Si alguien piensa que, en 15 meses de pandemia, ya lo hemos visto todo, se equivoca. Por primera vez, las comunidades autónomas se enfrentan a una situación delicada, con más de 13 millones de personas en provincias con máximo nivel de riesgo, sin el escudo del estado de alarma y con el reto de convertir a España en un destino turístico seguro. La otra opción es repetir el cataclismo económico y sanitario del verano pasado.
El actual toque de queda decaerá el domingo con una ocupación en UCI (22,85%) similar a la que había cuando se implantó (22,48%), el 25 de octubre. Madrid (42,23%) y Cataluña (33,68%), dos de las regiones más pobladas, superan ampliamente el umbral de alerta máxima (25%) en intensivos, como lo hacían entonces. Pese a la inmensa ayuda de las vacunas, el número de fallecidos diarios oscila entre 50 y 100 en España. El 21 de junio de 2020, al terminar el primer estado de alarma, se registraron 29 muertes en siete días.
"No debería interpretarse que ya no hace falta el control de la pandemia. Lo que sucede es que por motivos políticos, básicamente, no se va a continuar con el estado de alarma y las comunidades autónomas van a tener que volver al mecanismo previo", señala José Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas).
Toda España amanecerá el domingo sin estado de alarma, pero la situación es muy dispar entre territorios. Según el último informe de indicadores de riesgo, publicado el jueves, hay 11 provincias en rojo oscuro, el máximo nivel de alerta. Son las tres que forman el País Vasco, junto a La Rioja, Zaragoza (Aragón), Lleida y Girona (Cataluña), Toledo y Guadalajara (Castilla La Mancha), Madrid y, en Andalucía, Granada. En total, suman una población que supera los 13 millones, incluidos los 6,7 millones de la Comunidad de Madrid.
"El mensaje que no podemos transmitir es que estamos mejor, porque no lo estamos" (Jonay Ojeda)
"En esta cuarta ola ha habido bastante más diferencia, en cuanto a incidencias y contagios, que en la anterior, por ejemplo, que estuvo más sincronizada entre territorios", indica Ojeda, quien recuerda que las medidas restrictivas que del actual estado de alarma "estaban indicadas para los niveles tres y cuatro", es decir, las regiones en rojo o rojo oscuro.
"En esas comunidades autónomas que estén todavía en nivel 3 o nivel 4 no tendremos la misma seguridad jurídica a la hora de aplicar medidas que limiten la movilidad o la reunión de personas", avanza este experto, quien plantea la posibilidad de que algunos gobiernos autonómicos pidan un nuevo estado de alarma limitado a su territorio. «Ya hay algunas comunidades que están en ese rango", avisa.
"Vamos a tener que recurrir, probablemente, a un mayor énfasis en la responsabilidad individual del que nos gustaría. No deberíamos depender tanto de lo que hagamos cada uno", lamenta Ojeda.
"La movilidad es un aspecto que nos preocupa", añade. Dada la gran diferencia entre territorios, la vigilancia y el control de los contagios serán básicos para no acabar igualándonos a peor.
"Es algo que venimos demandando siempre, el famoso rastreo de contactos y el control de casos. Pero ahora cobra especial importancia. Con ese previsible aumento de la movilidad, tenemos que ser especialmente rápidos a la hora de estudiar los contactos e interrumpir las cadenas de transmisión", reclama Ojeda, quien insiste: "El mensaje que no podemos transmitir es que estamos mejor, porque no lo estamos".
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El ejemplo de Baleares
"Se cae el estado de alarma, pero el virus continúa", conviene Joan Caylà, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología y presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona (Fuitb). "La cobertura vacunal va creciendo, lo cual es muy positivo, pero vamos poco a poco», sopesa este experto. «Estamos a un mes y pico de verano. Si la incidencia no baja mucho, tendremos problemas, también desde el punto de vista turístico", advierte.
"Lo está haciendo muy bien Baleares. Ha conseguido que la Justicia avale su planteamiento" (Joan Caylà)
"Lo está haciendo muy bien Baleares. Su incidencia es la segunda menor de España y ha conseguido que la Justicia avale su planteamiento para cuando decaiga el estado de alarma", destaca Caylà, quien refleja que Canarias, otra comunidad para la que el turismo es fundamental, también se encuentra en buena situación.
"Pero, para evitar problemas, lo ideal sería que en todas partes estuviéramos muy bien", propone. "Habría que insistir en no repetir la historia del verano pasado", subraya. "Da la impresión de que las autoridades políticas no lo tienen muy en mente. Nos estamos arriesgando un poco. Que haya que ir al Tribunal Supremo en caso de discordancia...", reflexiona.
"Es un camino que, por rápido que sea, tardará varios días, y no podemos perder tiempo", considera Caylà. "En los brotes epidémicos, lo que se haga en las primeras 24 horas puede ser determinante".
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