La incidencia de la psoriasis en España se sitúa en torno al 2,3% de la población, según un estudio publicado hace unos años por el Grupo de Psoriasis de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), lo que permite proyectar una cifra de afectados que gira en torno al millón de personas. De ellas, aproximadamente entre el 15% y el 20% presentarían formas graves de psoriasis, entendidas éstas como aquellas que requieren un tratamiento sistémico o biológico para el control de las placas.
“El diagnóstico de las formas de psoriasis vulgar o en placas es relativamente fácil, lo que no quiere decir que no se pueda confundir con otras enfermedades de la piel. En ese sentido, es importante que el diagnóstico lo haga un dermatólogo, porque no siempre es fácil para el médico de cabecera. El problema con la psoriasis, a diferencia de lo que ocurre con otras enfermedades, no tiene tanto que ver con el tiempo hasta el diagnóstico como con el hecho de que muchas veces los pacientes se encuentran años recibiendo tratamientos que no les valen”, reflexiona José Manuel Carrascosa, coordinador del Grupo de Psoriasis de la AEDV. El tratamiento de esta enfermedad con tendencia a la cronicidad y que mezcla épocas de remisión con frecuentas recaídas periódicas se ha visto ampliado en los últimos años y cuenta con medicación tópica y sistémica.
La incidencia es ligeramente mayor en los hombres, pero el impacto en la calidad de vida es muy superior en las mujeres
“La medicación tópica más utilizada son los corticoides, que habrá que seleccionar según localización, gravedad y extensión de las lesiones. Sin embargo, cuando un paciente presenta una intensidad moderada-grave, la elección son los tratamientos sistémicos, que se pueden dividir entre clásicos (UVB-BE, PUVA, metotrexato, acitretina y ciclosporina) y biológicos. La terapia biológica, precisamente, ha supuesto una revolución por su gran efectividad y seguridad para los pacientes con psoriasis”, explica Lourdes Rodríguez Fernández-Freire, responsable de la Unidad de Psoriasis del Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla.
La especialista señala que estos tratamientos biológicos actúan inhibiendo de forma selectiva la activación y maduración de las células presentadoras de antígeno, la activación y proliferación de los linfocitos T, su migración a la piel y su función efectora o de reactivación y secreción de citocinas, logrando una inmunomodulacion. “Disponemos de los anti-TNF, anti- IL12-23 y la familia de anti-IL-17. Las más novedosas son las moléculas que inhiben de forma selectiva a la IL-23, y que con una dosificación muy cómoda -cada ocho semanas- logran una resolución rápida y un aclaramiento total o casi total de los parches en el 80% de los pacientes”, añade.
Misma incidencia, diferente impacto
La incidencia de la psoriasis en hombres y en mujeres es muy similar. En todo caso, según José Manuel Carrascosa, se podría afirmar que la incidencia de las formas más graves de la enfermedad es “un poquito más frecuente en hombres”. Sin embargo, el impacto en la calidad de vida de las mujeres, según todas las investigaciones realizadas hasta la fecha, es muy superior. “Es más frecuente tener que cambiar de tratamiento por falta de respuesta o por respuesta incompleta en la mujer que en el hombre. De hecho, ser mujer es un factor de riesgo de fracaso terapéutico”, sostiene el portavoz de la AEDV, quien matiza que esto no se debe a que los tratamientos vayan peor en las mujeres, sino al hecho de que éstas, aunque tengan menos psoriasis gracias a ellos, siguen percibiendo un mayor impacto emocional por la enfermedad. “Al final, el impacto subjetivo es el que es, y no se puede controlar. Aunque el tratamiento funcione, pueden persistir lesiones a la vista, en los genitales, en el cuero cabelludo, etc. Y no es lo mismo tener una placa con el pelo corto o siendo calvo que teniendo el pelo largo”, señala.
El abanico terapéutico ha crecido, y entre los sistémicos hay ya algunos biológicos que han supuesto una revolución
Su opinión la corrobora Lourdes Rodríguez: “A pesar de que se ha demostrado que los hombres presentan una forma más grave de la patología, las mujeres tienen una peor percepción subjetiva de su enfermedad, y la carga sintomática de la patología es mayor en mujeres que en hombres, lo que acaba derivando en que las mujeres perciben un mayor impacto de la patología sobre su salud mental y su calidad de vida”.
Las cifras que maneja esta especialista del Virgen del Rocío de Sevilla no dan lugar a equívoco: el 60% de las mujeres con psoriasis ven afectada su capacidad para disfrutar de la vida; casi un 20% reportan bajos niveles de felicidad, frente a apenas el 11,3% de los hombres. También son más propensas a experimentar estrés debido a la psoriasis (60% frente al 42% de los hombres), sensación de soledad (25-28% frente al 19-24%) y sentimientos de estigma (93,2% frente al 78%).
