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jueves, 2 de diciembre de 2021

Variante ómicron: reflexiones sobre un término recién acuñado (y II)

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Jue, 02/12/2021 - 09:26
El poder del lenguaje
omicron
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Veíamos anteayer que, el pasado 31 de mayo, la OMS pidió usar letras griegas para dar nombre a las variantes de interés (VOI) y variantes preocupantes (VOC) del SARS-CoV-2. En español, por tradición, las letras y los números sueltos no se escribían normalmente en medicina por su nombre desarrollado; vamos, que nadie entre nosotros escribe *diabetes de tipo dos*, *covid diecinueve*, *inmunoglobulina eme* ni *linfocitos ene-ka*, sino diabetes de tipo 2, covid-19, inmunoglobulina M y linfocitos NK. Lo esperable, pues, es escribir también interferón β, bloqueante β y variante β en lugar de interferón beta, bloqueante beta y variante beta. Dado que la OMS, no obstante, pide escribir estos nombres en forma desarrollada, al hacerlo conviene tener presente al menos dos aspectos importantes: 1) el nombre de estas variantes suele escribirse con mayúscula inicial en inglés (Delta variant), pero con minúscula inicial en español (variante delta, en lugar de *variante Delta*); y 2) los nombres de las letras del alfabeto griego pueden variar ligeramente de una lengua a otra (alpha en inglés, por ejemplo, pero ‘alfa’ en español). Ah, y muy importante también: todas estas variantes no son de la covid-19 (una enfermedad), sino de su coronavirus causal, el SARS-CoV-2.

A partir de junio, las nuevas VOI que han ido describiéndose fueron recibiendo nuevas letras siguiendo el orden alfabético griego: Zeta variant (variante zeta) el linaje P.2 o segunda variante brasileña; Eta variant (variante eta) el linaje B.1.525 o variante nigeriana; Theta variant (variante teta) el linaje P.3 o variante filipina; Iota variant (variante iota) el linaje B.1.526 o variante neoyorquina; Kappa variant (variante kappa) el linaje B.1.617.1 o segunda variante india; Lambda variant (variante lambda) el linaje C.37 o variante peruana; y Mu variant (variante mi)* el linaje B.1.621 o variante colombiana.

En estas llegó el 26 de noviembre, y el comité de la OMS debía acuñar un nombre para la nueva y temible VOC surafricana notificada dos días antes. No parecía una tarea muy difícil, puesto que el alfabeto griego tiene veinticuatro letras y solo llevaban usadas las doce primeras: alfa (α), beta (β), gamma (γ), delta (δ), épsilon (ε), zeta (ζ), eta (η), teta (θ), iota (ι), kappa (κ), lambda (λ) y mi ); las doce siguientes debían ser, por este orden: ni (ν), xi (ξ), ómicron (ο), pi (π), ro (ρ), sigma (σ), tau (τ), ípsilon (υ), fi (φ), ji (χ), psi (ψ) y omega (ω).

Para bautizar la decimotercera variante del SARS-CoV-2, lo esperable hubiera sido la decimotercera letra del alfabeto griego; la OMS, sin embargo, optó por saltarse dos letras y usar la decimoquinta: Omicron variant. ¿No se han preguntado por qué?

La OMS decidió no acuñar el término Nu variant (en español, variante ni) porque podría confundirse con new variant. Téngase en cuenta que la letra griega ν se escribe en inglés nu, pero se pronuncia /niu/ en inglés británico y /nuu/ en inglés norteamericano, exactamente igual que el adjetivo new (nuevo). En el lenguaje hablado, pues, los anglohablantes no hubieran podido distinguir esta nueva variante surafricana ‘ni’ de cualquier otra nueva variante. Ahora bien, me pregunto si estas consideraciones se habrían producido de haberse dado la homofonía en otra lengua distinta del inglés. En español, por ejemplo, la variante teta es malsonante y aun así pasó la criba de la OMS: ¿lo hubiera hecho también una hipotética Cunt variant en inglés?

Acto seguido, declinaron acuñar el término Xi variant (en español, variante xi), siguiente en el orden alfabético, por considerar que Xi es un apellido frecuente y las normas de nomenclatura de la OMS prohíben, como sabemos, el uso de topónimos y antropónimos (para, dicen, evitar términos que puedan resultar estigmatizantes). ¿Es Xi un apellido frecuente? Sí en un país; pero no un país cualquiera, sino uno de los más influyentes en la OMS: la República Popular China. Cuyo presidente, además, da la casualidad de que se apellida precisamente Xi: Yimpín Xi (en pinyin, Xí Jìnpíng, con el apellido delante del nombre de pila, como se estila en China).

Lo que me pregunto una vez más es si tal veda de los topónimos y antropónimos para dar nombre a virus patógenos solo se aplica a los países asiáticos. Porque, puestos todos a ser tiquismiquis, se me ocurre que la Delta variant podría resultar estigmatizante para los habitantes de la ciudad canadiense de Delta, en la Columbia Británica, con más de 100.000 habitantes; de la localidad mejicana de Delta, en la Baja California; del Estado del Delta (uno de los 36 que integran la República Federal de Nigeria), con más habitantes que la Comunidad Valenciana o que Costa Rica; o de las regiones del Delta del Ebro, en España, y del Delta del Orinoco, en Venezuela. ¿Qué se apuestan a que la próxima cepa problemática del coronavirus se llamará Pi variant (variante pi) por mucho que Pi sea un conocido apellido catalán?

Fernando A. Navarro

* Variante mi, sí; la letra griega μ se llama mu en inglés, pero ‘mi’ en español

Para bautizar la decimotercera variante del SARS-CoV-2, lo esperable hubiera sido la decimotercera letra del alfabeto griego (ni); la OMS, sin embargo, optó por saltarse dos letras y usar la decimoquinta (ómicron). ¿No se han preguntado por qué? Off Fernando A. Navarro Off

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