Un simple procedimiento quirúgico parece salvar a los pacientes con arritmia cardíaca de accidentes cerebrovasculares potencialmente letales. Así lo demuestra un amplio estudio internacional dirigido desde la Universidad McMaster, en Canadá, y cuyos resultados se han presentado en la 70ª Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología (ACC.21).
En el estudio se analizaba la hipótesis de si cerrar el apéndice auricular izquierdo, una pequeña bolsa en la pared del músculo cardíaco donde la sangre puede acumularse y formar coágulos, podría ayudar a reducir el riesgo general de accidente cerebrovascular en pacientes con fibrilación auricular.
Descubrieron que ese simple acto quirúrgico podía reducir al menos un tercio el número de ictus isquémicos, o hasta en un 42% a largo plazo, pasados los primeros 30 días tras el procedimiento.
De hecho, la reducción del riesgo de trombos se suma al beneficio conferido por los medicamentos anticoagulantes que generalmente se prescriben a estos pacientes.
"Si tiene fibrilación auricular y se somete a una cirugía cardíaca, el cirujano debería extirparle la orejuela izquierda, porque es una estructura propicia para la formación de coágulos. Nuestro ensayo ha demostrado que eso es seguro y eficaz para prevenir accidentes cerebrovasculares", afirma Richard Whitlock, primer autor del estudio. "Esto tendrá un impacto positivo en decenas de miles de pacientes en todo el mundo".
Whitlock es científico del Instituto de Investigación de Salud de la Población (PHRI), un centro compartido por la Universidad McMaster y por Ciencias de la Salud de Hamilton (HHS); y profesor de Cirugía Cardiovascular en McMaster.
"Los resultados de este estudio cambiarán la práctica de inmediato porque este procedimiento es simple, rápido y seguro para el 15% de los pacientes de cirugía cardíaca que tienen fibrilación auricular. Evitará una gran carga de sufrimiento debido a un accidente cerebrovascular", dice el también cirujano y coautor del estudio Stuart Connolly.
Los resultados del estudio aparecen también publicados The New England Journal of Medicine. Recoge información de 4.811 personas en 27 países que viven con fibrilación auricular y toman anticoagulantes. Todos fueron seguidos durante una media de cuatro años.
Desde la década de 1940 se sospecha que en este apéndice auricular izquierdo se pudieran formar coágulos de sangre en pacientes con fibrilación auricular. Ahora se ha demostrado que es cierto. Comenta Whitlock que la orejuela izquierda es un remanente de cómo se forma el corazón de una persona como embrión y tiene poca función más adelante en la vida.
La fibrilación auricular es común en las personas mayores y responsable de aproximadamente el 25% de los accidentes cerebrovasculares isquémicos que se producen cuando los trombos bloquean las arterias que irrigan partes del cerebro.
La edad promedio de los pacientes del estudio fue de 71 años. "En el pasado, todo lo que teníamos eran medicamentos. Ahora podemos tratar la fibrilación auricular con medicamentos y cirugía para garantizar un resultado mucho mejor". El cierre de la orejuela es “un procedimiento económico seguro, sin efectos adversos a largo plazo, y el impacto es a largo plazo", destaca Whitlock.
Opciones menos invasivas
Si bien el estudio actual probó la ablación de la orejuela durante la cirugía cardíaca que se realiza por otras razones, a juicio de Whitlock, el procedimiento también se puede realizar mediante métodos menos invasivos en pacientes que no se someten a una cirugía cardíaca. Considera importante estudiar ese enfoque en estudios futuros.
El cardiólogo David González Calle, del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, ha valorado para la Sociedad Española de Cardiología el avance. “El beneficio del cierre se encontraba en todas las cirugías, independientemente del tipo que fuera [quedaban excluidas las prótesis mecánicas]. Además el estudio indica que el cierre de la orejuela no aumenta las complicaciones ni las descompensaciones por insuficiencia cardiaca”.
El especialista también destaca que la mayoría de los pacientes, el 80%, estaban anticoagulados tras el cierre de la orejuela apunta que el NNT (número de personas que se necesita tratar) para evitar un ictus desprendido del estudio es de 37 pacientes.
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