Según un estudio llevado a cabo en Egipto y publicado por la revista científica The Journal of Sexual Medicine, existe una correlación directa y negativa entre el grado de afectación de la psoriasis y la satisfacción sexual de las mujeres, sobre todo en aquellas pacientes que padecen psoriasis genital. Los resultados del estudio coinciden con los referidos por Fernández-Freire, quien sitúa en un 33% el porcentaje de mujeres con psoriasis que han visto reducida su actividad sexual debido a la enfermedad (19% en el caso de los hombres) y en un 29% las que señalan que ésta ha afectado a sus relaciones íntimas (18% entre los hombres).
Un 33% de las mujeres con psoriasis han visto reducida su actividad sexual como consecuencia de la enfermedad
“Uno de los problemas con la psoriasis genital es que las pacientes tienen reparos en explicar que tienen lesiones en estas localizaciones y que los médicos muchas veces no preguntamos sobre ellos, por lo que no se identifica y pasa inadvertida”, reflexiona Carrascosa, quien señala que uno de los objetivos en el abordaje de la psoriasis es que este tema se incluya de manera proactiva en la anamnesis para que, una vez identificado, se pueda ofrecer a la paciente el tratamiento que requiere. “Dentro de los criterios de gravedad estipulados por el grupo de psoriasis de la AEDV se incluye la afectación en áreas genitales. Esa sola afectación ya permite considerar la psoriasis como grave y, por tanto, dar acceso a tratamientos sistémicos o biológicos”, añade.
Psoriasis y embarazo
Este impacto sobre la autoestima y la actividad sexual de las mujeres con psoriasis se traduce, a su vez, en una menor tasa de embarazos, algo en lo que incide el hecho de que la mayoría de las mujeres están en edad fértil en el momento del diagnóstico. Según las estadísticas existentes, la edad promedio del debut de la enfermedad en mujeres se sitúa en torno a los 28 años, y en el 75% de los casos se produce antes de los 40.
Aunque no se ha descrito como un problema frecuente, la psoriasis puede asociarse a problemas en la fertilidad, en el embarazo, el posparto y la lactancia. Según datos del estudio Biobadaderm, publicado a principios de 2020 en la revista científica British Journal of Dermatology por miembros del Grupo de Trabajo de Psoriasis de la AEDV, la tasa de fertilidad en las mujeres con psoriasis moderada o grave (11,7 por cada 1.000 mujeres) es más de tres veces menor que la de la población sin esta enfermedad dermatológica (38,66 por cada 1.000 mujeres).
Según los expertos consultados, esto puede deberse a dos motivos fundamentales. Por un lado, al hecho ya comentado del impacto en la autoestima, sobre todo de la psoriasis que afecta a las áreas genitales. “Esto ya condiciona que la mujer busque menos el embarazo o que tenga menos probabilidades de tenerlo, ya que si tiene lesiones genitales probablemente tenga menos relaciones sexuales”, explica Carrascosa. Por otro, al hecho de que, aunque la enfermedad no sea una contraindicación para el embarazo, sí lo son algunos tratamientos que eventualmente pueden recibir las pacientes como metotrexato, PUVA, retinoides, apremilast o fumaratos, que deben ser suspendidos antes de la concepción. “Algunas pacientes tienen miedo a hacerlo y no quieren exponerse a tener un rebrote de la enfermedad, por lo que retrasan más el embarazo. Hoy en día, por suerte, ya contamos con algún tratamiento biológico que se puede ofrecer a las pacientes con seguridad en el ámbito del embarazo y la lactancia”, añade.
Atención multidisciplinar
Según Lourdes Rodríguez Fernández-Freire, se estima que el 20% de mujeres en edad reproductiva retrasan su decisión de ser madres por alguna preocupación en relación con su enfermedad, lo que en su opinión obliga a que desde la consulta de dermatología se sea proactivo y se ofrezca consejo preconcepcional a las pacientes con psoriasis para que puedan tomar decisiones informadas; y para evitar, en la medida de lo posible, que existan retrasos innecesarios en la concepción, sobre todo cuando las mujeres tienen el deseo de ser madres.
La consulta de dermatología debe ser proactiva y ofrecer consejo preconcepcional para la toma informada de decisiones
“No cabe duda de que la probabilidad de éxito en el embarazo va a ser mayor también si se realiza en un contexto de atención multidisciplinar (ginecología, psicología, etc.), de trabajo en equipo de diversos profesionales sanitarios para identificar y comprender los posibles riesgos particulares en el caso de cada paciente individual”, subraya la responsable de la Unidad de Psoriasis del Virgen del Rocío, quien considera “fundamental” hacer recomendaciones explícitas a las pacientes con psoriasis en su etapa reproductiva. “El seguimiento proactivo desde las consultas de dermatología mejoraría el abordaje de estas pacientes y, por tanto, su pronóstico y el de sus descendientes”, concluye.
via Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/3nEZE26
No hay comentarios:
Publicar un comentario