La Fundación Lupus de América estima que 1,5 millones de estadounidenses y al menos cinco millones de personas alrededor del mundo tienen una forma de lupus(5). En cuanto a España, los datos de la Sociedad Española de Reumatología (SER) apuntan a unos 210 casos por cada 100.000 habitantes(6). En nueve de cada 10 casos, el paciente es una mujer y la mayoría son diagnosticados entre los 15 y los 45 años(7,8); el 20%, antes de los 18(9). Los niños y los adolescentes lo padecen más activamente, con amplia afectación orgánica y mayor gravedad de las manifestaciones. Es más habitual en pacientes de raza negra, asiática o hispana, que tienden a desarrollarlo antes y a padecer una variante más grave y activa de la enfermedad que los pacientes de raza blanca.
Son los datos, impactantes, que arroja el Lupus Eritematoso Sistémico (LES): una enfermedad autoinmune, crónica y heterogénea, por la cual el sistema inmunitario, encargado de protegernos frente a agentes extraños, ataca a las células y tejidos del propio cuerpo, ocasionando inflamación y daño en diferentes sistemas del organismo. Y también una de las patologías más heterogéneas que existen. Tanto, que sus signos y síntomas varían de una persona a otra y pueden afectar a diferentes órganos y sistemas, como la piel, las articulaciones, los riñones, el sistema nervioso central, el hematológico y el cardiovascular. Los síntomas no son constantes, y pueden aparecer y desaparecer durante el transcurso de la enfermedad, dando lugar a los conocidos brotes. Así, en la enfermedad del Lupus, hay fuegos que arden sin llama(10).
Daño orgánico por acumulación
Son precisamente esos brotes, junto con la actividad persistente o no controlada de la enfermedad y el uso continuado de glucocorticoides los que contribuyen a la acumulación de daño orgánico, que empieza a acumularse temprano y aumenta progresivamente, y que consiste en la pérdida permanente o el cambio irreversible de la función de un órgano o sistema como consecuencia de una manifestación clínica de una enfermedad. “El concepto de daño orgánico es realmente importante, no solo por las limitaciones que provoca, sino también porque se relaciona con la aparición de más daño, peor calidad de vida y mayor mortalidad”, asegura Norberto Ortego, catedrático de Medicina de la Universidad de Granada y ex-jefe de la Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas del Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada.
Hasta el 50% de los pacientes muestran evidencia de daño en los cinco años siguientes al diagnóstico de LES(3). Muy concretamente, en los pacientes que acumulan daño orgánico durante el primer año tras el diagnóstico, la supervivencia durante los 10 primeros años es 3,42 veces menor(11). Según un estudio realizado a partir de la cohorte de pacientes con Lupus de la Universidad de Toronto, hasta el 80% del daño acumulado a largo plazo se atribuyó al uso de glucocorticoides(12).
“En muchos casos, el daño orgánico tiene que ver con el consumo crónico de corticoides. Esto ha llevado a que, en los últimos años, se insista cada vez más en la necesidad de encontrar un equilibrio en la dosis de mantenimiento, de tal manera que, siendo la suficiente para mantener controlada la enfermedad, se mantenga en límites ‘seguros’ no relacionados con el desarrollo de daño”, explica Norberto Ortego.
Son muchas y muy graves las consecuencias que el LES tiene para las personas que lo padecen. Estas viven limitadas en su día a día y, además de acumular daño orgánico, ven disminuida su calidad de vida y productividad laboral, sufren trastornos emocionales e, incluso, pueden tener una muerte temprana. Es por ello que la acumulación de daño orgánico sigue siendo, a día de hoy, un reto en el manejo del paciente con Lupus y uno de los objetivos principales a la hora de elegir el tratamiento adecuado. Así lo recogen las recientes recomendaciones europeas de manejo de LES de EULAR (European League Against Rheumatism), que enfatizan la importancia de la prevención del daño orgánico como un objetivo terapéutico(13).
“El principal reto es proporcionar al paciente una atención adecuada que le permita vivir con una calidad de vida idéntica a la población general sin lupus. Para ello necesitamos un diagnóstico precoz, una buena red de servicios de Reumatología, con vías de acceso rápido ante la sospecha de lupus, y el uso del arsenal terapéutico adecuado que nos permita minimizar el uso de corticoides, muy implicados en la generación de daño irreversible en esta enfermedad”, sostiene José Luis Andreu, jefe del servicio de Reumatología del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda, de Majadahonda (Madrid).
Actuar a tiempo para prevenir
En medio de tanta oscuridad, las últimas evidencias científicas muestran que actuando de forma temprana es posible reducir la actividad de la enfermedad y, de esta manera, prevenir las consecuencias del daño en el LES. Belimumab es el único tratamiento biológico que dispone de evidencia en la prevención de la acumulación de daño orgánico (4). En un estudio de cohortes, según el análisis de propensity score, se observó que los pacientes que recibieron Belimumab tenían un 61% menos de probabilidad de acumular daño en comparación con pacientes tratados solo con terapias convencionales(14).
