Dos pacientes con el virus del sida (VIH) que han recibido un trasplante de médula ósea acercan más la cura para esta infección. Uno de ellos está curado tras casi dos años y medio sin tomar el tratamiento antirretroviral. El otro, también en ausencia de medicación, lleva 14 meses sin el virus, por lo que se considera en remisión a largo plazo.
Los detalles de ambos casos se publican hoy en The Lancet VIH, coincidiendo con su presentación en la Conferencia de Retrovirus e Infecciones Oportunistas, la reunión que los especialistas en VIH de todo el mundo conocen por sus siglas inglesas: CROI.
Este año, el CROI debía celebrarse en Boston, pero debido a la alerta internacional del coronavirus se está desarrollando de forma virtual. Los investigadores comunican sus hallazgos en directo mediante streaming o bien se graban y se emiten en diferido.
De esta última manera es como han comunicado los hallazgos sobre ambos pacientes el grupo de Javier Martínez-Picado, investigador ICREA en IrsiCaixa y uno de los autores del estudio. Martínez-Picado coordina IciStem, un consorcio internacional que desde 2014 ha incluido a 40 pacientes con VIH que por otras razones médicas tenían que recibir un trasplante de células madre.
La idea de recurrir al trasplante celular procede del paciente de Berlín, Timothy Brown, que estaba infectado por el VIH y sufrió una leucemia. Para tratarla, sus médicos recurrieron a un trasplante de médula ósea de donante. Las células que le insertaron tenían la mutación Delta 32 en el receptor de entrada del virus a las células (CCR5). Eso impide la entrada del virus en las células diana del VIH, los linfocitos T CD4. El paciente de Berlín lleva ya 13 años curado, sin rastro del VIH.
Investigadores como Martínez-Picado se preguntaron si esto podría reproducirse en otros pacientes con VIH, tratados con trasplante de médula ósea. La cohorte de IciStem, bajo la coordinación de IrsiCaixa y del Centro Médico Universitario de Utrecht, trata de contestar a esta pregunta.
Así, han conseguido curar a otra persona del VIH. Se trata del paciente de Londres que 29 meses después de someterse a un trasplante de células madre sigue sin replicación del virus en su organismo.
Un paso más
Los primeros datos de este caso, que se publicaron ahora hace un año en Nature, se presentaron no como una curación, sino como una remisión, por prudencia y “para no generar falsas expectativas”, dice Martínez-Picado. Ahora, con 29 meses de remisión, van un paso más allá.
“Tras 2 años y medio, sin rastro de reaparición del virus y con buen estado de salud, podemos hablar ya de un nuevo caso de curación, que se sumaría al del paciente de Berlín, que se trasplantó en 2007”, comenta el científico. Su grupo es también el que recientemente describió el caso de tres personas consideradas controladores de élite excepcionales, pues contrajeron la infección hace 30 años y permanecían sin el virus en ausencia de tratamiento. Salvo que en esos casos la curación es espontánea, no había intervención médica.
En cambio, el caso del paciente de Londres es el de un hombre portador del VIH a quien se le detectó un linfoma de Hodgkin por el que en 2016 se sometió a un trasplante de células madre con la mutación CCR5 Delta 32. Al cabo de 16 meses, los médicos interrumpieron el tratamiento antirretroviral y, en marzo del 2019, la revista Nature publicó un artículo en el que se demostraba que llevaba 18 meses con el virus indetectable en su sangre, lo que le convertía en el segundo caso de “remisión a largo plazo”.
IciStem#36, la clave de este paciente en el estudio, ha abandonado su anonimato al igual que en su momento lo hizo Timothy Brown, el paciente de Berlín. Adam Castillejo, de origen venezolano y residente en Londres, confía en que el relato de su experiencia inspire a otros pacientes.
Sin rastro en el intestino
Hay dos hechos novedosos sobre el paciente de Londres que los investigadores aportan en el estudio: por un lado, el VIH no solo ha desaparecido en la sangre, también lo ha hecho en el intestino –una zona que suele albergar gran parte del sistema inmunitario- y tampoco se encuentra en el líquido cefalorraquídeo, que baña al cerebro.
Donde sí hallan alguna “huella” del genoma del VIH es en los ganglios linfáticos, pero es un material genético sin capacidad infecciosa.
Y otra prueba de curación que puede medirse es determinar si el sistema inmunitario de este paciente está luchando contra el virus: a día de hoy vemos un declive de anticuerpos específicos contra el VIH, que están en un nivel muy bajo, y tampoco vemos células citotóxicas –encargadas de destruir cualquier célula que se infecte- dirigidas contra el VIH. En cambio, sí observamos que se dirigen a células infectadas por el virus del Epstein-Barr o del citomegalovirus.
El paciente de Düsseldorf
Junto a esta curación, el consorcio de IciStem presenta otro caso, el paciente de Düsseldorf (IciStem#19), de remisión a largo plazo del VIH sin tratamiento antirretroviral. Es un hombre de 50 años con VIH que en febrero de 2013 recibió un trasplante de células madre para tratar una leucemia mieloide aguda. Las células del donante también tenían la mutación Delta32en el CCR5. En noviembre de 2018, los médicos interrumpieron la medicación antirretroviral y, 14 meses después, sigue sin rebote viral. “Su situación es equiparable a la del paciente de Londres hace un año, y confiamos en que dentro de otro, podamos hablar de la tercera curación del VIH en el mundo”, continúa Martínez-Picado,
Similitudes y diferencias entre los tres casos
Los tres pacientes curados o en remisión son varones, recibieron un trasplante celular de un donante con la mutación Delta32 en CCR5 y todos experimentaron una enfermedad de injerto contra huésped (una reacción al trasplante que superaron). “Esto último nos indica que su sistema inmune está luchando para destruir las células infectadas en su organismo. Es un dato positivo”, explica Martínez-Picado.
Entre las diferencias, los pacientes de Berlín y Düsseldorf sufrieron leucemias, mientras que el de Londres tuvo un linfoma, “un dato relevante, porque en un primer momento pensamos que esta estrategia solo serviría con las leucemias agudas. Ahora vemos que no es así”. Otra diferencia importante es que mientras que al paciente de Berlín, se le administró un tratamiento previo a la quimioterapia muy agresivo y además se le aplicó radioterapia al cuerpo entero y recibió dos trasplantes de células seguidos, en los otros dos pacientes la quimioterapia previa al trasplante fue más suave. La medicación se interrumpió más tarde en estos pacientes que en el de Berlín.
El objetivo de este estudio no es curar el VIH mediante un trasplante celular, un tratamiento de alto riesgo que no tiene sentido aplicarse en personas sin una enfermedad de la sangre grave. Martínez-Picado recuerda que con estas investigaciones se averigua “qué lugares del cuerpo debemos analizar, para saber si quedan virus activos, cuándo debemos intervenir y qué resultados debemos esperar”. Todo ello con la vista puesta a eliminar el VIH del organismo, incluidos los reservorios o las zonas donde se este virus se esconde para poder reaparecer en ausencia de tratamiento.
Además, el trabajo plantea otra posibilidad curativa: utilizar terapia génica para modificar el receptor CCR5 de los linfocitos de pacientes. Algo que ya se está estudiando en primates no humanos. “Estas líneas de trabajo mantienen la ilusión por lograr una cura para el VIH. Estoy seguro de que lo lograremos sumando diversas estrategias de tratamiento”.
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