La caspa es un problema estético e incómodo causado por el mal estado del cuero cabelludo que, en numerosas ocasiones, puede causar un problema de autoestima a quien lo sufre. Pese a que hoy se cuenta con más cosméticos para abordar este problema, es esencial conocer bien su origen para ir a la raíz.
En condiciones normales, las personas pierden entre 25 y 35 capas de células muertas de la piel y cuero cabelludo a diario. Se trata de una pérdida que no suele ser visible a primera vista. Cuando el recambio celular se acelera y la capa córnea de la piel se altera, se forman grupos compactos de células maduras que forman unas bolitas de color blanco o amarillento que se mezclan con el sebo y dan lugar a las escamas que denominamos caspa.
El principal inconveniente es que es un trastorno cuyo origen pueden ser enfermedades que afectan al cuero cabelludo, como la dermatitis seborreica, la psoriasis o la dermatitis atópica.
Además, están implicados otros factores, entre ellos, el exceso de producción de sebo, la proliferación del hongo Malasezzia furfur y las alteraciones en la flora bacteriana de la piel o la susceptibilidad individual a reaccionar con una respuesta inflamatoria a diversos estímulos externos y ambientales, como el estrés emocional, el clima seco o las temperaturas extremas, como resume Ángela Hermosa, del Grupo de Tricología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Por otro lado, este exceso de descamación del cuero cabelludo puede tener diferentes características en función de la patología que la produzca.
En el caso de la dermatitis seborreica, la descamación va a ser de un color más amarillento y untuosa, ya que se relaciona con un exceso de sebo en el cuero cabelludo. Es lo que los especialistas denominan caspa grasa.
En contraposición, la descamación que puede provocar la psoriasis o la dermatitis atópica es en forma de escamas finas no adheridas al cuero cabelludo que caen fácilmente y son más blanquecinas, la llamada caspa seca.
En el caso de la dermatitis seborreica o caspa grasa, el diagnóstico es relativamente sencillo, ya que no es necesario hacer ningún tipo de prueba. “En general, es frecuente que una gran cantidad de gente tenga algo de caspa en invierno –coincidiendo con un periodo de estrés, frío, sequedad, etc.– y mejore en verano con la tranquilidad y los rayos ultravioletas del sol, lo que se considera como una forma muy leve de dermatitis seborreica que puede ceder bien espontáneamente o bien con el uso de champús específicos”, asegura Ana Molina, dermatóloga de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid.
Los casos más severos -añade- conllevan enrojecimiento de la piel, picor y descamación de otras zonas de la piel como puede ser el entrecejo, los laterales de la nariz o, incluso, la región del escote o la zona superior de la espalda, en las situaciones más graves. “Se calcula que este tipo más grave lo padece –según la especialista– el 3% de la población de en torno a los 30-40 años y se ve con más frecuencia en personas con VIH y enfermedad de Parkinson, incluso en lactantes (costra láctea)”.
Manejo del problema
Esta diversidad de tipos y causas hace que el tratamiento sea muy variado. No obstante, Molina asegura que, pese a no contagiarse ni ser un problema preocupante de grandes consecuencias, su manejo suele ser bastante latoso, puesto que puede reaparecer durante décadas y en muchos casos, por no decir todos, no se elimina del todo.
Los champús anticaspa son el primer remedio que se suele utilizar para combatir la caspa. Aun así, dependiendo de las causas y los síntomas, se debe elegir uno u otro. Para Hermosa, es primordial establecer un buen diagnóstico para conocer la patología secundaria que se encuentra debajo de esa causa en los momentos en los que se producen los brotes.
“De esta manera podremos optar por soluciones o espumas de corticoides tópicos, en los casos de dermatitis o psoriasis leves, porque tienen efectos antinflamatorios y antiproliferativos”, argumenta.
Otros activos frecuentes son los antifúngicos tópicos, como el ketoconazol y otros agentes que disminuyan la proliferación de Malasezzia, como el piritionato de zinc, ciclopirox olamina, sulfuro de selenio o el azufre, o bien productos exfoliantes, como, por ejemplo, el ácido salicílico o el glicólico.
En los casos más severos o refractarios, puede ser necesario el uso de fármacos orales, indica.
Queratolíticos y reguladores
Ángel Marcos, del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Virgen Macarena, de Sevilla, destaca el efecto que tienen los agentes queratolíticos en el abordaje de la caspa. Son productos que actúan disminuyendo la unión entre las células de la capa córnea y permiten su eliminación con el lavado. “En este sentido, tenemos el ácido salicílico, un beta hidroxiácido y el azufre, un elemento no metálico con propiedades queratolíticas, al interaccionar con el aminoácido cisteína en los queratinocitos, y antimicrobianas".
En cuanto a los reguladores de la queratinización, como el piritionato de zinc, tienden a normalizar la queratinización del epitelio y la producción de sebo, disminuyendo el número de levaduras y reduciendo la producción de caspa. “Los alquitranes tienen propiedades antiproliferativas y citostáticas, dispersando las escamas, lo que puede reducir la colonización por las levaduras implicadas en el desarrollo de la caspa”, indica Martos.
