La enfermedad renal terminal es la fase final e irreversible de la enfermedad renal crónica (ERC) y requiere que los pacientes reciban hemodiálisis o un trasplante de riñón para sobrevivir. Afecta a 850 personas por millón de habitantes en Europa y más del 50% de los pacientes se someten a hemodiálisis para sustituir el proceso de filtración de la sangre tras la pérdida de la función renal asociada a la enfermedad renal terminal.
En este grupo de pacientes, la falta de apetito y la escasa ingesta de energía, junto con las condiciones comórbidas, la inflamación, el catabolismo y las pérdidas de nutrientes producidas durante la hemodiálisis, conducen a un estado nutricional deteriorado si no se cubren las necesidades. Cuando los métodos primarios de asesoramiento nutricional y suplementos orales no son efectivos o en el caso de los pacientes con riesgo de desnutrición o que la sufren, puede ser necesaria una intervención adicional, como la nutrición parenteral intradialítica (NPID).
Reducir el impacto
Esta estrategia se refiere a la administración intravenosa de nutrición durante las sesiones de hemodiálisis que puede mejorar los resultados de los pacientes al reponer las necesidades nutricionales de los pacientes con enfermedad renal terminal y reducir el riesgo de hospitalización y/o la duración de la estancia hospitalaria.
Este abordaje disminuye el impacto de la desnutrición y el desgaste proteico-Energético en pacientes y sistemas sanitarios, según ha señalado un grupo de especialistas europeos en medicina renal que han destacado la importancia del apoyo nutricional a los pacientes sometidos a hemodiálisis.
Este panel de científicos, que ha participado en un encuentro digital elaborado por el área de Nutrición Clínica de Baxter dentro del ciclo denominado ICAN (Conferencia Internacional para el Avance de la Nutrición, por sus siglas en inglés), está elaborando un documento de consenso que se publicará a finales de este año.
Proporcionará recomendaciones prácticas para todos los profesionales de la salud con el fin de informar y crear conciencia sobre la nutrición parenteral intradialítica (NPID), así como para conseguir su uso óptimo en la clínica, considerada como una forma complementaria conveniente y eficaz de terapia nutricional durante el tratamiento de hemodiálisis.
Arma de doble filo
“Los pacientes en hemodiálisis se ven afectados por la malnutrición y el hipercatabolismo debido a los efectos de la insuficiencia renal, así como al propio tratamiento de diálisis, lo que se convierte en un arma de doble filo desde una perspectiva clínica y necesita un enfoque de tratamiento integral”, según Juan-Jesús Carrero, catedrático de Epidemiología Médica y Bioestadística en el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia).
Los pacientes con enfermedad renal avanzada que reciben tratamiento mediante hemodiálisis pueden llegar a sufrir graves problemas metabólicos y nutricionales que implican pérdidas en las reservas de músculo y grasa, conocido como síndrome de Desgaste Proteico-Energético (sDPE), que afecta a alrededor del 45% de los casos y que se asocia con un incremento en la morbilidad y mortalidad.
Según Pablo Molina, nefrólogo del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia. “La malnutrición de estos pacientes empobrece su pronóstico, asociándose a un aumento de la tasa de infecciones y la duración de la estancia en el hospital, de ahí la importancia de la concienciación y la prestación de la NPID entre la comunidad nefrológica”.
Los expertos reconocen la importancia de contar con protocolos y recomendaciones prácticas adecuadas para utilizar la NPID en la práctica clínica, tal y como recomiendan las guías clínicas actuales. “Apoyamos este trabajo de los principales especialistas en enfermedad renal y creemos que una nutrición clínica óptima para este tipo de pacientes altamente vulnerables es fundamental para el tratamiento de la enfermedad", concluye Pilar García-Lorda, directora médica de Nutrición Clínica de Baxter en Europa.
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