Aunque los glucocorticoides han demostrado ser de gran valor en el tratamiento del Lupus, su uso crónico ha revelado que puede aumentar el riesgo de acumulación de daño orgánico irreversible en los pacientes, un predictor de la morbilidad y mortalidad. Así, el riesgo de desarrollar daño orgánico aumenta 1,7 veces más con dosis de glucocorticoides(2,15).
“En los últimos años, se ha añadido al arsenal terapéutico existente un fármaco biológico, belimumab. Se aprobó en 2011 tanto por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) como por la FDA americana para el tratamiento del Lupus Eritematoso Sistémico, y su administración a largo plazo ha demostrado que contribuye a disminuir el número de brotes de la enfermedad, la cantidad de corticoides necesaria para controlarla y la aparición de más daño”, detalla el catedrático de Medicina de la Universidad de Granada y ex-jefe de la Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas del Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada.
Todos los días, y más especialmente en el Día Mundial del Lupus, que se celebra hoy 10 de mayo, GSK se esfuerza en dar visibilidad a las consecuencias de la acumulación de daño orgánico que pueden sufrir las personas que viven con LES. Porque la actividad de la enfermedad persistente puede resultar en daño orgánico acumulado. Por eso, como el daño predice más daño y mortalidad, la prevención de su acumulación debe ser uno de los objetivos principales en el tratamiento de la enfermedad(2,13).
1. Luijten KM, Tekstra J, Bijlsma JW, et al. The Systemic Lupus Erythematosus Responder Index (SRI);A new SLE disease activity assessment. Autoimmun Rev. 2012;11(5):326-9.
2. Doria A, Gatto M, Zen M, et al. Optimizing outcome in SLE: treating-to-target and definition of treatment goals. Autoimmun Rev. 2014;13(7):770-7.
3. Urowitz MB, Gladman DD, Ibañez D, et al. Evolution of disease burden over five years in a multicenter inception systemic lupus erythematosus cohort. Arth Care Res. 2012;64(1);132-7.
4. Basta F, Fasola F, Triantafyllias K, et al. Systemic Lupus Erythematosus (SLE) Therapy: The Old and the New. Rheumatol Ther. 2020 Sep;7(3):433-446.
5. Hechos y estadísticas sobre lupus [Internet]. Lupus Foundation of America. 2021; consultado en mayo 2021. Disponible en: https://www.lupus.org/es/resources/hechos-y-estadisticas-sobre-lupus
6. Cortés R, Pego JM, Seoane-Mato D, et al. Prevalence of systemic lupus erythematosus in Spain: higher than previously reported in other countries? Rheumatol. 2020; 59 (9): 2556-2562.
7. Dörner T, Furie R. Novel paradigms in systemic lupus erythematosus. Lancet. 2019;393(10188):2344-58.
8. Feldman CH, Costenbader KH. Epidemiology and classification of systemic lupus erythematosus. Rheumatology. 7th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2019:1091-5.
9. Ardoin SP, Robinson AB, Torok KA, et al. Pediatric systemic lupus erythematosus, juvenile dermatomyositis, scleroderma, and vasculitis. In: Firestein GS, et al., ed. Kelley and Firestein’s Textbook of Rheumatology. 10th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2017:1844-75.e8.
10. National Institute of Arthritis and Musculoskeletal and Skin Diseases (NIAMS), National Institutes of Health, US Department of Health and Human Services. Lupus: A patient Care Guide for Nurses and other Professionals. NIH publication. Bethesda. 2006;3:06-4262.
11. Mak A, Isenberg DA, Lau CS. Global trends, potential mechanisms and early detection of organ damage in SLE. Nat Rev Rheumatol. 2013 May;9(5):301.
12. Gladman DD, Urowitz MB, Rahman P, et al. Accrual of organ damage over time in patients with systemic lupus erythematosus. J Rheumatol. 2003;30(9):1955-9.
13. Fanouriakis A, Kostopoulou M, Alunno A, et al. 2019 update of the EULAR recommendations for the management of systemic lupus erythematosus. Ann Rheum Dis. 2019;78:736-45.
14. Urowitz MB, Ohsfeldt RL, Wielage RC, et al. Organ damage in patients treated with belimumab versus standard of care: a propensity score-matched comparative analysis. Ann Rheum Dis. 2019;78(3):372-9.
15. Al Sawah S, Zhang X, Zhu B, Magder LS, Foster SA, likuni N, Petri M. Effect of corticosteroid use by dose on the risk of developing organ damage over time in systemic lupus erythematosus-the Hopkins Lupus Cohort. Lupus Sci Med. 2015 Mar 11; 2 (1): e000066.
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Los brotes de la enfermedad, junto con la actividad persistente y el uso continuado de glucocorticoides, contribuyen a la acumulación de daño orgánico(1,2), que puede aparecer hasta en el 50% de los pacientes a los cinco años del diagnóstico(3). Belimumab, el fármaco de GSK contra el Lupus, es el único tratamiento biológico eficaz en la prevención de la acumulación de daño orgánico(4). En el Día del Lupus, conviene recordarlo. Off Ofrecido por GSK Onvia Noticias de diariomedico.... https://ift.tt/2Q5BJwH
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