En ‘La eneida’, virgilio dejó escrito: audentes fortuna Iuvat (la fortuna favorece a los valientes). Esta afortunada frase ha pervivido hasta nuestros días y resuena como un eco cada vez que alcanzamos el fruto de nuestros esfuerzos en cualquier tarea que emprendemos.
En la compañía que tengo el honor de dirigir, Gilead Sciences, esta audacia está recogida en la definición de nuestra Misión que no es otra que luchar contra las enfermedades que amenazan la vida aportando soluciones donde antes no las había.
Anticipamos que parte del futuro en la lucha contra el cáncer pasaría por las terapias avanzadas
Y, como dice el título de aquella obra, Obras son amores…, ahí están nuestras obras en sida/VIH, contribuyendo a que lo que era una enfermedad mortal se convierta en una enfermedad crónica que permite una razonable calidad de vida. O en hepatitis C consiguiendo la curación de esta enfermedad y facilitando así su más que probable y muy próxima eliminación en nuestro país.
También encuentra justificación nuestra misión en los avances que estamos consiguiendo en la lucha contra el cáncer y, especialmente, en el impacto que están teniendo nuestras terapias avanzadas en la vida de miles de pacientes, que hasta hoy no tenían esperanza.
Conseguir transformar las células de una persona para que éstas sean capaces de luchar contra los tumores sanguíneos de su propio cuerpo, hace muy poco tiempo parecía un asunto más propio de la ciencia ficción y, sin embargo, hoy hemos conseguido que sea una realidad. No sólo esto, sino que con nuestra investigación y trabajo estamos abriendo nuevos caminos basados en la misma tecnología, que nos permiten pensar que es posible luchar contra los tumores sólidos y otro tipo de enfermedades que hoy apenas tienen alternativas de tratamiento.
Pero ser pioneros no sólo es cuestión de valentía, hacen falta también muchas dosis de experiencia y capacidad. En Gilead anticipamos, hace tiempo, que buena parte del futuro en la lucha contra el cáncer pasaría por las terapias avanzadas. Prueba de ello es que trazamos un ambicioso programa de I+D que nos ha convertido en líderes en terapia celular.
Nuestra misión es luchar contra enfermedades que amenazan la vida aportando soluciones
Las CAR-T son la primera realidad en el campo de las terapias avanzadas, y no habrían sido posibles sin la audacia necesaria para creer y apostar por ellas. El esfuerzo en I+D para conseguir esta tecnología, las exigencias regulatorias para su aprobación y lo novedoso de su administración y gestión convertían la tarea de hacer realidad las primeras CAR-T en una empresa muy difícil. Por eso nos sentimos afortunados de poder decir que Gilead es la única compañía que puede hablar ya de datos de supervivencia tras tres años de tratamiento en pacientes con linfoma. Además, pronto seremos la primera empresa en poner a disposición de los pacientes dos CAR-T con indicaciones diferentes.
Volviendo a Virgilio. En otro momento dejó dicho: “Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo haya estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido”. En Gilead lo sabemos y nos sentimos orgullosos de aportar a la sociedad en la que vivimos una novedad terapéutica como es la terapia celular. Pero nos sentimos aún más dichosos al comprobar cómo pacientes que no tenían alternativas y apenas una esperanza de vida de seis meses, ahora tienen una alternativa eficaz con potencial de curación.
Sin duda, esta es nuestra mayor fortuna.
*María Río es vicepresidenta y directora general de Gilead Sciences
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