La farmacia comunitaria, por su cercanía y por la confianza que genera en el paciente como agente sanitario, se ha convertido en un eslabón esencial para el seguimiento del paciente con asma; un seguimiento que va desde las etapas iniciales y más leves de la enfermedad hasta los estadíos más graves, pasando incluso por detectar casos aún sin diagnosticar. Así se ha puesto de manifiesto en el seminario on line Abordaje del paciente asmático desde la farmacia comunitaria, organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos con el patrocinio de AstraZeneca.
Este foro, moderado por Natividad Calvente, directora de Innovación, Formación y Relaciones Institucionales del Consejo General de COF, ha contado con la participación de tres profesionales de distintos ámbitos asistenciales: Javier Pérez, médico de Familia en el Centro de Salud La Calzada (Gijón) y Miembro del Grupo de Respiratorio en Atención Primaria (GRAP); Javier Domínguez, alergólogo del Hospital La Paz (Madrid) y presidente del Comité de Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), y Javier Plaza, vicepresidente 3º de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac) y miembro del Grupo de Respiratorio y Tabaquismo de esta sociedad científica.
En una introducción al debate, Calvente ha recordado que el asma en una enfermedad con una prevalencia que ronda el 5% y que, en España, padecen alrededor de tres millones de personas. Además, ha puesto el foco en cómo afecta especialmente a la población infantil y en el alto infradiagnóstico que existe.
Pérez, durante su intervención, ha apuntado que el abordaje del asma debe fundamentarse en tres pilares: medidas para evitar el contacto con los agentes que la provocan, terapia farmacológica y educación sanitaria. Sobre el primero de ellos, ha señalado previamente que no se conoce con certeza por qué se desarrolla asma, pero sí que se ha demostrado que hay individuos con una mayor predisposición genética a ello cuando entran en contacto con determinado factores de su entorno (como ácaros, pólenes, elementos químicos...). De ahí que considere primordial evitar o reducir al máximo la exposición a estos agentes que pueden provocar el proceso inflamatorio que producen en el paciente.
Sobre la terapia farmacológica, ha ahondado en cómo las guías clínicas recogen el uso de corticoides inhalados, combinados con broncodilatadores, incluso desde los primeros escalones terapéuticos. Junto a esto, ha apuntado el descenso de la mortalidad por asma que se ha producido en los últimos años. "Actualmente, es de 2 por 100.000", ha apuntado.
En cuanto a la educación sanitaria, Pérez ha incidido en la importancia del cumplimiento terapéutico y en formar al paciente para que sepa identificar los síntomas, por qué se producen y reconozca qué fármacos toma.
Corticoides sistémicos
Domínguez, por su parte, ha abordado el uso de corticoides sistémicos y ha apuntado que, actualmente, el 57% de los pacientes recibe corticoides por tiempos largos. De hecho, ha apuntado que esto no va asociado solo a pacientes graves y que, en líneas generales, alrededor del 10-13% utilizan un tratamiento de corticoides de forma mantenida y que en torno al 21% lo hace durante un tiempo superior a tres meses.
"Todavía existen muchos pacientes con asma que requieren el uso de corticoides sistémicos (en mantenimiento y/o en ciclos). [...] Hay nuevas evidencias clínicas que pueden influenciar cómo tratamos y trataremos el asma en el futuro próximo, siendo un objetivo del tratamiento la evitación del uso de corticoides sistémicos", ha defendido Domínguez.
En lo que respecta al abordaje desde la oficina de farmacia, ha afirmado que los farmacéuticos tienen "una empatía con el paciente" que les permite ir más allá , conocer con detalle que fármacos está tomando para tratar el asma y ofrecerle consejo que permita tanto optimizar la adherencia terapéutica como detectar situaciones que requieran ser puestas en conocimiento del médico.
"Los profesionales que atendemos en cualquier momento a pacientes con asma tenemos una responsabilidad para detectar a aquellos que pueden hacer un uso de corticoides sistémicos en dosis con riesgo de desarrollar efectos adversos", ha concluido.
Falta de adherencia
El último en intervenir ha sido Plaza, quien ha puesto sobre la mesa datos entre lo que destaca el elevado porcentaje de casos de pacientes asmáticos no diagnosticados (que se estima que ronda el 50%) y la cifra de pacientes que muestran problemas de adherencia (que se mueve en torno al 70%). Con estos números, ha defendido el importante papel que juega la farmacia comunitaria tanto en la detección de casos a partir de pacientes que acuden a la farmacia con síntomas menores como en la mejora del cumplimiento terapéutico.
Un elemento clave para un buen cumplimiento es el uso adecuado de los dispositivos de inhalación; algo en lo que, a su juicio, se deben tener en cuenta diversos factores para optimizar el seguimiento que se realiza desde la farmacia: uso de especialidades farmacéuticas complejas, comorbilidades de los pacientes, estadío o gravedad de la enfermedad, uso de diferentes dispositivos a la vez, falta de instrucciones previas sobre la técnica inhalatoria, edad del paciente y mala interpretación de las instrucciones recibidas.
Junto a esto, ha puesto de relieve las consecuencias que pueden tener determinados errores críticos en la técnica de inhalación, ya que pueden derivar en mayor riesgo de hospitalización, más visitas a urgencias, más uso de corticoides orales y aumento del uso de antibióticos orales.
"El farmacéutico comunitario, a través de servicios profesionales asistenciales como la dispensación, la indicación y el seguimiento, puede realizar una gran labor garantizando que no haya problemas relacionados con la medicación (PRM), así como la efectividad y seguridad del tratamiento del asma", ha subrayado.
Para finalizar, Plaza ha querido destacar la importancia del abordaje multidisciplinar en el manejo clínico el asma y ha puesto como ejemplo el proyecto Alianza contra el asma, que aúna la labor colaborativa entre los médicos de familia y de los farmacéuticos comunitarios. El objetivo de este abordaje multidisciplinar el es triple: conseguir un mejor control del paciente, reducir la mortalidad y mejorar los resultados en salud.
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