Agentes antimicrobianos
En el arsenal de productos para combatir la caspa también están los agentes antimicrobianos. Entre ellos, explica el dermatólogo sevillano, destacan el sulfuro de selenio, que tiene efecto ante la Malassezia, pero también presenta acciones antiseborreicas y un efecto citostático sobre las células del epitelio folicular y de la epidermis.
También están los derivados imidazólicos que actúan bloqueando la biosíntesis de ergosterol; el más utilizado de esta familia farmacológica es el ketoconazol.
Asimismo, se utilizan las hidroxipiridonas, que actúan bloqueando el inicio de la fase G1/S; de ellas, la ciclopiroxolamina es ampliamente utilizada como medicación anticaspa.
Martos recalca que estas sustancias se utilizan en formulaciones en forma de champús, “aconsejándose lavados más frecuentes al inicio de los síntomas y más espaciados cuando se van controlando”, explica. “Algunos principios activos, como los corticoides, los antimicóticos y el ácido salicílico –añade– también suelen utilizarse en casos un poco más severos, en forma de cremas, geles o lociones hidroalcohólicas, consiguiendo mayor eficacia que los champús”.
Más allá de paliar el problema de la caspa en sí, el especialista recuerda que hay que valorar los síntomas de la misma, como pueden ser el picor o el enrojecimiento. “Hoy contamos con algunos preparados que incorporan antipruriginosos”, comenta.
No obstante, los especialistas coinciden en que estos tratamientos son para los brotes, habiendo otros activos más adecuados para los ciclos de transición o mantenimiento.
“El tratamiento de mantenimiento es importante para intentar evitar que no vuelva a aparecer la caspa y se debe realizar con champús adecuados al tipo de cuero cabelludo de cada individuo. Por ejemplo, en pacientes con dermatitis seborreica se recomienda un champú astringente, pero en dermatitis atópica son mejores los no irritantes, y si nos encontramos con personas con psoriasis en el cuero cabelludo puede ser aconsejable un champú con agentes queratolíticos”, indica la doctora Hermosa.
Las investigaciones actuales para mejorar el manejo de este molesto problema, según la dermatóloga de la AEDV, se están centrando en la importancia que tienen las alteraciones en la microbiota (flora bacteriana) en el desarrollo de la caspa, “por lo que es posible que en el futuro utilicemos ciertos probióticos o prebióticos que ayuden a regular la aparición de la caspa”, aventura.
‘Peeling’ capilares y la caspa
Los peeling capilares son exfoliaciones de las células muertas, del exceso de sebo y de otras impurezas acumuladas en esta zona, como las procedentes de los productos químicos aplicados sobre el cabello. Hay quien lo considera un remedio para la caspa, pero, ¿qué hay de cierto en ello? Según Hermosa, este tratamiento puede ser recomendable en “casos de dermatitis seborreica en los que hay un exceso de producción de sebo o en aquellos que cursan con psoriasis del cuero cabelludo y aparecen escamas muy gruesas”.
En esos supuestos, puede ser recomendable una exfoliación semanal con champús adecuados. Sin embargo, si existe dermatitis atópica, estos peeling pueden irritar más la piel incrementando las molestias y empeorando los brotes”, puntualiza la dermatóloga.
En ese sentido, Hermosa incide en que, además del tratamiento, se deben tener en cuenta otras recomendaciones para combatir la caspa:
• A la hora de lavar y cuidar el cabello es recomendable usar agua tibia en lugar de muy caliente. Y si se utilizan champús anticaspa se deben dejar actuar durante al menos cinco minutos antes de ser aclarados para que hagan su función.
• Se aconseja utilizar productos que no sean muy agresivos sobre la superficie de la piel cabelluda. Lo ideal es que sean adquiridos en la farmacia comunitaria y con consejo especializado.
• Lavar el pelo solo cuando está sucio. Si se tiene exceso de sebo no se debe evitar lavarlo, ya que ese exceso puede favorecer la proliferación de hongos y la oxidación de ácidos grasos sobre la piel cabelluda. En el caso de las personas que tienen la piel muy seca y, por tanto, con menos tendencia a que se les ensucie, no deberían lavarlo a diario, ya que el sebo tiene funciones protectoras para la piel y su ausencia completa también puede hacer que la piel cabelluda se irrite.
• El uso de los tintes, como cualquier otro producto que se aplique sobre el cuero cabelludo, si son muy agresivos o se es alérgico a algún componente, pueden producir dermatitis de contacto con picor intenso, enrojecimiento y, en ocasiones, descamación de la piel. Conviene probarlos primero en el antebrazo para comprobar nuestra tolerancia.
• Y en cuanto a la nutrición, la especialista asegura que no se ha demostrado que haya algún alimento que deba eliminarse o aumentar su consumo para evitar la aparición de caspa. Lo más saludable para la piel y el pelo es llevar una dieta equilibrada en nutrientes.
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