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miércoles, 11 de octubre de 2023

Al pene, pene, y a la vulva, vulva

Fernando Navarro
Fernando Navarro
Mié, 11/10/2023 - 09:45
El poder del lenguaje
Abundan los eufemismos para nombrar las partes íntimas.
Abundan los eufemismos para nombrar las partes íntimas.

Sé de muchos educadores infantiles partidarios de enseñar a los niños, desde la más tierna edad, los nombres correctos de las distintas partes del cuerpo humano, incluidos los genitales externos. Del mismo modo que a un niño pequeño le enseñamos ‘cabeza’, ‘hombro’, ‘rodilla’ y ‘pie’, ‘ojo’, ‘boca’, ‘ombligo’ y ‘uña’, deberíamos enseñarle también ‘pene’ y ‘vulva’, en lugar de ‘colita’, ‘pajarito’ o ‘pilila’, en lugar de ‘choneta’, ‘hucha’ o ‘rajita’ u otros eufemismos infantiles al uso

Entre las principales ventajas de enseñar a los niños el vocabulario real para nombrar sus partes íntimas, suele apuntarse de manera reiterada un argumento de peso: si, por desgracia, un menor fuera víctima de abuso sexual, cualquier adulto que le oiga mencionarlo podría entenderlo a la primera y sin peligrosas ambigüedades.

Recientemente ha salido a la palestra otro argumento de peso y en parte relacionado. En el año 2022, la asociación estadounidense Child Lures Prevention presentó en sociedad un perfil del pederasta, fruto de treinta años de recopilación y análisis de datos sobre los métodos que siguen los pederastas y otros agresores sexuales para escoger y atraer a sus víctimas. Sus datos confirman una vez más algo ya sabido: la corta edad de los menores que sufren abusos sexuales. En un 20 % de los casos de abuso sexual en menores de edad, la víctima tenía menos de 5 años; en otro 50 % más de los casos, entre 5 y 12 años.

Más interesante me resultó comprobar que uno de los principales factores disuasorios para que un depredador sexual infantil escoja a un menor concreto como víctima es el uso de vocabulario anatómico. Un niño o niña que use con propiedad palabras como nalgas, ano, pecho, mamas, vulva, vagina, pene, testículos o escroto resulta intimidatorio en grado sumo para un pederasta. Y viceversa: el uso de eufemismos infantiles y el desconocimiento de su propia anatomía sexual son percibidos por los pederastas como un aliciente o un acicate para escoger a un menor como próxima víctima de abuso sexual.

Off Fernando A. Navarro Off

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