¿Las personas que conviven con el VIH tienen más posibilidades de desarrollar una covid-19 más grave cuando se infectan? Es una pregunta que los especialistas y los propios pacientes se han hecho desde que comenzó la pandemia hace ya casi dos años. Los estudios realizados en varios países, entre los que España ha sido pionero, han dado respuestas. Hay circunstancias que aumentan el riesgo de los seropositivos, la última en conocerse es que tengan los linfocitos CD4 por debajo de 200. Las comorbilidades y tener una carga viral detectable son los otros dos factores con más impacto.
“Al principio había mucha preocupación por que la inmunosupresión que conlleva el VIH pudiera tener un curso más severo de covid-19. Después pensamos que quizás los fármacos antirretrovirales utilizados para tratar el VIH podían tener un efecto que protegía de esa severidad”, ha explicado el consultor del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clinic de Barcelona, José Luis Blanco, durante una mesa redonda sobre infecciones oportunistas en pacientes con VIH, que ha tenido lugar en el marco del congreso nacional del Grupo de Estudio del Sida (Gesida) en Málaga.
Precisamente los primeros datos comunicados a nivel mundial fueron publicados por el grupo del Clinic en The Lancet HIV, correspondientes a cinco pacientes en los que no se observó una evolución más grave. A partir de ahí, fueron saliendo publicaciones de diferentes países con cohortes más amplias.
Lopinavir y darunavir son los dos antirretrovirales que en estudios in vitro mostraron actividad frente al virus SARS-CoV-2, pero esos resultados se descartaron in vivo. José Luis Blanco ha matizado que único antirretroviral que todavía se está estudiando es el tenofovir: “Es el único que está en el aire”.
Situación actual
Blanco ha expuesto cuál es la situación actual. Son tres los factores que más influyen de manera independiente en un curso más severo de covid-19 en seropositivos. El más novedoso es que el paciente tenga un recuento de linfocitos CD4 inferior a 200. Así se ha demostrado en estudios que reúnen cohortes pequeñas de algunos hospitales y en la cohorte Piscis de 16 hospitales de Cataluña y Baleares.
La mayoría de estos pacientes tienen una situación inmunitaria más comprometida; afortunadamente suponen un grupo pequeño en el global de seropositivos: “Ahora los pacientes con más riesgo de contraer el VIH, por ejemplo los hombres que tienen sexo con hombres, se hacen pruebas cada año y podemos poner el tratamiento en fase más precoz, lo que deriva en una menor disminución de estas células”.
En el estudio de Gesida Covih-19, presentado en el congreso CROI 2021 y que está pendiente de publicar, estos pacientes representan el 14%. La revisión de Gesida incluye 204 pacientes con VIH y 204 sin el virus. “Lo interesante es que se ha hecho una comparación caso/control, de igual sexo, edad, ingresados el mismo día y en el mismo hospital”, ha comentado Blanco.
Este trabajo confirma las otras dos circunstancias que de manera independiente pueden contribuir a una infección por covid-19 más grave. Las comorbilidades es la que conlleva mayor riesgo y la tercera es una carga viral detectable, aunque es algo que hoy en día ocurre en muy pocos pacientes (en Covih-19 son prácticamente testimoniales).
Un problema que no es baladí
El hecho de que las comorbilidades tengan un impacto importante supone un problema que no es baladí, ya que son complicaciones que aparecen con frecuencia en los seropositivos; así, en la revisión de Gesida el 50% de los individuos estudiados presentaban alguna enfermedad asociada.
“El VIH acelera el envejecimiento y, por tanto, aparecen antes las comorbilidades. Una persona con VIH tiene una edad biológica superior a su edad cronológica. La inflamación crónica que produce favorece que esas patologías asociadas lleguen antes”, ha razonado el experto de Gesida. La buena noticia es que actualmente la infección por VIH se detecta antes y el tratamiento se instaura inmediatamente: “Con los pacientes jóvenes no damos tiempo a que el organismo se deteriore tan pronto”.
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