios", además de pruebas complementarias y el desplazamiento desde su residencia de al menos 45.000 euros, según apunta la resolución. La mayor parte de estas cantidad corresponde a pagos en metálico al condenado. Al mujer, como apunta la sentencia, falleció.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2LbBSMu
No hay comentarios:
Publicar un comentario